Fútbol > EL REGRESO DEL FÚTBOL
Perdió a sus padres y sufrió con su hijo: los golpes que forjaron a Ferreyra, el juez del clásico
Ocho horas en el quirófano. Interminables. Sufridas. Aferrado a la fe, Christian Ferreyra esperó la intervención quirúrgica de su hijo Mateo a los pocos meses de nacer, a comienzos de 2019. En la sala de espera lo invadieron nervios superiores a los padecidos en su primer partido clásico. Adentro de la cancha es la autoridad. Afuera es un ciudadano común. Padre. Con las obligaciones y responsabilidades que ello implica.
Ferreyra venía de un golpe anterior. Doce meses antes a la operación de Mateo, habían fallecido sus padres. Aquellas pérdidas lo marcaron. De hecho, el árbitro realiza todos los sorteos con una vieja moneda de $ 500 con la cara de Artigas que lo acompaña a todos lados. Se la pidió a su padre, que coleccionaba, el día que le tocó dirigir su primer partido en juveniles.
“No fue sencillo, fue una operación que llevó ocho horas. El cumpleaños de un año lo tuvimos que festejar, por decirlo de alguna manera, en el CTI”, reveló a Referí en oportunidad de haber sido elegido como el mejor árbitro de la temporada 2019 en la encuesta Fútbolx100.
Debido a la intervención de su hijo, Ferreyra se perdió varios partidos esa temporada. Informó de la situación a la Conmebol para que no lo designaran en partidos internacionales y otro tanto ocurrió a nivel local donde solicitó dos semanas de licencia. “Una semana antes de la operación y una semana posterior por cualquier cosa, porque era una operación delicada”.
Mateo salió bien de la intervención. Posteriormente Ferreyra fue designado para dirigir el clásico del Intermedio de 2019.
La semana previa a ese clásico, a su señora se le ocurrió la idea de proponerle salir a la cancha con su pequeño hijo de la mano. Y así ocurrió.
La tarde del domingo 1º de setiembre de 2019, Ferreyra asomó por el túnel con Mateo de la mano. El niño lucía una remera que decía: “Hincha de papá”. Aquella camiseta se la había regalado su esposa el día de su cumpleaños.
El árbitro no olvida aquel detalle. Le quedará grabado para toda la vida.
“De alguna manera fue como un premio salir a la cancha, entrar en un clásico y de la mano de él. Luego de haber pasado por ese momento malo fue como decir 'estamos juntos, acá peleando'. Fue el momento más lindo de mi carrera”, admitió a Referí.
El domingo Ferreyra vuelve al Centenario para dirigir el partido de la cuarta fecha del Torneo Apertura.
Hasta ahora dirigió cinco clásicos:
- 16 de enero de 2013, Copa Bimbo, Peñarol 1-0 (Marcelo Zalayeta)
- 9 de noviembre de 2014, Torneo Apertura, Nacional 2-1 (Iván Alonso, Álvaro Recoba; Antonio Pacheco de penal)
- 17 de setiembre de 2017, Torneo Clausura, Peñarol 2-0 (Cristian Rodríguez de penal, Agustín Rogel en contra)
- 26 de enero de 2018, Supercopa Uruguaya, Peñarol 3-1 (Fidel Martínez, Cristian Rodríguez de penal, Maximiliano Rodríguez; Tabaré Viudez)
- 1° de setiembre de 2019, Torneo Intermedio, Nacional 3-0 (Gonzalo Castro 2, Felipe Carballo)
El fin de semana conducirá su sexto clásico. Paradoja del destino, le toca otro que quedará en su memoria y en la del fútbol uruguayo. No es para menos. Será el primero de la historia entre Nacional y Peñarol sin público en las tribunas como consecuencia de la pandemia de covid-19. Y esta vez, ingresará sin su hijo como mascota, porque lo impide el protocolo sanitario de la AUF.
