Menos aprendizajes, recuperación moderada y millones en testeos: los costos del covid-19

Desde que comenzó la emergencia sanitaria hasta este viernes, un niño de una escuela pública urbana de Montevideo tuvo, en promedio, 12 clases por mes. La falta de presencialidad se hizo sentir en la educación de los niños y adolescentes. Incluso, el director de Institut Pasteur, Carlos Batthyány, dijo –“con el diario del lunes”– que fue un error haber suspendido las clases presenciales.

Pero hay costos que sí se miden en dinero. Uno de los mayores gastos que tuvo Uruguay en la emergencia sanitaria fue destinado a cubrir la producción de los tests de diagnóstico de covid. En este rubro, el gobierno desembolsó US$ 26 millones de dólares.

En el Ministerio de Turismo entienden que este sector fue el más afectado por la pandemia del coronavirus. Los operadores están a la espera de una buena noticia: la apertura de fronteras. Pero por   hasta que no haya novedades sobre este tema, la apuesta es el turismo interno, que  consideran insuficiente.

El turismo y las actividades recreativas son las actividades que el Banco Central menciona como las actividades “más fuertemente afectadas”. La autoridad monetaria afirma que en mayo y julio hubo muestras de recuperación, que continuaron en agosto a un ritmo moderado. 

Educación 

En el ámbito educativo los costos del parate por la pandemia tampoco se cuentan con dinero pero sí con desvinculación y reducción de aprendizajes. Aunque muchos niños continuaron teniendo clases o ejercicios virtuales, la falta de presencialidad se hizo sentir en las escuelas y liceos. Un niño de una escuela pública urbana común, por ejemplo, desde que comenzó la emergencia sanitaria, solo pudo tener unos 30 días de clases presenciales hasta este viernes.

Esta cifra se desprende de la realidad de los centros educativos que no son de tiempo completo: hasta el momento solo pueden ir un promedio de 12 días por mes. Sin embargo, en el medio del retorno a la presencialidad los estudiantes y docentes vivieron las vacaciones de invierno, entre el 20 de julio y el 2 de agosto. Durante ese mes, los estudiantes vieron reducido a la mitad la cantidad de idas al aula.

Además, la no obligatoriedad en la educación hizo que la asistencia cayera. Según los datos oficiales de ANEP, a los que accedió El País semanas atrás, en el mes de setiembre, cuando los estudiantes estaban habilitados a concurrir a la escuela 12 días al mes, solo fueron 8.

Pero sumado a la falta de asistencia se encuentra el problema de la desvinculación, que en Primaria, un subsistema donde siempre se destacó la asistencia casi total, llegó a alcanzar el 5% del alumnado. De todas formas, según dijo a El Observador la directoria de Primaria, Graciela Fabeyro, ese número ha venido en descenso en el último tiempo y ahora solo hay unos 4.000 niños que dejaron asistir a la escuela.

Según entiende “con el diario del lunes” el director del Institut Pasteur, Carlos Batthyány, fue un error haber suspendido la presencialidad porque ahora se sabe que los niños casi ni contagian.

Economía

El peor mes para la economía en la emergencia sanitaria fue abril. En mayo y julio ya hubo una recuperación de algunos sectores. Este ascenso continuó en agosto, aunque a ritmo mucho más moderado, según el Informe de Política Monetaria del Banco Central del Uruguay (BCU).

En el segundo trimestre, la caída de la economía uruguaya fue de casi 11%, lo que no fue ninguna sorpresa para el equipo económico ni para los analistas privados. La ministra de Economía, Azucena Arbeleche, se mostró optimista sobre la recuperación y dijo que esta podría parecerse más a una V que a una U.

La caída del consumo fue el principal componente que arrastró la economía, aunque ni la inversión privada ni las exportaciones soportaron los efectos del distanciamiento social y el cierre de fronteras.
Las medidas sanitarias adoptadas para contener el avance de la pandemia y aplanar la curva de programación del virus impactaron en la detención prácticamente total de la actividad en algunos sectores, lo que significó una reducción significativa de la producción. En mayo ya se inició la fase de recuperación, que se consolidó en los meses siguientes, según el BCU.

Los indicadores indirectos de actividad sugieren un considerable repunte del PIB en el tercer trimestre.

Los primeros sectores en recuperarse y están próximo a alcanzar los niveles previos a la pandemia son los sectores productores de bienes, como el agro y la industria manufacturera.

Los sectores productores de servicios son los que se encuentran más rezagados y muestran comportamientos diversos.

