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Nuevos políticos republicanos animan el trumpismo

Los legisladores elegidos recientemente están decididos a demostrar su lealtad al expresidente

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28 de enero de 2021 a las 17:21

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Por Lauren Fedor

Apenas un día después de que Joe Biden prestó tomó posesión como el 46° presidente de EEUU, Marjorie Taylor Greene, una congresista republicana recién elegida de Georgia, presentó artículos de juicio político contra él.

Fue un truco publicitario típico de Greene, la cual es partidaria de la conspiración de extrema derecha QAnon, se ha hecho conocida desde que entró en la esfera política. Su capacidad para llamar la atención la ha convertido en faro y guía para los leales a Donald Trump, que quieren mantener su agresivo estilo político en el centro del Partido Republicano.

Greene es una de un puñado de nuevos legisladores republicanos que han llamado la atención a nivel nacional gracias a sus tácticas habilidosas en los medios de comunicación. Entre otros se encuentra Lauren Boebert, una activista por los derechos a portar armas de Colorado que insistió en que llevaría una pistola al Capitolio a pesar de que las leyes locales prohíben las armas ocultas.

Al igual que el expresidente, su poder real radica en la capacidad de dominar la narrativa, en lugar de conseguir victorias políticas auténticas. Incluso Greene, que se ha acostumbrado a llevar un tapaboca con la palabra "censurada", pareció reconocer que su intento de juicio político pocas posibilidades de éxito.

Doug Heye, estratega republicano y exportavoz del Comité Nacional Republicano, dijo: "La realidad es que estas son personas que diseñan sus carreras para aparecer en los titulares, no son los caballos de batalla que cambiarán las políticas federales. Provocan disrupciones, pero no redactan ni aprueban leyes".

El hecho de que Greene y otros puedan mantener su prominencia podría resultar importante conforme Trump intenta mantener su control sobre el Partido Republicano, especialmente ahora que ha sido expulsado de las plataformas de redes sociales como Twitter y Facebook. Sus tácticas temerarias también podrían complicar los esfuerzos de Biden para comenzar una era más bipartidista en Washington.

Los informes de la semana pasada de que Trump estaba considerando iniciar un nuevo "Partido Patriota" conmocionaron a la clase dirigente política republicano, ya que provocó temores de que pueda dividir los votos del partido y arruinar sus perspectivas en las elecciones de mitad de período de 2022.

Aun así, los recientes acontecimientos en la política del Partido Republicano local sugieren que Trump podría no necesitar un nuevo instrumento político. Desde las elecciones, activistas de derecha en varios estados han intentado reforzar su control sobre el aparato del partido y demostrar lealtad al expresidente.

En Arizona, por ejemplo, el Partido Republicano estatal votó esta semana para censurar al exsenador republicano Jeff Flake y a Cindy McCain, la viuda de John McCain, por apoyar a Biden en las elecciones de noviembre.

También censuraron a Doug Ducey, el gobernador republicano del estado y antiguo aliado del expresidente, por imponer restricciones por la pandemia de covid-19. Trump se volvió contra Ducey después de noviembre, alegando que el gobernador había "traicionado" al pueblo de Arizona al no anular los resultados de las elecciones presidenciales en su estado.

En Oregón, el Partido Republicano estatal emitió una resolución en la que afirmó que la irrupción en el Capitolio el 6 de enero fue una operación de "bandera falsa" cuyo propósito era "desacreditar al presidente Trump, a sus partidarios y a todos los republicanos conservadores".

"Es algo totalmente ajeno a la realidad y es autodestructivo si el propósito es construir un partido más grande y atraer a más votantes", dijo Heye sobre las medidas de los funcionarios locales del partido. "Esta estrategia no es para ganar".

Mientras tanto, Sarah Huckabee Sanders, exsecretaria de prensa de Trump, lanzó su candidatura a gobernadora de Arkansas el martes con un video de casi ocho minutos que se basó en gran medida en su experiencia en la Casa Blanca de Trump.

Poco después, Trump apoyó su candidatura en un comunicado: "Sarah Huckabee Sanders es una guerrera que siempre luchará por el pueblo de Arkansas y hará lo correcto, no lo políticamente correcto. ¡Tiene mi Apoyo Completo y Total!"

Contar con la gracia Trump tiene claras ventajas electorales, particularmente en un estado tan intensamente conservador y republicano como Arkansas, que el expresidente ganó por un margen de casi 28 puntos en noviembre. Pero también existen riesgos importantes, particularmente en los estados pendulares donde es probable que las contiendas estatales por el Senado estadounidense y la gubernatura en 2022 sean reñidas.

Más de 9 mil votantes republicanos en Arizona solicitaron cambiarse del partido republicano a raíz de la irrupción en el Capitolio el 6 de enero, según el secretario de Estado de Arizona. Se reportaron patrones similares en otros estados pendulares, incluyendo Florida, Pensilvania, Colorado y Carolina del Norte, todos lugares donde los republicanos intentarán mantener los escaños del Senado en las elecciones de mitad de período de 2022.

Rob Portman, un senador republicano moderado de Ohio, dijo el martes que no buscaría la reelección el próximo año, lo cual prepara el terreno para otra contienda muy disputada al Senado y que podría ser una prueba de fuego para el apoyo al tipo de republicanismo de Trump. Entre los legisladores que se dice están contemplando el escaño se encuentra Jim Jordan, un congresista republicano y aliado inquebrantable de Trump.

Recientes encuestas de opinión a nivel nacional sugieren que la base republicana sigue siendo leal al expresidente y a sus afirmaciones infundadas de que las elecciones de noviembre estuvieron "amañadas".

Una encuesta de la Universidad de Monmouth publicada el lunes mostró que casi las tres cuartas partes de los republicanos creen que Biden ganó la presidencia mediante el fraude electoral. Entre ese grupo, dos tercios les dijeron a los encuestadores que era hora de pasar la página, pero un tercio, o alrededor del 10% de todos los adultos estadounidenses, dijeron que nunca aceptarían a Biden como presidente.

"Varios líderes manifiestos del Partido Republicano siguen promoviendo esa narrativa falsa y muchos más que saben que esta afirmación es incorrecta no la han rechazado", dijo Patrick Murray, director de la encuesta. "Sus compañeros partidistas en el público estadounidense simplemente están siguiendo ese ejemplo".

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