Iliana Da Silva sostiene abraza el rostro de Sanjurjo Casal.

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Restos en el batallón 14: ¿cuál es el nombre que se maneja como principal hipótesis? 

Buscan a familiares de 18 mujeres desaparecidas para ampliar la base de datos genéticos, pero hay un nombre como primera opción de estudio
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25 de julio de 2023 a las 05:02

Un mes y 19 días después del hallazgo de “un esqueleto casi completo” en el batallón 14, se desconoce la identidad. Se sabe que es una mujer, detenida en la última dictadura —de hecho las condiciones de enterramiento eran idénticas al modus operandi empleado por los represores y los huesos daban cuenta de los golpes de la tortura—, y ya fueron descartados 21 nombres de la lista de 39 desaparecidas. Según el fiscal Ricardo Perciballe, ahora la investigación se centra en los 18 casos restantes, pero “la primera hipótesis” apunta a la militante comunista Amelia Sanjurjo Casal. ¿Por qué?

La lista oficial de la Secretaría de Derechos Humanos dice que hay 39 desaparecidas cuyos restos aún no fueron encontrados. De ese universo, hay tres que —según los testimonios y las pruebas— se sabe estuvieron secuestradas en Uruguay y fueron vistas por última vez en territorio uruguayo. Elena Quinteros y María Claudia García de Gelman fueron descartadas por el estudio de ADN. Pero de Amelia Sanjurjo, la tercera en cuestión, no habían las muestras “suficientes” para contrarrestar la información genética.

Del fémur encontrado en el batallón 14 y enviado al laboratorio forense en Córdoba, Argentina, se obtuvo un “perfil genético completo”. Pero cuando los investigadores fueron a contrastar contra el banco de datos, no lograron la coincidencia con ninguna de las muestras de familiares de 21 mujeres desaparecidas. De otras 12 no pudieron pesquisar porque las muestras eran insuficientes. Y de seis directamente no había muestras de familiares.

Por eso el fin de semana los antropólogos e investigadores de la Institución Nacional de Derechos Humanos revisaron caso a caso e iniciaron el reconocimiento de familiares que pudieran nutrir el banco de datos genéticos.

“Me llamaron por teléfono y me dijeron que a mi hermana la habían detenido. Era una voz de hombre que no se identificó. Fuimos con mi padre a la casa (de mi hermana) y encontramos todo en un estado calamitoso: cosas rotas, la ropa de mi hermana bastante…”, relataba Carmen Sanjurjo ante la comisión parlamentaria que en 1985 investigó lo ocurrido con los detenidos desaparecidos.  Esa hermana murió. Los sobrinos están en el exterior. Amelia no tuvo hijos, los testimonios hablan de que estaba embarazada de tres meses al momento de la detención. Y sus padres están enterrados.

Bajo esta hipótesis los investigadores tienen que estudiar si había o no muestra de la hermana fallecida (u otro familiar de primera línea) y, de ser así, por qué no se consiguió el descarte o confirmación de la identidad. Luego deberán conseguir la mayor cantidad de sobrinos o familiares de segundas líneas (sucede que en una escala del 1 al 15, los sobrinos tienen un score de solo un punto y medio). Y como tercera opción habrá que ir en busca de los restos de los padres de Amelia —siempre y cuando se conserven los huesos en algún cementerio— y se deberá extraer la muestra de ADN.

La ley que le dio a la Institución Nacional de Derechos Humanos la competencia en la búsqueda de los desaparecidos reza en su décimo artículo: “En la búsqueda de los restos de los detenidos desaparecidos se dará continuidad a las tareas arqueológicas que al presente lleva a cabo el Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia, definiéndose en lo sucesivo conforme el plan estratégico que diseñe la INDDHH para el cumplimiento del cometido asignado. A tales efectos se le confieren amplias facultades para disponer las exhumaciones de carácter administrativo, en predios públicos o privados, que sean necesarias”.

Por eso Wilder Tayler, director de la Institución, asegura que, llegado el caso, “no será complicado” la solicitud de exhumación de los restos de los padres de Amelia. 

A la salida de la dictadura, Tayler era el abogado del Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay cuando se acercó la hermana de Amelia para radicar la denuncia formal sobre la desaparición de su familiar.

¿Por qué son preferibles las muestras genéticas de padres o hijos? “En general cada ser humano recibe la mitad de los genes de su madre biológica y la otra de su padre biológico. Por tanto, la línea de parentesco más próxima al individuo investigado resulta ser sus padres, hijos  y hermanos donde se comparten el 50% de los genes. Conforme nos vamos alejando de estos parentescos en la familia, se va disminuyendo la posibilidad de compartir los genes”, explica la genetista Mariela Larrandaburu, presidenta de la Federación Internacional de Sociedades de Genética Humana (IFHGS).

Los hermanos se suelen usar como segunda opción porque, si bien en teoría se comparte la mitad del ADN, los segmentos que cada hermano obtiene son aleatorios y puede complicarse la probabilidad. No solo eso, en algunos casos se desconoce si los hermanos son hijos del mismo padre y la misma madre.

A 50 años del golpe de Estado, el banco de datos de familiares de desaparecidos sigue sin estar completo. “Cuando empezó a juntarse la información de los desaparecidos, a la salida de la dictadura, no estaba extendida la técnica de ADN”, recuerda Ignacio Erranodena, integrante de la organización Familiares de Detenidos Desaparecidos. Recién a comienzos del nuevo milenio empiezan a juntarse las muestras. “Para entonces habían familiares directos ya fallecidos, de otros se encontraron familia muy lejana o a veces los familiares no querían tomarse la muestra de sangre porque los removía mucho”.

En este sentido, lo ocurrido con los restos hallados en el batallón 14, en que no pudo delimitarse  aún la identidad, “era una posibilidad que sabíamos iba a pasar en algún momento”, reconoce Errandonea. Pero es optimista de que, poco a poco, los familiares vivos se sumen al banco como “ya lo vienen haciendo” algunos que aparecieron tras la conferencia de prensa del pasado viernes en que se informó las novedades de la búsqueda.

¿Quién era Amelia Sanjurjo Casal?

Tres hombres vestidos de civil y con botas negras ingresaron a la casa que Amelia alquilaba. Allí la esperaron y la detuvieron. Era comienzos de noviembre de 1977.
Amelia Sanjurjo Casal era una militante del Partido Comunista. Era la secretaria de organización de la seccional novena. Trabajaba en la editorial “Mundo Libro” y al momento de su secuestro tenía 41 años.
Los testimonios indican que cursaba las primeras semanas de embarazo cuando la apresaron. Pero como el feto no forma los huesos hasta después de los cinco meses (antes son cartílagos), esos restos no sobrevivieron.
Leonor Albagli, amiga de Amelia, atestiguó que en el centro de detención clandestino La Tablada escuchó sus gritos durante las torturas hasta que un día dejó de oírla.
A la hermana, Carmen, un hombre que no se identificó le dijo por teléfono que su hermana había muerto a comienzos de noviembre.

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