Los pequeños grupos que buscan su lugar en el Frente Amplio y ya se preparan para junio

La anécdota viene a cuento en estos primeros días del 2019 en el que un puñado de grupos nuevos buscan ganarse su propio lugar en el oficialismo y se lanzarán a competir en las elecciones internas de junio con estructuras pequeñas, algunas más incipientes y otras un tanto más consolidadas.

Desprendimiento de Casa Grande

Las internas de junio tendrán, entre otros, el resurgimiento de Magnolia, un sector formado en 2008 y que había sido absorbido por Casa Grande en 2015, cuando la agrupación liderada por Constanza Moreira resolvió dejar de funcionar como un paraguas que reunía a otros grupos más pequeños para pasar a operar bajo una única estructura.

Magnolia –que tiene entre sus referentes al prosecretario de la Intendencia de Montevideo Christian di Candia y a Federico Preve, tercer suplente de Moreira en el Senado y director de la Unidad de Negociación del Sindicato Médico (SMU)– resolvió participar de las internas de 2019 con una lista propia, según confirmó Di Candia a El Observador. “Hicimos un análisis del año político, la situación del Frente Amplio y del país, y decidimos plantearle a Constanza y a Casa Grande la necesidad de volver a presentarnos en junio como Magnolia, poniendo de algún modo los mismos postulados que habíamos trabajado desde 2008”, explicó.

Según Di Candia, en 2015 Magnolia había votado en contra de fusionarse bajo un único sector pero igual había terminado por aceptar la resolución que tomó la mayoría de Casa Grande. Otros sectores, como el PVP y el Ir, siguieron su propio camino. Ese cambio implicó que muchos militantes de la agrupación abandonaran temporalmente la actividad política. “En el caso de Montevideo fue la situación más compleja. Prácticamente el 80% de los militantes en 2015 prefirieron quedarse fuera de Casa Grande y nos mantuvimos muy pocos”, señaló.

El dirigente argumentó que uno de los matices “más grandes” con el sector de Moreira radicaba en “el criterio de participación”, ya que los que provenían de Magnolia apostaban “a un espacio político con una mayor diversidad de formatos”.

“¿Qué le pasó a mucha gente? Decía: ‘yo militaba en Magnolia porque íbamos a repartir flores para hablar del medio ambiente, o íbamos a hablar de la socialización de la propiedad privada remontando cometas’. Eso no tiene que ver con lo ideológico, tiene más que ver con los formatos y las prácticas. Pero en realidad las formas de participación son importantes. Si uno no tiene participación de la sociedad, la construcción colectiva empieza a desaparecer", agregó el dirigente.

Lo primero que hizo el sector fue definir ocho "ejes transversales" con "un fuerte foco en la autocrítica", dijo Di Candia. "Queremos aportar no solo pensamiento crítico sino irreverencia ante el statu quo", agregó. Además de Di Candia y Preve, Magnolia incorporó recientemente a Daniel Leite (coordinador de la Secretaría de Deporte de la IMM), a Karina Kokar (integrante de Plataforma Animalista) y a Jorge Casales (presidente de la Mesa Ejecutiva de la AUF). 

La atomización

La discusión sobre la “atomización” y proliferación de nuevos grupos no es nueva en la política, y mucho menos en el Frente Amplio, pero sí es algo que en los últimos años ha venido acaparando creciente atención en el oficialismo. En 2016, en el marco de su campaña que lo llevaría a la presidencia de la coalición, Javier Miranda advirtió que no se podía sostener una interna con más de 30 sectores. “No hay duda de que dentro del Frente Amplio hay distintas visiones, pero no hay 31 eh... Entonces ahí hay algo que no funciona. Bienvenida la diversidad, pero no podemos tener 31 grupos políticos”, señaló en entrevista con Montevideo Portal, y dijo creer que la “balcanización” respondía en parte a “personalismos”.

Algo similar había advertido tiempo atrás Enrique Rubio, de la Vertiente Artiguista, preocupado por la “enorme atomización” que a su juicio dificultaba la “gobernabilidad” y provocaba un “debilitamiento” en la izquierda.

