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Matar a un jabalí: por qué el accionar de Cavani despertó cuestionamientos

Cómo controlar plagas, ser vanguardia en bienestar animal y presentarnos al mundo a través de nuestra relación con los animales
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02 de junio de 2018 a las 05:00
En una semana en la que una vez más hemos sido sacudidos por el asesinato de una trabajadora y madre, para robarle tres pesos locos, en un mes que es récord de asesinatos, escribir sobre la caza de un jabalí por parte de un jugador de fútbol puede parecer banal o naif. Puede parecer obsceno. Al fin y al cabo, como dijeron los periodistas Ignacio Álvarez y Gerardo Sotelo, la caza del jabalí está autorizada, la especie es plaga, todo lo que no está explícitamente prohibido está permitido, el presidente pesca, Cavani caza, nada que objetar, punto y aparte.

El jabalí de pique es un tema serio e importante. Una población que no tiene depredador crece sin límites y eso genera un daño ecológico y económico muy importante.

Cuando los ingleses colonizaron Australia, llevaron con ellos conejos, porque era lo que estaban acostumbrados a ver en su campiña y sus jardines. El problema de una tan bien intencionada acción es que los conejos se reprodujeron como tales, se dispersaron por todas partes y causaron daño irreparable al tapiz vegetal australiano. Hoy los australianos todavía luchan a duras penas para frenar la desertificación de la isla.

Introducir una especie foránea en un ecosistema suele tener dos consecuencias posibles. Puede que la especie foránea no sobreviva, perezca por no estar adaptada a las circunstancias del nuevo hábitat. O puede ser que resulte tremendamente exitosa y se multiplique desmesuradamente causando graves problemas a las especies nativas.

En Uruguay hay muchísimas especies que por ser introducidas y escapar a los controles que el ecosistema nativo tiene, generan graves problemas.

No hace mucho tiempo se divulgó la noticia de que el ejército uruguayo había sido despachado a Cerro Largo para dar batalla a las ranas toro, una gran rana carnívora que es otro insaciable pacman. Alguien intentó criarlas para producir carne, fugaron de su cautiverio y son hoy una plaga. En una batalla entre el ejército uruguayo y las ranas toro, podemos apostar tranquilamente a la victoria del batracio. No por inoperancia del ejército, sino porque de nada sirven los fusiles sino se tiene información científica. Por muchas que se maten, bastará con que unas pocas sobrevivan para que poco tiempo después se multipliquen explosivamente una vez más. Y no hay ejército que pueda descubrir y eliminar hasta la última de las ranas invasoras. Erradicar saldría por otra parte carísimo y ya sabemos que en términos de déficit fiscal el horno no está para bollos.

Los cerdos llegaron a América en el segundo viaje de Colón y por razones menos estéticas que los conejos de Oceanía. Eran alimento para la tropa. Pero rebeldes, algunos escapaban a los montes y se convertían en salvajes jabalíes. Cuando escapan del cautiverio evolucionan rápido de un ser sedentario y rechoncho para adaptarse a la vida libre y exigente del monte, donde hay que conseguir la comida con esfuerzo, tan distinta a la sedentaria del chiquero donde hay una batea con ración siempre disponible.
Siendo ellos tan omnívoros como nosotros, fueron sumamente exitosos, sobrevivieron y se multiplicaron. Pueden comer pasto, granos, carne, lo que quede de la basura, pescado, pequeños animales, lo que venga. Son un pacman gigante. Y por supuesto que no le hacen asco a un corderito recién nacido. En el Salto natal de Cavani, son ciertamente un problema importante.

Destroza cultivos y majadas, pero también a la fauna nativa, y por lo tanto su caza es permitida y en determinadas condiciones hasta podría ser estimulada. Podría eventualmente pensarse en algún restaurant que con las debidas garantías y controles ofreciera carne de jabalí. Pues como ya explicó Malthus, una población sin enemigos naturales se multiplica y eso es un grave problema. No hay pumas ni jaguares que controlen la población de jabalíes.

Entonces ¿por qué discrepar con unos videos que muestran como se caza a este animal? ¿Por qué pedirle al crack Edinson Cavani que no vuelva a subir los videos que relatan su caza? Lo que hace no está penado por ley y por lo tanto tiene todo el derecho a hacerlo.

Un video subido a las redes por parte del goleador a días del Campeonato Mundial tiene asegurada una difusión masiva. Es un meme exitoso con certeza. Y causa impacto, lo que arriesga a ser negativo para el propio jugador. En primer lugar por el método de caza. Dispararle desde un helicóptero a un animal que huye en pánico corriendo por su vida en un descampado es mucho menos digno que la caza que por ejemplo hacen algunos aficionados tratando de descubrir al animal en el monte sigilosamente. Él puede no notarlo, pero para miles de personas la imagen no es para nada agradable. Y mucho menos la de su compañero de caza que se burla del animal recién muerto.

