María Noel Domínguez

María Noel Domínguez

Editora de El Observador en Uruguay.

Nacional > Ciclo La Casa Violeta

Orsi: "El éxito en la actividad política está en generar relevos incluso superadores"

El precandidato del Frente Amplio habló de su infancia, los motivos por los que quiere ser presidente y del ser gobierno y oposición
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10 de enero de 2024 a las 08:24

Yamandú Orsi nació el 13 de junio de 1967 en la zona rural del Departamento de Canelones, específicamente entre las localidades de Santa Rosa y San Antonio. Es el segundo hijo de Pablo "Bebe" Orsi y Carmen "Beba" Martínez.

Fue a la Escuela 110 en Canelones y al liceo Tomás Berreta. A nivel terciario tuvo una incursión en la carrera de Relaciones Internacionales hasta realizar el profesorado de Historia en el Instituto de Profesores Artigas (IPA).

Sus vínculos con la actividad política comenzaron en épocas estudiantiles y su militancia lo llevó a ser candidato y luego intendente del departamento de Canelones por dos períodos. Cercano a José Mujica y a Marcos Carámbula, Orsi es uno de los favoritos de las encuestas para convertirse en el próximo presidente. 

 

Tiene por delante el desafío de ganar la interna del Frente Amplio y luego competir para captar los votos de los ciudadanos indecisos que terminarán definiendo las elecciones nacionales.

En la campaña anterior surgió su nombre para ser candidato y declinó el convite apostando una vez más a la gestión canaria en donde se siente seguro y respaldado. Los años frente a la intendencia de Canelones, le dieron experiencia y capacidad, tanto de liderazgo interno como de negociación con el resto de los partidos.

Con un amplio gusto musical y dispuesto a escuchar y cambiar de opinión si lo convencen, Orsi estuvo almorzando con El Observador en La Casa Violeta, donde como corresponde a un 29, pidió ñoquis y como buen uruguayo puso la moneda abajo del plato.

A continuación un resumen de la entrevista:

Nacido y criado en el interior de Canelones, ¿cómo surge tu relación con la política?

Mi etapa de infancia de educación primaria y secundaria fue toda en dictadura hasta sexto y eso tiene que ver con mi formación. Por otro lado en mi familia no se hablaba nada de política, no interesaba y además estaba aquello de que era un tabú. Por lo tanto mi contacto con la política fue a partir de los años de la apertura por la influencia del entorno en la ciudad de Canelones. Es más, mis primeros acercamientos a la política y de pique con la izquierda fueron temas de mucha polémica en casa.

¿Te acordás como fueron esos inicios?

Fue todo una novedad para mí lo del plebiscito del 80 y no le presté mucha atención. Después las elecciones internas, me empecé a interesar un poco más y de cara al 84, donde no voté, ahí si estaba muy interesado en el Frente Amplio. Eso era tema de mucha discusión en mi familia, más que nada por ese "no te metas", insisto en que en casa la política era una mala palabra. Capaz que mis primeras reflexiones o mis primeros contactos con la actividad vino más bien por el lado de la cultura a partir de la música. Me gustaba mucho el folklore y en esa época el canto popular hizo lo suyo.

Pero el folklore, estaba más que nada vinculado a lo conservador, era mucho más popular tocar la guitarra que bailar una chacarera.

Sí. Además la educación secundaria en dictadura le dio mucha relevancia a esto. Y cuando vino la apertura democrática se voló de un plumazo eso y creo que fue un gran error ya que se entendía como la representación de lo conservador y lo reaccionario. Pero si hay algo que en la década del 60 tuvo una impronta muy fuerte fueron algunos Cielitos de Los Olimareños o de Viglietti. Y si te remontás a la historia, el Cielito era una herramienta muy combativa contra las fuerzas españolas. Era lo que los orientales, del otro lado de la muralla, le cantaban al enemigo. Lo que pasa que la dictadura fue tan grotesca que caricaturizó un poco todo esto y cuando viene la democracia,  marcar la diferencia llevó a que tal vez se cometieran exageraciones, como borrar algunas cosas que ocurrían en secundaria. Dejaron coro y flauta dulce nomás. Después eso se corrigió y hoy ya es otro mundo.

Con respecto a la música los que te conocen dicen que sos muy amplio.