Di Candia, sin embargo, defendió la proliferación de espacios más pequeños de “participación política” y señaló que a la larga puede ser beneficiosa para el Frente Amplio. “Yo estoy de acuerdo en que ideológicamente no hay más de tres o cuatro izquierdas, pero lo que acá está en juego es la forma de participación. Nosotros apostamos a que la gente participe de algún modo, así sea en formatos que uno a priori pueda decir que ideológicamente no tiene muchas diferencias con lo que ya existe”, afirmó.

“Si uno tiene posibilidad de que la gente participe, ¿sirve la discusión esa de que el Frente está atomizado, de que somos más de 30 grupos? Capaz tenemos que ser 50 grupos. Si esa gente participa y milita generando acciones colectivas de a cinco, de a veinte o de a cien, a mí ya me sirve, al FA le sirve y a la sociedad le sirve”, agregó.

Participar y otros verbos

Di Candia acentúa la palabra “participación” para justificar la revitalización del sector creado hace una década. Cristina Lustemberg, exsubsecretaria de Salud y actualmente diputada, también resalta ese concepto, tanto que lo incluyó en el nombre del sector que creó en 2018. Participar, Articular, Redoblar (PAR) ya está oficializado tanto a nivel del Frente Amplio como en la Corte Electoral y se prepara para afrontar su primera instancia electoral el próximo junio.

“Es una decisión que pensamos mucho”, dice del otro lado del teléfono, y agrega estar convencida de que “hay espacio dentro del FA para reorganizar, siendo respetuosos de los sectores con una historia consolidada”.

“En este contexto nos sentíamos representados por ningún grupo y fuimos conversando si había margen para crear un nuevo sector. Sabemos que es un riesgo y que en el FA hay muchas otras opciones, pero apostamos a mostrar un perfil de credibilidad, de escucha y de participación desde el llano”, destaca la diputada.

Lustemberg entiende que “quizá el Frente requiera en algún momento un reordenamiento” y que los grupos más pequeños pueden ejercer la importante tarea de “balancear los sectores de poder”.

Al igual que Di Candia, la actual diputada –que en las últimas elecciones integró la lista 711– manifestó que las elecciones internas serán una forma de “validar” y “legitimar” ese diagnóstico. Mientras que Lustemberg resaltó que la estrategia implica un "riesgo", el prosecretario general de la IMM manifestó que la decisión "no mide costos políticos ni responde a un cálculo electoral" porque eso "sería quedarse en la comodidad".

El joven dirigente, que encabezará la lista de Magnolia, dijo que tras las elecciones internas definirán de qué forma se presentarán rumbo a octubre. "Nosotros vamos en junio y después vemos. La realidad –las urnas– indicará si la agrupación tiene fuerza propia como para presentarse en octubre sola y si no veremos con quién o quiénes logramos encuentros programáticos para presentarnos".

"Obviamente tiene riesgos. Si uno hace un cálculo político racional básico, dice ¿qué necesidad? Vas ahí bastante bien dentro de Casa Grande, con el apoyo a Daniel Martínez..."

Rumbo de Izquierda, liderado por el senador Marcos Otheguy, es otro grupo que tendrá en junio su primer encuentro con las urnas a nivel nacional. Conformado en su mayoría por exdirigentes de la 711, el sector que apoya la candidatura de Carolina Cosse cuenta con una banca en el Senado y otra en la Cámara Baja, y eso le ha permitido jugar un rol activo en las decisiones del oficialismo. Al igual que Di Candia y Lustemberg, Otheguy también entiende que el FA va camino a una "recomposición". "Es claro que la fragmentación no responde a distintas valoraciones ideológicas. Por eso después habrá que tratar de consolidar espacios políticos", dijo el senador a El Observador. 

Según Otheguy, el Frente Amplio "está viviendo un proceso de reconfiguración que va de la mano de renovación generacional pero también de pensamiento político", y ese proceso "se va a dar con mucha más fuerza a partir de culminado el periodo electoral". De cualquier forma, remarcó que hablar de la atomización como un fenómeno nuevo "carece de rigurosidad histórica", y que "alcanza con analizar la izquierda de la década de 1960, cuando había una proliferación de grupos y corrientes".

"La fragmentación sería un problema si se diera a nivel del sistema político nacional, es decir, si empezara a haber un debilitamiento de los grandes partidos como receptores de la actividad política. Mientras eso suceda dentro de los partidos, relativiza lo negativo", concluyó.