En segundo lugar porque si encuentra el disfrute en el cazar, del modo que sea, tal vez es preferible mantenerlo en privado. Hay que resistir el impulso que generan las redes de mostrar toda la cotidianeidad de la vida personal. Posar en las redes disfrutando de la muerte de un animal es para muchísima gente pornográfico, obsceno, una apología de la violencia o del sufrimiento. Ni hay necesidad de mostrar todo lo que uno hace con su vida, ni hay necesidad de exponerse sonriendo ante un animal muerto. El propio rey de España tuvo que abdicar tras posar con su trofeo de caza, un elefante muerto.
Los jabalíes no comen corderos por maldad, simplemente tienen que sobrevivir y reproducirse como todos los seres vivos. Su ADN los programa a capturar animales más pequeños. Su población tiene que ser controlada, pero eso no los hace merecedores de crueldad. Y en las sociedades de Occidente la crueldad se ha vuelto totalmente inaceptable. Ha caído un rey de España luego de posar con un elefante recién cazado.

Un cerdo no es menos inteligente ni menos sensible que un perro. La chancha que aparece en la tapa del disco de la Vela Puerca De Bichos y Flores, bañándose apaciblemente en una playa, fue criada junto con perros y era tan amigable y mimosa como los canes. Y a nadie le gustaría ver a su perro muerto. Y ojo, también los perros son plaga en las zonas rurales y también debe haber un control de su población. Pero posar sonriente tras matar a un perro no es algo que ayude a la imagen de nadie. Es por lo menos dudoso alardear del gozo que pueda haber producido una jornada de cacería. En los supermercados ya no se ven reses colgando, jamás se verá un ojo, nunca nada que nos recuerde que una vida se perdió.
A Uruguay le va la vida en ser un país, una comarca que respeta sagradamente a sus animales todos, a su flora nativa y a sus ecosistemas. El lugar que elegiría una vaca para criar a sus terneros, si pudiese elegirlo. En pocas semanas más llegará a Uruguay Temple Grandin, la mayor autoridad mundial en bienestar animal. Ella como tantos en el mundo, se ha enamorado de Uruguay, país al que vuelve con frecuencia. Y nos ha enseñado a decirle adiós al rebenque, al insulto y al perro que ladra aterrorizando a los vacunos. Debemos tener una actitud casi hindú hacia vacunos, ovinos, pero también hacia los demás animales, porque ninguno tiene en si la maldad en sí y porque eso nos hace más civilizados. Porque se precisa urgentemente una sociedad menos violenta y estamos en un pico de espanto, sumando un muerto inocente tras otro. Por supuesto que cuando comemos una tira de asado es porque un novillo fue matado. Pero se hizo minimizando su sufrimiento y manteniendo su muerte en el marco de la respetuosa intimidad.

La mejor manera de homenajear a un crack como Cavani, es sugerirle que no se exhiba en actividades que son privadas, que todos queremos verlo haciendo goles, corriendo con esas zancadas de ñandú, colaborando solidario en la marca, haciendo pases y por supuesto goles. Que a veces parece que va a quitar la pelota, eludir, patear, hacer el gol y llevar la pelota al medio de la cancha para ir por más. De la misma manera en que sí es maravilloso verlo comiendo un ensopado, tan típico de la cultura rural uruguaya, no hay porqué ir más allá.

Hay una manera de cazar que yo entiendo sería maravillosa. Dispararle a un jabalí en su hábitat con una anestesia. Ponerle un chip, analizar con esa trazabilidad el comportamiento de las poblaciones, hacer un control racional de la población. Cazar sin matar. Trazabiildad aplicada a la mejora de los ecosistemas y de la vida silvestre. Cazar pare recolectar información que nos permita entender cómo controlar una plaga. Matar a uno desde un helicóptero no soluciona nada, y pone a cientos de miles de personas del lado del jabalí y no de quien lo ha matado.

Le guste o no, un crack se convierte en una figura pública y sus apariciones se espera que puedan ayudar a construir una cultura de la compasión, de minimizar el sufrimiento, de ponerse en el lugar del otro, de cazar, llegado el caso, haciendo uso de la libertad personal y respetando a las leyes, pero también respetando al animal cazado. Los buenos amigos no son los que te dicen a todo que sí, sino los que te avisan cuando metés la pata. Y quién no quisiera ser amigo de Cavani, o al menos expresarle de alguna manera su agradecimiento por tantas alegrías ocurridas y por venir.

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