Lo soy, además cosas que no me gustaban antes me gustan ahora, o al revés. Hay sensibilidades que las tenés o no y a veces te llegan en tiempos diferentes. En mis años de adolescencia, mientras mis compañeros escuchaban rock argentino yo escuchaba canto popular y folklore. Sin embargo hay cosas que de esa época "no curtía", que hoy me encantan. Escucho sin problemas. Como que también la vida te va tocando algunas fibras. Cuando me preguntan qué música te gusta, contesto: "de la buena". También hay un tema de etapas de la vida, hay una etapa de la vida donde te da por escuchar tango.

¿Bailás tango?

No me nace. Está muy bueno este fenómeno de cada vez más gente bailando tango, pero no me nace. Es más, en un momento determinado también dejé de bailar. No me surgió seguir subiendo al escenario. Como que fui tomando otros caminos, tuvo que ver con la profesión en su momento, con la militancia y la actividad política en otro. Como que son ciclos, que no solo los disfruté, sino que sé que operan en mi cabeza.

Trabajaste en el almacén de tus padres desde muy chico, de allí surge nace como un contacto cotidiano con las personas. ¿Cómo fue esa etapa?

El vínculo es maravilloso. Lo ves después, con el tiempo. Lo que pasa que el barrio es mágico y el almacén es un elemento central en un barrio, y los vínculos se disfrutan. Es una escala humana muy abordable y muy provechosa. Las grandes ciudades o los lugares urbanos donde no hay barrio como tal, meten una soledad increíble. El barrio rompe eso: conocés al vecino y te criaste allí. Por eso soy un agradecido de haber nacido en el campo y después de haberme criado en un barrio-barrio. Es casi un tema de especie, con la gente que te vinculás, el entorno.

 

El entorno que además te pide fiado, que sabés lo que le pasa.

Y además conocés a los padres, pero también conociste a los abuelos y hasta fuiste al velorio de aquel abuelo del vecino. Y los ves crecer. Es una escuela interesantísima.

Lo que tienen los almaceneros es que nunca se van de vacaciones.

Jamás. Cuando mi padre se enferma y un cardiólogo le pregunta cuál había sido la última vez que había tomado vacaciones dijo: "nunca". Nosotros íbamos los domingo a Atlántida, cada tanto. Cerrábamos los domingos nomás, el resto estaba abierto todos los días menos un corte desde las 13 y no había otra forma de entender la tarea. Por suerte hemos evolucionado en eso y en saber que la vida necesita pausas.

Después de esa formación, que es local, siguió el contacto con el interior desde la docencia.

Sí, porque para estudiar en Montevideo, viajaba todos los días.  Además por estar en el interior, nos conocíamos todos.

En esa época de efervescencia militante y de combatir la dictadura, el enemigo era el otro. Aparecieron otros "otros" y otros "nosotros" y lo fuimos construyendo. El tema es no perder de vista eso, hay un "nosotros" que está por encima.  Cuando te arrebatan las libertades, allí sos consciente de la dimensión de esa comunidad. Cuando te acostumbrás a vivir así, entrás a construir otros "otros" que te hacen perder la perspectiva y cuando te ponés en este de la actividad política y  te imaginás un país, hay que considerar ese gran "nosotros".

En eso la clase política uruguaya es un ejemplo, quedó demostrado una vez más en el recuerdo al Golpe de Estado o al Acto del Obelisco.

Hay tentaciones y hay funciones que te empujan a otra cosa. Se ve más seguido el tema del descalificativo, meterte con la persona. Hace unos años era inimaginable.

¿Por qué creés que pasa eso?

Hay una tendencia acá por occidente a la desvalorización de la política y de las herramientas de la política. Al punto que muchas colectividades o partidos han perdido representatividad y han sido sustituidos por otros o por herramientas novedosas. Y allí hay una tendencia muy fuerte a los personalismos. Y lo que antes podía ser un partido histórico con años y con estructura, lo sustituyen las personas y de allí la exageración con el populismo que está cada vez más presente. Eso es un problema que tiene todo el mundo occidental.

Por otro lado, lo que nos une hoy en todo occidente es que hay sociedades desconformes, donde todo se cuestiona. Eso influye, hasta incluso la utilización del concepto de libertad de una forma muy extraña, donde individualismo excesivo y libertad son casi lo mismo.

