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Por dónde empezar y cómo leer a Bolaño, el último gran latinoamericano

Una edición especial de Epígrafe dedicada a recordar al escritor chileno, a veinte años de su muerte
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31 de julio de 2023 a las 12:07

Si lees Epígrafe desde hace tiempo, sabés que hay nombres que me rodean y que de vez en cuando aterrizan en estas líneas mensuales. Por momentos tengo miedo de ser repetitivo, pero si estos autores y haberlos leído me hacen lo que soy, ¿para qué esconderlo? ¿Por qué no abrir la tranquera y dejar que entren cuando a ellos les parezca que tienen que hacerlo? Si te cansás, avisame, porque uno de ellos vuelve a robarse espacio de esta newsletter: voy a hablar de Roberto Bolaño. Otra vez. Y en este caso con una excusa que me da el calendario: el 15 de julio se cumplieron 20 años de su muerte. Tenía apenas cincuenta años, un cáncer de hígado que lo devoró y una obra en proceso que, para ese entonces, ya había cambiado el rumbo de la escritura latinoamericana.

Llegué a la literatura del chileno en la primera mitad de la década de mis veinte. Leí Los detectives salvajes y no pude volver a salir. No recuerdo quién me lo recomendó, pero creo que fue mi amigo Pablo Staricco o mi amigo Nico Tabárez, a quién seguro conocés de leerlo en El Observador y que hace poco estrenó con Carlita Colman Doble programa, una newsletter a la que ya deberías estar suscripto porque es buenísima y una salvación para los fines de semana. En fin, que leí las aventuras de Arturo Belano, Ulises Lima, García Madero y compañía y me cambió la vida. De verdad. Así de tajante soy con este tipo. Hace unos años leí al autor Gonzalo Baz decir que nunca había sentido tantas ganas de sentarse a escribir como cuando pasaba páginas de Los detectives salvajes y estoy con él en ese sentimiento.

Y es que con Bolaño pasa eso: hay muchos estudios sobre él, se dictan cátedras sobre su obra en todo el mundo, hay ensayos que lo abordan, se han escrito páginas y páginas sobre su forma de entender el mundo, pero la dimensión emocional que aparece cuando sus lectores hablan de su obra tapa como avalancha la dimensión teórica. Me encantó, por ejemplo, lo que escribió la escritora y poeta Carolina Silva Rodé en la web de Escaramuza a propósito de este mismo aniversario hace algunos días.

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