En 2022 habían 1033 mujeres presas

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Mujeres presas: el delito prevalente está vinculado con drogas, según estudio

.El Proyecto Crisálidas realizó una investigación sobre las mujeres presas que abarca dimensiones como el trabajo, la salud y la educación
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19 de abril de 2023 a las 12:15

"Antes de cometer el delito que cometí, trabajaba en el casino, restobar y de ahí me surgían otras extras que eran salones de evento y fiestas. Limpieza, carnicería. Trabajo desde los 16 años, hasta que perdí".

"A los 15 años tuve a Chiara. Está con mamá. Yo la dejé con 6 años y ya está grande".

"Se está cayendo a pedazos todo. Por ejemplo, las duchas están todas tapadas, tenemos una ducha para 80 mujeres, no tenemos cocina, no hay una heladera, no hay donde cocinarnos".

"El tema de la medicación es como si estuvieran repartiendo caramelos [...] libre acceso [...]. Por ejemplo, si vas y decís que no podés dormir, porque tenés un problema familiar [...] ellos no te hacen evaluar por un psicólogo, enseguida te dan medicación, con tal que no molestes, mucha medicación".

"Yo no tengo queja, estoy embarazada de 10 semanas. Y en la atención médica no tengo quejas".

Las declaraciones son de mujeres que están presas y que fueron consultadas sobre varios aspectos de su vida en la cárcel, como el trabajo, los hijos, la salud, la educación, y las perspectivas para cuando salgan en libertad. El estudio, realizado por la consultora Nómade y la ONG Vida y Educación, es un "diagnóstico sobre la situación actual, las principales problemáticas y necesidades de las mujeres privadas de libertad en Uruguay".

El estudio tomo una muestra de 75 mujeres de Montevideo, Salto y Rivera, de las 1.033 que estaban presas en julio de 2022, la mayoría en Montevideo. Casi un 80% de las mujeres presas tenían menos de 39 años: el 20% entre 18 y 24 años y el 58% entre 25 y 39 años. El 22% entre 40 y 69 años.

Por otro lado, el 38% eran primarias; otro 38%, reincidentes, y del resto no se confirmó el dato. El delito más prevalente fue el tráfico de drogas. Luego, dos de cada 10 mujeres fueron procesadas por hurto o rapiña. Le siguieron los homicidios y las lesiones. "Llama un poco la atención que en los talleres temáticos hay una ausencia de talleres que tengan que ver con el abordaje el consumo problemático de drogas, teniendo en cuenta que muchas de ellas están privadas de libertad por la comisión de un delito con estupefacientes y por el consumo", dijo una de las coordinadoras del Proyecto Crisálidas, Andrea Hernández, en la presentación de la investigación.

El estudio concluyó que en la dimensión de educación, el 74,7% no finalizó los estudios en el liceo (un indicador que está por debajo de la media del país) y el 36% solo cursó primaria. "La educación terciaria o universitaria es prácticamente inexistente", señaló la investigación. Las causas de la desvinculación del sistema educativo que mencionaron las mujeres fueron varias, pero los investigadores marcaron el desinterés o la desinformación, los cuidados del hogar y el trabajo o el consumo de drogas.

"Abandoné mi casa y estudio por problemas con mi padre y madre. Mi padre era muy golpeador y yo no permitía y bueno ta... llega un momento que uno empieza a crecer y no quiere vivir más en ese ambiente", declaró una mujer presa de 46 años. El relato ilustra una de las conclusiones a la que llegaron los investigadores: que las situaciones de "desamparo" durante la infancia, así como la violencia intrafamiliar y la falta de un lugar donde vivir no fueron "nada favorables" para la continuidad educativa y "las trayectorias de vida" de estas mujeres.

Sobre el trabajo, antes de estar presas el 68,3% de las mujeres tuvo un trabajo formal y el 32% no. Sin embargo, esos trabajos formales en la mayoría de los casos fueron por un período corto debido a la suma de varios aspectos: la deserción del sistema educativo, la maternidad a temprana edad y las tareas de cuidados. Eso, señalaron los investigadores, influyó en "en trayectorias laborales muy precarias, incluso dentro de la formalidad".

"Hay unos 2.500 niños que se encuentran en situación de vulnerabilidad social", señaló Hernández. La "inferencia", explicó, es por "la cantidad de hijos menores promedio por mujeres", que corresponde al casi 90% de los hijos de las mujeres que están privadas de libertad, dijo. A su vez, estas mujeres tienen 2,65 en promedio, cuando la media del país es de 1,88 hijos.

Sobre las perspectivas del egreso de la cárcel, las mujeres respondieron que la primera preocupación es no conseguir empleo, el interés de estar con sus hijos, seguir estudiando, quedar en situación de calle o no poder dejar de consumir drogas. Esta última fue mencionada en mayor medida por las jóvenes de entre 18 y 24 años. Además mencionaron como necesidades obtener ayuda económica del Estado, una vivienda y un lugar para trabajar.

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