Con ese diagnóstico, ¿cómo le llegás a los jóvenes que son una parte importante de la militancia en general y del Frente Amplio en particular?

Son señales. La militancia y no solo en el Frente, parece que somos los mismos de siempre. Caras nuevas se las ve en otros lugares, militando por otras cosas. Solo para poner un ejemplo: mirá el tema de los animalistas, donde hay mucha gente joven igual que en feminismo. Difícil que las estructuras político partidarias seduzcan de la misma forma. La sociedad un poco ha elegido eso. O dicho de otra forma, los partidos políticos enamoran poco, o por lo menos no enamoran como antes. En Uruguay todavía siguen siendo faros, ahora las nuevas generaciones se conectan con eso de formas distintas. No es que no vayan a votar, pero se conectan de forma distinta y están para cosas más puntuales.

Tenés la experiencia de hablar con los jóvenes desde la docencia, ese también es un vínculo que trabajaste durante varios años.

Los temas en cada generación son diferentes, porque también la sociedad era distinta. Yo era docente de historia. Entonces cuando tocaba historia reciente o historia latinoamericana, hasta el 2004 por lo menos, a los gurises les interesaba. Lo que pasa es que nosotros venimos de una formación, donde nuestros vínculos era de gente que había pasado por cosas muy complicadas y la política te cortaba por algún lado, no te escapabas.  También tiene que ver con lo que la gente le hace feliz. Qué es lo que la gente busca y dónde encuentra la felicidad, ¿en qué cosas? ¿serán las mismas que las nuestras? Capaz que no son tan distintas, pero van por caminos distintos.

Hablando de momento felices, ¿a vos qué te hace feliz?

Constatar o percibir o ser partícipe del avance de mucha gente. Por ejemplo cuando una política concreta desde el gobierno nacional o la nuestra genera la alegría o el cambio de vida de la gente. Tengo acá (en el celular) la foto de una familia que recibió un contenedor para vivir después de décadas viviendo en la calle. Ahora tienen baño. Gente grande. No viene de la filantropía, pero me pregunto qué puedo hacer desde la administración para cambiar la forma de vida de la gente. Ir a un polideportivo y ver que se llena de gurises, eso también. Por eso me gusta la gestión y la ejecución.

¿Eso genera como un convencimiento de ir por la presidencia?

Si. Esa pregunta me la hago. Si te gusta la política por supuesto que es asumir desafíos nuevos, siempre. En esto donde estoy hoy es bastante específico, pero ahora estamos hablando de la presidencia. Tuve que pensar. En algún momento me lo ofrecieron y dije que no. No acepté. ¿Qué es lo que me pasa ahí? Yo tengo claro que tengo vocación por lo ejecutivo, siento y entiendo que es necesario hacer algo porque hay cosas que no funcionan y tienen que funcionar bien y yo quiero hacer, quiero operar sobre eso.

Porque esas cosas que no funcionan bien afectan a mucha gente, entonces es hasta antropológico el hecho de generar o de promover el bienestar. Eso es vocacional en la política. Y por otro lado, está aquello de sentir que he incorporado herramientas que hacen posible que eso esté más cerca. La vocación por trabajar en que las contradicciones no generen tanto daño. Gobernar es administrar esas tensiones.  Entonces vocación política, vocación por hacer y a su vez el entender que puedo aportar desde donde he absorbido la gestión de Canelones puedo aportarle al país lo aprendido y lo por aprender.

Hablabas de tu propio camino, de ese Yamandú que hace años dijo que no y de este de ahora donde hace unos días dos de tus “padrinos” como José Mujica o Marcos Carámbula se refirieron a tu propio camino.

Uno aprende, acentúa o por lo menos incorpora y hago mías claves de empatía que uno aprende con estos referentes. Con este espaldarazo entendí claramente que las causas son las mismas y los actores tienen que ir pasándose la posta. Implica una sensación de gratitud y además la constatación de que es posible.

