Qué es el "cansancio de mitad de año" y las técnicas para evitar el burn out
El síndrome de burn out fue catalogado como enfermedad causante de trastornos mentales por la OMS
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03 de julio de 2019 a las 14:23
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Estamos en épocas de cambios vertiginosos: todo transcurre a una velocidad difícil de seguir y lo que hacemos permanentemente es sobreadaptarnos, que tiene que ver con hacer permanentemente un esfuerzo extra para ajustarnos física, mental y emocionalmente para responder lo mejor posible a los estímulos y situaciones que se van presentando.
La pregunta es: ¿qué sucede cuando lo hacemos durante meses y años en forma continuada? La respuesta: síndrome de burn out (“quemado”). El burn out acaba de ser catalogada como enfermedad y como uno de los causantes de trastornos mentales, según la última Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de mayo de 2019.
Esta enfermedad es descripta por la OMS como “un agotamiento físico y mental debido al estrés crónico asociado con el trabajo y el desempleo”, y aparece cuando la persona no logra gestionar convenientemente y con éxito sus responsabilidades laborales. Las consecuencias están a la vista: sentimiento permanente de falta de energía o agotamiento; aumento de la distancia mental respecto al trabajo (menor involucramiento) o sentimientos negativos o cínicos hacia él (“me da igual”); además de una eficacia de desempeño notablemente reducida.
Un aspecto importante a tener en cuenta es que sentir cansancio y estrés en forma temporal o por picos de trabajo no es necesariamente síntoma de burn out. Para llegar a ese punto deben darse ciertas condiciones, como puntualiza la licenciada en psicología Mónica Muruaga, en su libro Preparados, listos, out, coautora de este artículo:
-Se considera que el estrés por desgaste se produce cuando se extiende entre uno y tres años seguidos.
-Aparece la despersonalización: no te reconocés como la persona que sabés que sos en esencia. Manifiestás ira, enojo, tensión permanente.
-Baja muy notablemente tu rendimiento y autoestima laboral: tenés la sensación de que estás trabajando mal, te sentís inferior al resto, cualquier tarea menor te parece que te sobrepasa y que ya no estarás a la altura de lo que se espera de vos; falta de iniciativa y sentimiento de abatimiento; no querés ir a trabajar y te cuesta levantarte.
-Para las empresas y organizaciones es sumamente grave dejar pasar los síntomas tempranos, como falta de involucramiento del trabajador, ira, problemas de comunicación, aislamiento, poca participación en los equipos, y una tendencia al aislamiento y al ausentismo laboral pronunciado.
El cansancio de mitad del año y cómo afrontarlo
Cuando arrancamos el año lo hacemos con renovadas esperanzas de que sea productivo, exitoso y con metas por cumplir. En junio se suele entrar en cierto desconcierto emocional interno, provocado por la desviación de metas y objetivos; por promesas que aún no se han cumplido (de otros o con uno mismo); y también, por el agotamiento de la sobreexigencia de cumplir responsabilidades muchas veces en entornos laborales que no contribuyen a un mejor desempeño.
Por ejemplo, las situaciones desafiantes de cualquier orden como reorganizaciones, fusiones y cambios permanentes son detonantes de estrés, el conocido proceso humano que aparece por la necesidad de generar una respuesta ante las condiciones externas que interpretás como una amenaza o un problema, y que, de tu lado, requiere de una serie de recursos tanto físicos como emocionales para afrontarlas.
Quiénes se estresan más
En mayor o menor medida, todos contamos con herramientas ante el estrés cotidiano; aunque, cuando se pasa un límite y entramos en el desgaste prolongado por meses y años, las consecuencias en la salud serán inevitables. Sin importar la formación, edad ni el nivel socioeconómico o cultural, algunos detonadores o facilitadores de entrar más rápidamente en el estrés provienen de:
-Autoexigencia en exceso
-No permitirse cometer errores
-Tener una personalidad controladora
-Trabajar en entornos que castigan y hostigan
-Falta de flexibilidad para resolver situaciones
-Inseguridad que lleva a aparentar para cumplir las exigencias
-Estar aferrado creencias limitantes del pasado aunque no funcionen
-Catalogar todo lo que pasa como un “problema” (sin diferenciarlo de asuntos a gestionar)
-Resistencia al cambio y al progreso; miedo al futuro
-Poca capacidad de reinvención personal y profesional
-Tener escasa tolerancia a la decepción y a la frustración
Fuente: El Cronista - RIPE
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