Las comunicaciones –por el uso de datos durante la pandemia– y la construcción por el inicio de las obras de UPM tienen un marcado dinamismo, dice el informe que autoridad monetaria divulgó esta semana.

En cambio, el turismo (ver recuadro) y las actividades recreativas son las actividades de la economía más fuertemente afectadas.

Una buena noticia en la economía para Uruguay, es que China, su principal destino comercial, tendrá un crecimiento por encima de lo esperado por los privados y es el único país que tiene perspectivas positivas en las estimaciones del FMI para el cierre de este año.

Turismo

Por cada habitante, Uruguay recibe un turista. En 2019 ingresaron a 3,2 millones de extranjeros, en su mayoría argentinos. El turismo es uno de los sectores más importantes para la economía uruguaya: los ingresos representan para Uruguay entre un 15% y un 20% de las exportaciones y en torno de un 8% del PIB. Las autoridades del Ministerio de Turismo, lo definen el rubro más afectado por la pandemia. 

Por año ingresaban a Uruguay US$ 1.800 millones de dólares y se estima que en 2020 lo ingresos serán menos del 80% de este total, apuntó la secretaria general de la Cámara de Turismo (Camtur), Marina Cantera. Es decir, según este cálculo, solo ingresarían US$ 360 millones.

Los operadores turísticos apuestan al turismo interno y, aunque saben que no es suficiente, ayudó a algunos sectores a seguir en movimiento. El turismo rural está teniendo buenos resultados los fines de semana, con ocupaciones cercanas al 90% la mayoría de los fines de semana, informó Cantera.

Sin embargo, hay sectores a los que ni siquiera esta apuesta al turismo interno ayuda. A Montevideo llegan turistas por eventos corporativos, congresos y eventos, un rubro que está parado. También tienen resultados especialmente negativos los vehículos de transporte turístico y la hotelería de la capital.

El ministro de Turismo, Germán Cardoso, se había propuesto como fecha límite el 15 de octubre para  tener una respuesta una respuesta certera sobre lo que pasará con las fronteras. Pero ese día pasó y la resolución la apertura o sigue siendo una incógnita, aunque en el sector ya saben que la llegada de extranjeros sin restricciones es una utopía.

Aunque se habilitaran los vuelos para el turismo, el tipo de cambio real bilateral con Argentina y Brasil –de donde provienen la mayoría de los turistas– genera que para quienes provengan de esos países Uruguay sea un país caro.
Un informe de Equipos Consultores sobre el impacto en el turismo concluye que, salvo cambios importantes en las condiciones sanitarias y de salud, la  próxima temporada será peor o mucho peor que la de 2019.

Salud 

En lo sanitario, los mayores gastos que tuvo que enfrentar el gobierno se destinaron a cubrir la producción de la herramienta más importante en la pandemia: los tests de diagnóstico de coronavirus. En Uruguay, desde el 13 de marzo hasta este jueves, se procesaron 273.605 hisopados. Cada uno costó unos
US$ 95. En total, el gobierno tuvo que desembolsar unos US$ 26 millones hasta el momento.

Desde el Poder Ejecutivo elaboraron dos mecanismos para pagarle a los prestadores: a aquellos que tienen su propio laboratorio, el gobierno les reembolsa el dinero que gastan en realizar los diagnósticos. Por otro lado, aquellos prestadores que no tienen capacidad de estudiar sus muestras, se les indica que las lleven a uno de los laboratorios que contrata el gobierno.

Según un pedido de acceso a la información pública que realizó y publicó Subrayado, entre el 22 de abril y el 15 de julio, el laboratorio Genia fue el que más exámenes hizo: 2.626 por unos US$ 260 mil. En ese tiempo, ATGen hizo 2.230 tests por unos US$ 200 mil. Pero además de estos costos económicos, el gobierno y todo el sistema de salud enfrentan el atraso en las cirugías coordinadas debido al parate que hubo durante los primeros meses de emergencia sanitaria.

Daniel Montano, integrante de la Sociedad de Cirugía del Uruguay y vocero del Sindicato de Anestésicos Quirúrgicos (SAQ), estimó en agosto en diálogo con El Observador que hay alrededor de 30 mil cirugías postergadas y consideró que recién para fin de año se podrá volver al ritmo de intervenciones previo a la pandemia. Es decir, a realizar la misma cantidad de operaciones que se realizaban previo a la emergencia sanitaria.

De todas formas, advirtió que seguirán habiendo miles postergadas y cree que tardará mucho tiempo en volver a la normalidad: para recuperar las listas de espera que había antes del marzo se tienen que hacer 20% de cirugías más de las que ya se hacían, durante un año.