Martín Rabuñal

Fútbol > MAL MOMENTO

Defensor sufrió el peso de la doble actividad

Quedó lejos de la clasificación en la Copa y espera un milagro
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27 de abril de 2018 a las 07:00
Dispara el entrenador de Defensor Sporting. "Muchachos este es el cuarto campeonato consecutivo que pelea Defensor. Dicen que Acevedo llora pero yo no compro un cuadro entero para pelear un campeonato". Un claro mensaje que tenía como destino a los equipos grandes que, con la billetera más gorda, pueden armar planteles que le permiten lo que no puede hacer Defensor Sporting.

Los padecimiento de la viola, los mismos que ya vivieron otros equipos, se sienten a partir de la doble competencia. Ahí la exigencia, el cansancio, los extenuantes y largos viajes, terminan pasando factura.

El equipo violeta lo empezó a vivir por estas horas. Luego de un inicio para nada alentador, se ilusionó con volver a meterse en la pelea por el Apertura. Claro, el tema es que quedó demasiado lejos. Y mientras daba batalla por estas tierras, debía andar trepado a los aviones para jugar la Copa Libertadores.

El último viaje a Venezuela fue toda una odisea. El equipo salió un domingo de noche rumbo a Buenos Aires. Estaba previsto tomar el vuelo con destino a Caracas a la hora 4 del lunes. Pero se retrasó y salieron a las 6.30. Todo eso determinó que algunos jugadores durmieran tirados en el piso del aeropuerto de Ezeiza. Una imagen que recorrió las redes sociales.

Llegados a Caracas, los violetas abordaron un vuelo rumbo a Maturín. Por razones obvias, el técnico Acevedo suspendió el entrenamiento previo al partido con Monagas. Estaban fundidos.

Defensor jugó y perdió 1-0 en territorio venezolano. Y su chance de superar la ronda de grupos de la Libertadores quedó sumamente comprometida.

Los violetas quedaron terceros con cuatro puntos. Cerro Porteño lidera con 7, Gremio tiene 5 y Monagas quedó último con tres. Todavía resta Cerro Porteño-Gremio para cerrar la fecha cuarto. En sus dos últimas presentaciones, el violeta recibe al líder Cerro Porteño y visita a Gremio.

En medio de ese panorama, que limita las esperanzas de clasificar, el plantel emprendió la vuelta. Y ahora se encuentra ante la actividad local. A dos fechas del final está a cinco puntos. Espera el milagro sabiendo que en la última fecha enfrenta a Peñarol. Necesita un milagro, porque Nacional debe perder los dos partidos.

El hecho es que toda esta aventura, Defensor la afronta con un plantel corto plagado de botijas de las divisiones formativas que no cuentan con el trajín de vivir estas experiencias.

América, por su geografía, presenta dificultades como en pocos lugares del mundo. Así es que los clubes uruguayos deben jugar con altas temperaturas en Maracaibo, humedad infernal en Barranquilla, la altura de La Paz, Quito o Potosí y canchas que muchas veces no están en buen estado.

La realidad señala que es muy complejo atender la doble actividad. En Uruguay cuesta horrores que los jugadores se acostumbren a la rutina europea de competir miércoles y domingo.

En primer lugar están los equipos chicos con presupuestos acotados que hacen magia y terminan descubriendo diamantes en sus divisiones formativas, para intentar sortear las adversidades que les plantean los calendarios. Y por otro los grandes que, pese a disponer de planteles más amplios, andan haciendo malabares. De hecho el técnico de Nacional, Alexander Medina, le da rotación a su plantel para mantener viva la ilusión en las dos competencias.

Las excepciones
La última gran gestión de Defensor Sporting en la Copa Libertadores data de 2014 cuando alcanzó las semifinales y quedó eliminado a manos de Nacional de Paraguay.

El equipo violeta realizó una copa para el recuerdo con un plantel reducido y con muchos jugadores de su cantera como Giorgian De Arrascaeta, Leonardo Pais, Robert Herrera, Matías Malvino, Adrián Luna, y Federico Gino entre otros.

¿Cómo le fue al equipo a nivel local? Terminó quinto en la Tabla Anual y anduvo entreverado en la misma posición en los torneos Apertura y Clausura de ese año.

El Peñarol de 2011, que llegó a definir la Copa Libertadores contra Santos, en un momento se vio en la disyuntiva de tener que definirse por uno u otro torneo. Y se decantó por la Copa que finalmente no pudo conquistar. Aquel año Diego Aguirre terminó con las manos vacías. Terminó segundo en la Anual.

Así las cosas, vaya uno a saber los motivos, pero los clubes uruguayos no le encuentran la vuelta a la doble competencia. Llega un punto de la historia donde padecen el mismo sentimiento que por estas horas invade a Defensor: el de quedarse con las manos vacías.

Sin embargo, los violetas encuentran un consuelo, que es el que expresó Acevedo, cuando recordó que dirige a un equipo que no compra, que forma y vende y que cuando mira la tabla del Torneo Apertura hoy lo tiene entre los cuatro mejores, peleando por terminar primero y con posibilidades ciertas de ser segundo o tercero. Entonces, frente a realidades en las que hubo equipos en la doble competencia que afrontaron descensos o culminaron en el fondo de la tabla, el lugar que ocupa hoy le permite descubrirse en niveles similares al de los grandes, aunque su presupuesto sea siete veces menor. l







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