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Poner plata en el bolsillo de la gente

Solo con inversión, trabajo, innovación y lucha contra la corrupción, en Argentina se podrá poner realmente “plata en el bolsillo de la gente”; todo lo demás es efímero y peligroso

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10 de octubre de 2021 a las 05:00

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Después de la contundente derrota en la primarias legislativas argentinas, el gobernante Frente de Todos se enzarzó en una durísima pelea interna. Los contendientes principales fueron el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta (y jefa informal del gobierno) Cristina Kirchner. El resultado fue un cambio de gabinete donde Alberto perdió ministros leales a él. Y frente a la opinión pública, se percibió una lucha fratricida dentro de un partido que solo tiene como factor de unidad la lucha a cualquier precio por el poder y el miedo a perderlo.

A resultas de esa lucha interna, y con la esperanza de revertir en las elecciones del 14 de noviembre el resultado adverso, después de cobrarse las respectivas cuentas personales, se decidió la estrategia de cambio. Esta es muy simple y consiste básicamente en declarar el fin de la pandemia (que el gobierno manejó muy mal, decretando la cuarentena más larga de mundo y realizando un manejo torpe del proceso de vacunación, mezclando torpeza logística con intereses políticos e ideológicos por sobre la salud de la población) y “poner plata en el bolsillo de la gente” antes del 14 de noviembre para que vayan a votar o para que cambien su voto de rechazo al gobierno.

El fin de la pandemia no se genera por decreto sino por el restablecimiento de las condiciones sanitarias. Ellas mejoraron en esta parte del globo pero no está la batalla ganada y menos cuando no se cubrió un adecuado proceso de vacunación. Argentina está abriendo fronteras y levantando restricciones sin mirar demasiado las condiciones sanitarias. Por de pronto, en los espectáculos públicos no se respeta el aforo establecido y las autoridades muestran absoluta pasividad. Es como si el gobierno disfrutara que se autorice el clásico Boca Juniors-River Plate para 30 mil espectadores y entren 50 mil sin que a nadie se le mueva un pelo. Es lo de siempre: las normas no se cumplen y a nadie o a pocos les importa.

El tema de “poner dinero en el bolsillo de la gente” es la gran iniciativa de Cristina que reprochó a Alberto y a sus principales ministros no haber gastado todos sus rubros presupuestales. ¿Cómo van a poner dinero en el bolsillo de la gente en un país con un 50% de inflación, altísimo endeudamiento, sin divisas debido al cepo importador y al cepo exportador de carne? Muy sencillo: recurrir a la máquina de imprimir billetes y hacerla funcionar a toda velocidad y con el producido dar subsidios y aumentar los existentes, financiar planes de consumo con tasas de interés menores a la inflación, aumentar jubilaciones y salarios. Y, por supuesto, usar como ingresos corrientes los US$ 4.500 millones de Derechos Especiales de Giro que el FMI puso en los activos del Banco Central de la República Argentina con otra finalidad. 

Todo lo cual muestra una inocultable desesperación ante la perspectiva cierta de perder el control de las cámaras y tener que gobernar acordando con la oposición. Algo a lo cual el cristinismo no está acostumbrado cuando ejerce el gobierno.

Y algo más grave aún. La perspectiva cierta de que el proyecto cristinista de colocar a su hijo Máximo en la Presidencia en el 2023 se venga a pique. De confirmarse la derrota de las PASO, muchos gobernadores peronistas se verán liberados de la influencia de Cristina y buscarán candidatos alternativos. 

Nadie asegura que eso encarrile a la Argentina. Ni siquiera un triunfo opositor. Pero al menos ya no se vivirá con la zozobra de un clan poderoso en poder político y dinero espurio que tiene la intención de “ir por todo” y establecer una suerte de dinastía política por encima de las instituciones republicanas. Que Argentina recupere el sitial perdido en el concierto de las naciones y desarrolle su formidable potencial es harina de otro costal y llevará bastante tiempo. Solo con inversión, trabajo, innovación y lucha contra la corrupción se podrá poner realmente “plata en el bolsillo de la gente”. Todo lo demás es efímero y peligroso. 

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