Creo también que el éxito en la actividad política está en generar relevos incluso superadores.  No solo te protegen a partir de una actitud muy generosa sino que también te están empujando y obligando a que tú hagas tu camino.  No siempre pasa, no todos los líderes generan relevos visibles. Entonces, soy un agradecido y un afortunado por haber tenido a esta generación y estos dos referentes. Uno por mi fuerza política y el otro por la gestión. Entonces, la actitud generosa de Marcos de la incorporación de herramientas y Mujica siendo quien es acompañándome y a su vez exigiéndome que sea yo mismo, me generan una fortaleza espiritual que me obliga a tener la humildad suficiente como para entender que tengo que hacer lo mismo.

 

Hablaste con tanto afecto de Mujica y Carámbula y del Frente Amplio en general, que quizás esta etapa de la campaña que es interna, le hace ruido a ese espíritu tan fraterno.

Al Frente no le gusta la competencia interna, nunca la gustó. Nosotros nunca entendimos la elección de los jóvenes blancos. En realidad siempre competís, porque a las elecciones vos vas con listas, la lista te identifica. Pero, creo que el Frente de a poquito ha ido naturalizando esto. Porque al principio no nos interesaban las internas, resolvíamos en plenario o en el Congreso. Hoy es una realidad, se terminan avalando los candidatos pero nos ha llevado tiempo digerirlo. A tal punto que el Frente no vota bien en las internas, ha costado mucho activar al votante, porque en realidad la que importa es en octubre. Sin embargo, la gente empieza a elegir y resolver en junio. Elige quiénes van a ser los candidatos a presidente nada menos. Pero como en Uruguay no es obligatorio, pero está en la Constitución hoy estamos en una cadena larga que termina con las elecciones municipales en 2025. Otros partidos lo capitalizaron con bastante más éxito el tema de la interna, que el Frente. Pero la unidad no necesariamente pasa por eludir las tensiones internas. Los frenteamplistas tiene derecho a decidir. Es saludable.
 

Con las elecciones internas, las campañas son más largas y con la particularidad que en la primera instancia hay que diferenciarse de los tuyos.

De todas formas, como lo que está en juego es la campaña a un gobierno nacional, lo que tiene que primar es la propuesta hacia lo nacional y cada uno de nosotros considera que somos los mejores de cara eso.

En Uruguay, hay bases sólidas, por lo cual no parece que los cambios de gobierno sean traumáticos.

Creo que hay acuerdos implícitos, por ejemplo en la macroeconomía, por ejemplo en el respeto institucional. No era común en Uruguay que se hablara de fiscalía y de los jueces como se está hablando ahora. Por eso hay que tener mucho cuidado e ir con pie de plomo.

En Uruguay hay fortalezas, hay una historia larga. En la década del 90, con Ley de Zonas Francas, Ley de Puertos, a las que nos opusimos. Y el Frente llega al gobierno y utiliza las mismas herramientas. El Partido Nacional se opuso a muchas cosas que planteó el Frente en su momento, como el sistema nacional integrado de salud, el Mides, la reforma tributaria.  Es bueno que la oposición haga oposición y el gobierno, gobierne. Ahora cuando cambia el signo, Uruguay no permite o no le da mucho espacio a la refundación o a actitudes mesiánicas.

Tiene que haber también, algo que yo antes no lo veía como una virtud, que es el hecho de que en Uruguay no haya reelección. Creo que es muy saludable porque te hace depender bastante menos de la impronta personal y obliga a los colectivos políticos a generar nombres y propuestas.

Uno de los problemas que podrías tener si accedes a la presidencia es que salga favorable el plebiscito de la Seguridad Social.

Yo pretendo y considero que la reforma tal cual fue elaborada es incompleta y en algunos casos, inconveniente, por lo tanto hay que cambiarla. El camino de plebiscitar no está mal, pero depende del contenido. A mí no me convence, por lo tanto como lo considero inconveniente, considero que hay que transitar por la creación de leyes nuevas. Ahora si algo que consideras que lo puedes hacer a nivel legal, lo estampas en una constitución, la ingeniería para no entrar en contradicción con eso, es más complejo. Por  eso puede llegar a ser dificultoso.  Derogar el ahorro individual, incluso va en contradicción con algunas definiciones. Hay que sentarse a ver cómo se hace eso. Incluso tiene un efecto medio congelador, tal cual está redactado. Entonces, hay algunas cosas que está en duda que las podamos hacer por ejemplo en algunas de las cajas que no están complicando la vida. Como que en un plebiscito la redacción tiene que estar suficientemente clara. Es obvio que parece que no sería del todo conveniente en caso de que el Frente llegara al gobierno.

