Inés Guimaraens

Lula invitó a Lacalle Pou a un "retiro de presidentes" sudamericanos: ¿de qué hablarán?

La invitación es para fines de mayo en Brasilia y llegó al gobierno luego de que el presidente brasileño anunciara el reingreso a la Unasur

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27 de abril de 2023 a las 09:24

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Luego de una década dorada que coincidió con la ola de gobiernos progresistas en el continente, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) había pasado a ser el último vestigio de la integración política en América del Sur. Desde 2018 en adelante, cuando ocho de los doce miembros de la organización empezaron a denunciar el tratado constitutivo, el sueño chavista-kirchnerista-lulista se hizo añicos para pasar a ser una unión de cuatro naciones (Bolivia, Guyana, Suriname y Venezuela) sin, ni siquiera, una sede para reunirse. 

Pero como cualquier historia latinoamericana, la de la Unasur es una condenada a repetirse. Y el nombre de la organización volvió a aparecer por el barrio luego de que Alberto Fernández en Argentina y Luíz Inacio Lula da Silva en Brasil manifestaran su decisión de volver. La Unasur aún no es la unión de naciones suramericanas, pero ya sumó a otros dos integrantes para su membresía. Otros dos que no son cualquiera en el continente. 

Pero incluso eso podría cambiar si a Lula, quien durante sus primeros 100 días se reunió con los tomadores de decisiones de los principales centros de poder a impulso de su asesor Celso Amorim, le sale bien la jugada.

Como primer paso decidió invitar a un "retiro de presidentes" sudamericanos en Brasilia para fines de mayo con el objetivo de "reflexionar" sobre los procesos y organismo de integración en el continente. Es decir, Lula pretende postular el relanzamiento de la Unasur o construir un ámbito similar bajo otro nombre. 

Fuentes al tanto de la invitación dijeron a El Observador que la iniciativa partió de Presidencia de Brasil y que contempla un encuentro exclusivo para presidentes. Solo y nada más que para presidentes. La forma de ejecutar esta invitación contrasta con la formalidad que suele respetar una diplomacia tan estructurada como la brasileña. Sin embargo, en este caso, Itamaraty no intervino en el asunto

En el caso del gobierno uruguayo, la invitación llegó a través de una nota verbal hace dos semanas aproximadamente y aún no hubo respuesta confirmando la participación del presidente Luis Lacalle Pou. 

Con la llegada de Lula al poder, Brasil hace un intento por retomar el protagonismo internacional con una agenda desafiante para los intereses estadounidenses, y que incluyó cuestiones polémicas como guiños a Rusia o permitir que buques iraníes hagan maniobras frente a las costas de Río de Janeiro, luego que se le fuera negada el ingreso a Argentina y Uruguay. 

El difícil retorno de la Unasur

Más allá de cuál fuera el planteo concreto de Lula, se hace difícil pensar en una vuelta de toda la membresía a una organización que funcionó en base a un motor político-ideológico y que en sus últimos años tuvo problemas en cuestiones tan elementales como lograr consenso para designar a un secretario general.
 
Hay varios países que, tal como quedaron las cosas, no están dispuestos a volver a lo mismo o, incluso, a una organización que lleve el mismo nombre.
 
Paraguay acaba de culminar con su proceso legislativo que pone punto final a la denuncia del tratado. En conversaciones informales, la diplomacia paraguaya transmitió a la uruguaya que no veía viable un reingreso a la organización que acaban de dejar. Ecuador y Perú, sumido en una severa crisis institucional, tampoco estarían en sintonía con el movimiento que hicieron Brasil y Argentina.
 
Los casos de Colombia y Chile son inciertos para la cancillería uruguaya, que hasta el momento sigue manteniendo los mismos lineamientos políticos que provocaron la denuncia del tratado cuando asumió el nuevo gobierno en 2020.
 
En aquel momento, y durante buena parte la campaña electoral, el presidente argumentó que creía que había una "superposición" de organizaciones en la región y sostenía que no creía en el sentido de pertenecer (y aportar cuantiosas sumas de dinero) en aquellos foros que se terminaba transformando en un club de amigos con afinidad política o ideológica. 
 
Estos argumentos, más las inequívocas evidencias que mostraban a una organización sin signos vitales, fueron los que la diplomacia de Lacalle Pou usó para irse de la Unasur.
 
Pero la Unasur no tenía su acta de defunción y Lula ahora pretende revivirla. Para ello necesitará terapia intensiva y la primera sesión, al parecer, será en Brasilia a fines de mayo con un retiro de presidentes.
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