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4 de mayo 2024 - 5:03hs

Las interrupciones en las labores en la cosecha de soja, por el exceso de lluvias, ponen una cuota de suspenso sobre si se llegará a la ventana óptima de siembra para los cultivos de invierno: trigo, cebada y, fundamentalmente, colza y carinata que se siembran más temprano.

Pero al mismo tiempo la posibilidad de un mayo despejado luego de las lluvias de esta semana alienta expectativas.

Si despeja, tras un buen resultado de verano, podría consolidarse un área similar o incluso levemente mayor a la de la campaña pasada, tanto para trigo como para cebada y colza.

Blasina y Asociados.

 

El antecedente
En la zafra 2023, de un total de 607 mil hectáreas, se cubrieron 267 mil hectáreas con trigo, 191 mil con cebada y 132 mil con colza de acuerdo a los datos preliminares de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), confirmando una tendencia ascendente en esta década, sostenida por los buenos rendimientos.

 

De acuerdo a las estimaciones de la Cooperativa Agraria Limitada Mercedes (Calmer), los costos de la campaña de invierno son entre 5% y 9% inferiores en dólares, según el cultivo, a los de la siembra 2023/24.

La baja de precios de agroquímicos y fertilizantes es la responsable de esta baja.

Fuente: Calmer.

El costo de sembrar trigo, sin contar el costo de la tierra, será de US$ 717 por hectárea en chacra contra US$ 785 el año pasado, una baja de 8,7%. La cebada ajusta de US$ 837 a US$ 781 (-6,7%) por hectárea y la colza pasa de US$ 635 a US$ 617 por hectárea, una diferencia inferior al 5%.

La capacidad de siembra no aparece como una limitación, sí la logística.

Las demoras por el exceso de lluvias de abril conspiran contra el avance de los cultivos de invierno, sensibles a la fecha de siembra, que va aproximadamente del 15 abril al 15 de mayo para colza y del 15 de mayo al 15 de junio para trigo y cebada.

“Por fecha de siembra hay una luz amarilla que estamos viendo”, dijo Joaquín Echeverría, integrante de la Comisión de Asesores agrícola ganaderos de Fucrea.

“Entiendo que vamos a estar trancados con la logística, que va a ser lo que ponga una limitante al avance de trilla”, comentó. “Va a haber un cuello de botella en la capacidad que tengamos de levantar los cultivos”, sostuvo.

Juan Samuelle Es fundamental que avance la cosecha de soja, para dar paso a las labores de siembra de cultivos invernales.

De confirmarse un año con clima bajo la influencia del fenómeno La Niña para la próxima primavera –caracterizado por lluvias inferiores a lo normal en esta parte del mundo– aumentan los riesgos para los cultivos de verano, pero podrían darse condiciones para lograr una producción de invierno tal vez menos voluminosa pero de mayor calidad.

“Capaz que no tenemos tantos kilos como el año pasado, pero si tenemos mejor calidad entonces podría llegar a haber una compensación por precio por ese lado”, comentó Echeverría.

Estimaciones del USDA

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) publicó en abril sus estimaciones para la zafra de invierno en Uruguay.

El área de trigo crecería según sus datos de 320 mil a 330 mil hectáreas en 2024/25. La producción sería de 1,3 millones de toneladas, 260 mil toneladas menos que el año anterior que tuvo rendimientos récord, y la productividad volvería a quedar debajo de 4 mil kilos por hectárea

La cebada 2024/25 ganaría unas 5.000 hectáreas para alcanzar 240 mil hectáreas en la próxima zafra de invierno y una producción proyectada en 960 mil toneladas, por debajo de los 1,1 millones de toneladas de la última campaña, que tuvo muy buenos rendimientos así como problemas de calidad que incrementaron el volumen de cebada forrajera.

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La influencia de La Niña

Los productores “están mirando para adelante la posibilidad de volver a tener un verano seco después de la zafra de invierno”, afirmó el responsable de Agroinsumos de Zambrano y Compañía, Alberto Cruces, “lo que obliga a ser muy finos en la toma de decisiones de qué cultivos de invierno hacer”.

Esto ocurre en un contexto de ansiedad por el retraso en la cosecha y la incertidumbre sobre el estado de los campos para la siembra. “Los valores de fertilizantes y herbicidas han bajado pero también los granos”, apuntó Cruces, “lo que hace que los productores tomen con mucha paciencia la decisión de qué sembrar”.

