El hidrógeno verde se obtiene a partir del agua mediante energías renovables, como la eólica, la solar o la hidroeléctrica

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Los países del golfo Pérsico apuestan por el hidrógeno verde, “el combustible del futuro”

Luego de décadas de sacar provecho de los hidrocarburos, las monarquías de la región buscan diversificar sus economías y liderar el futuro mercado energético global
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19 de agosto de 2023 a las 05:03

Mientras el sultán Al Jaber, presidente de la COP28 de Naciones Unidas (ONU) que se celebrará entre noviembre y diciembre en Dubái y titular del consorcio petrolero de Emiratos Árabes Unidos, alienta la captura de carbono como una forma de combatir el calentamiento global, las monarquías del Golfo Pérsico fijan su atención en el hidrógeno verde, al que se suele calificar como “el combustible del futuro”.

Luego de décadas de sacar provecho de las energías fósiles, pero dispuestos a continuar con la extracción de hidrocarburos, por lejos la columna principal de sus economías, las monarquías de la región apuestan con cuantiosas inversiones al hidrógeno verde para diversificar sus matrices productivas y traducir en hechos la voluntad expresada, pero hasta ahora no concretada, de luchar contra el cambio climático.

Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Omán invirtieron masivamente en este carburante que contamina poco y tienes numerosos usos potenciales, haciéndolo un recurso lucrativo y respetuoso para el planeta. “Ante la disminución de los ingresos petroleros en los últimos años, los Estados del Golfo quieren tomar el liderazgo en el mercado mundial del hidrógeno”, dice Karim Elgendy, investigador del centro de reflexión británico Chatham House.

“Abandonar las energías fósiles es inevitable y esencial”, reconoció el responsable de la COP28. “Pero no tengo una varita mágica para determinar el ritmo de abandono”, afirmó Al Jaber en su doble rol de dirigir las negociaciones climáticas y presidir el principal consorcio de producción de gas y petróleo de Emiratos Árabes Unidos, doble responsabilidad que es criticada por las organizaciones ecologistas.

“Consideran el hidrógeno verde como esencial para mantenerse como grandes potencias energéticas y conservar su influencia cuando la demanda de combustibles fósiles disminuya”, observa Elgendy. Una apuesta que, según los especialistas, tardará a madurar. El hidrógeno verde, producido a partir de electricidad renovable, no es todavía comercialmente viable, representa el 1% de la producción total de hidrógeno y su desarrollo puede tomar varios años.

“Llevo en este negocio 24 años. No quiero proponer fechas que carecen de base ni están justificadas”, aseguró durante una entrevista en Viena, Austria, Al Jaber, quien además es fundador de la empresa de energía renovable de su país, Masdar. Su lectura apunta a la imposibilidad de eliminar el sistema energético actual antes de construir otro con cero emisiones de dióxido de carbono.

“El ritmo de desarrollo y crecimiento del nuevo sistema energético no está a la par con las necesidades de los países en vías de desarrollo. Tenemos que ser cuidadosos, no debemos crear una crisis energética”, añadió el sultán, quien además también ocupa el cargo de Ministro de Industria de Emiratos Árabes Unidos.

El hidrógeno verde se obtiene a partir del agua mediante energías renovables, como la eólica, la solar o la hidroeléctrica, y si la combustión de energías fósiles emite gases de efecto invernadero, el hidrógeno no libera más que vapor de agua. Según los especialistas, con el tiempo debería usarse en sectores muy contaminantes, como el transporte terrestre, la navegación y la siderurgia.

En lo inmediato, Arabia Saudita, el primer exportador de petróleo crudo del mundo, está construyendo la mayor fábrica de hidrógeno verde del planeta en Neom, la ciudad futurista que la monarquía está levantando a orillas del mar Rojo. La planta, valorada en unos US$ 8.400 millones, combinará las energías solar y eólica para producir hasta 600 toneladas de hidrógeno verde hasta finales de 2026, según las autoridades.

“El hidrógeno será un carburante esencial para la transición energética”, asegura Hanan Balalaa, directivo en el gigante petrolero emiratí ADNOC. “Emiratos está bien colocado para sacarle provecho”, agrega. Sin embargo, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), es Omán el estado del Golfo que apunta más alto.

El sultanato, que se encamina a terminar esta década como el sexto exportador mundial y primero de Oriente Medio de hidrocarburo, quiere producir al menos un millón de toneladas anuales de hidrógeno verde antes de 2030 y hasta 8,5 millones de toneladas anuales para 2050, “lo que sería superior a la demanda total de hidrógeno en Europa hoy en día”, según la AIE.

Según los pronósticos de la consultora global de auditorías Deloitte, los países de Medio Oriente, con los del Golfo a la cabeza, dominarán el mercado del hidrógeno verde en el corto plazo. Aunque la firma prevé que para 2050 el norte de África y Australia tengan el mayor potencial, los países del Golfo seguirán “líderes en exportación”, estiman sus especialistas.

Pero la apuesta por el hidrógeno verde no implica que Arabia Saudita o Emiratos Árabes Unidos reduzcan la ambición de sus industrias de hidrocarburos. Según los expertos, serán necesarios todavía varios años antes de que los países del Golfo puedan producir hidrógeno verde de forma rentable.

“Los países del Golfo intentarán maximizar las ventas de hidrocarburos durante el mayor tiempo posible”, señala Aisha al Sarihi, experta del Instituto de Oriente Medio de la Universidad de Singapur. “Harán falta años de pruebas y errores para que el hidrógeno verde se convierta en un producto comercial”, explica al Sarihi.

El tema es complejo. Las dos últimas ediciones de la COP terminaron con pugnas diplomáticas entre quienes quieren que se adopte oficialmente la salida de los combustibles fósiles y los países productores de petróleo. En este contexto, Al Jaber, representando la postura de las naciones productoras, alienta los sistemas de captura de carbono como una forma de mitigar el efecto invernadero mientras continúa el uso de energías fósiles.

Mientras tanto, Arabia Saudita sigue adelante con su plan Visión 2030, la ciudad ideada como un ecosistema futurista que pretende convertirse en un referente turístico y logístico mundial, apostando por la tecnología, la innovación y la sostenibilidad. Una extensión de 460 kilómetros cuadrados con un costo de US$ 500.000 millones en el que se destacan la ciudad inteligente y la ciudad industrial, en donde funcionará la planta de hidrógeno verde.

(Con información de AFP)

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