Después de junio le tenés que hablar al resto de la ciudadanía, para que te elija ¿qué les proponés diferente?

El mensaje que uno hace para junio no es diferente al que uno tiene que hacer para octubre. Y lo que debe estar siempre presente es qué es lo que nos hace a nosotros como colectivo político que se llama Frente Amplio y por qué la propuesta del Frente Amplio es diferente y mejor que la propuesta que hoy rige. Eso se engancha en ¿por qué yo? Yo quiero ser el candidato del Frente, por eso la disputa interna y quiero ser quien esté al frente de esto porque considero que el Frente es la mejor opción y quiero hacerme cargo de esa transformación. Lo que marca la diferencia fundamental es en ese sano equilibrio histórico en nuestro país donde el crecimiento va a acompañado de una cohesión social potente. De ser así funciona y eso es desarrollo. Lo que me parece que ha ocurrido con este gobierno es que las veces o los momentos en que ha habido crecimiento y las cifras así lo indican, las mayorías o los sectores más postergados no han podido disfrutar ese crecimiento o sea que esa cohesión social se ha visto un poco afectada. Y eso es lo que define a estos dos bloques, no tan claramente, porque actualmente dentro de la coalición que actualmente gobierna hay algunos actores que también comparten esta visión.

Quien hoy gobierna considero que es el Partido Blanco, el resto acompaña y con la misma impronta que tuvo en la década del 30, década del 60, década del 90, donde una de las definiciones claves es cuál es el rol que juega el estado en toda esta historia.  No comparto esa visión del estado más contraído o el estado en retirada o el privado por si solo o la actividad privada por si sola genera los beneficios, el famoso derrame.

Creo que no podemos apartarnos de esa línea histórica que en algún momento fue el primer batllismo o los sectores de la izquierda de los dos partidos tradicionales, después con la conformación del Frente Amplio donde el crecimiento salarial, por ejemplo en los 15 años del gobierno del Frente sea una constante. Es cierto que a veces la economía manda y te genera problemas. No voy a desconocer lo que fue la pandemia o la crisis del 2002, pero cuando pasa eso, en vez de un estado retraído y confiado en la acción del mercado, lo que debe haber es un estado bastante más activo, lo que no quiere decir más gordo ni más pesado. Eso define en este país entre conservadurismo o progresismo y todos tenemos un poco de cada cosa y como ejemplo fueron los 15 años de gobierno del Frente.

Ya las del estribo… ¿estuviste cerca de ser monaguillo?

Fui  monaguillo. En la capilla Fátima.

Hace poco estuviste en Israel y además ha demostrado tener una parte muy espiritual ¿cuál es tu relación con la religión?

Creo que me he reconciliado con la religión, más precisamente con las religiones. Hay un dato de la realidad que tiene decenas de miles de años es que el ser humano busca siempre una conexión con la espiritualidad para explicarse lo inexplicable. Ahí tenés las cosas claves como la muerte, el origen de la vida. El ser humano tiene un espacio espiritual potente y que a veces decide compartir en comunidad, en asamblea o en iglesia y a veces no, lo toma individualmente.

Lo que hace ruido y el Uruguay es muy laico, son las estructuras y los dogmas. Al uruguayo no le gusta mucho, más allá de que yo vengo de una formación cristiana y reconozco en mi accionar, mucho de eso. Por ejemplo el conocer un poco más el judaísmo me ha hecho ver que hay mucho ahí. El cristianismo también. O poder leer alguna cosa de otras religiones o de otra espiritualidad como el confucionismo o el islamismo, demuestran que es una necesidad humana ineludible, imperiosa y capaz que imprescindible.

Para quienes estamos en esto de política lo bueno es diferenciar una cosa de la otra, aquello de al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Y hemos visto como a lo largo de la historia esos dioses se entreveran y muchas veces son intereses bastante mezclados. Reconozco como izquierda que a lo largo de las últimas décadas nuestra fuerza política no ha tenido un vínculo fluido con la religiosidad. Hay que retomarlo en todas sus formas

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