La suba que ha tenido el trigo en el último mes ayuda a la cebada. En la planilla de Calmer hoy el trigo se calcula a un precio de US$ 200 por tonelada y la cebada a US$ 230. El rendimiento de equilibrio estaría en el eje de 4.800 kilos por hectárea para el trigo y unos 4.000 kilos para la cebada, niveles de productividad altos que están por encima del promedio de los últimos años. Pero que con el repunte de precios que esta semana tuvo otro escalón va bajando.

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El precio de la colza en Europa, que en los últimos dos meses trepó al eje de US$ 500 por tonelada en la posición febrero 2025, también mejoró las perspectivas de este cultivo y de la carinata.

La colza hoy cotiza en el eje de US$ 440 en el mercado local y la carinata copia el precio del mercado Matif de Europa sin descuentos, actualmente entre US$ 500 y US$ 510.

Los precios fijados en el momento de la siembra ayudan a tomar decisiones pero están sujetos a cambios.

En el análisis de indicadores de Calmer esto queda claramente expresado: el trigo se presupuestó a US$ 270/ton el año pasado y el promedio de los negocios de la empresa fue a US$ 203/ton, una diferencia de 25%. La cebada bajó de US$ 240 en los papeles a US$ 217 en las ventas concretadas y la colza de US$ 450 a US$ 398, entre 10% y 12% en estos dos casos.

Para el perfil de costos y el nivel de precios proyectado por Fucrea, se precisaría 4.915 kilos de trigo por hectárea para cubrir todos los costos operativos, más renta y estructura. En cebada 4.476 kilos por hectárea. Y en colza 1.887 kilos por hectárea.

“Tiene que ser una zafra muy buena para ganar plata. Nosotros insistimos en que el doble cultivo es la opción más conveniente para el agricultor. Si bien tenemos grandes chances de empatar o estar un poco por debajo, lo que viene después, que va a ser una soja, cuando cerramos la cuenta global es mucho mejor que hacer soja de primera. El doble cultivo termina siendo la mejor alternativa para el productor”, remarcó Echeverría.

Para el asesor de Fucrea, este año se va a mantener el área para los tres cultivos. “Si bien en los tres cultivos estamos con un margen neto ‘abajo del agua’, visualizando el tándem soja- trigo o soja-cebada o soja-colza es menos malo que jugarse a hacer solo primera”, sostuvo.

Desde su punto de vista “el área de invierno ya estaría en un nivel de estabilidad” mientras no se consoliden negocios en el exterior, firmes y que demanden efectivamente volúmenes.

El manejo de la fertilización será clave. Los primeros análisis del suelo en chacras que se están levantando muestran niveles de fertilidad por debajo de lo que fue la zafra pasada. “Desde el punto de vista nutricional, tenemos que ponerle mucho pienso a cómo manejamos la fertilización para así con ello poder ajustar los costos al máximo”, comentó Echeverría.

El gerente técnico de Calmer, Roberto Verdera, dijo que la foto de hoy muestra que la cebada mantiene el área del año pasado, el trigo incrementa un poquito y la colza mantendría el área o subiría un poco respecto al año pasado.

La presión está centrada hoy en el atraso de la siembra de colza, que se siembra primero, con “la incertidumbre de si se va a completar el área prevista o se va a pasar a otro cultivo”

Puede pasar que se reduzca algo el área en la medida que no se pueda avanzar con la siembra por exceso de agua”, consideró Verdera. En el largo plazo, para el área de invierno no ve “grandes movimientos”.

Marcelo Fraga, de la filial Colonia de Copagran, señaló que el ritmo de avance de las cosechas es de 10% hasta la última semana, un porcentaje bajo para la época.

Pese a esto, la intención de siembra de invierno 2024/25 “viene bastante fuerte”, afirmó, con un área similar a la del año pasado y algunas modificaciones: “un poco menos de colza, más de trigo, sosteniéndose en cebada”.

La colza vuelve a ser la incógnita. “Las fechas óptima para las colzas primaverales arrancan del 20 de abril al 20 de mayo; veremos si el productor puede concretar esa intención, de lo contrario algún área se iría a otros cultivos de invierno como trigo o cebada”.

En Copagran Colonia por el momento lo único que se ha sembrado han sido cultivos forrajeros como avenas, raigrases, alguna chacra puntual de cebada y alguna chacra puntual con algún trigo largo.

Juan Samuelle Labores de siembra.

La intención de siembra y las fechas son importantes, pero el clima será la variable que termine de definir: que un despeje largo en la primera quincena de mayo permita entrar a trillar la soja y, como dice Fraga, “ver cómo quedan las chacras luego de levantar las cosechas, que en algunos casos se están marcando mucho los campos”.

Al cierre de la edición, el pronóstico del 10 de mayo en adelante luce amigable.

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