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Sabina Berman: "Pienso, luego existo: eso es una gran mentira y es cómico; el pensamiento es una parte pequeñísima de la realidad, una parte engreída"

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04 de septiembre de 2021 a las 07:39

Su título es aparentemente sencillo, sólo tres iniciales, HDP, las siglas de Hugo David Prado, el dueño de un poderoso consorcio de empresas que decide mantener sus negocios funcionando durante la pandemia. La muerte de trabajadores es un asunto secundario, se asume como el costo que hay que pagar para seguir obteniendo beneficios.

Sabina Berman
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Sabina Berman escribió HDP a partir de una experiencia personal

HDP es el villano de la última novela de Sabina Berman, (Ciudad de México, 1955), en la que retrata esta depredación empresarial, pero cuando se entra en las páginas del libro, se descubre que el título tiene una segunda lectura: Hijo De Puta. En la portada además hay una advertencia: "Esto es una novela aunque se parezca a la realidad de forma asombrosa".

Escritora y dramaturga galardonada, guionista, columnista y presentadora de televisión, Sabina Berman es una mujer mediática que participa activamente del debate político y social mexicano.

La autora explica que fue su propia experiencia como funcionaria de un gran consorcio televisivo lo que la impulsó a investigar y a escribir este libro, que será presentado y debatido dentro de las actividades de HAY Festival Querétaro.


¿Cuánto hay de realidad en esta historia?

Yo trabajaba en la televisora de un consorcio de 180 mil trabajadores, que tiene 100 empresas. Llevaba 14 años allí cuando la OMS declara la pandemia y ordena que las economías se cierren para tratar de aislar al virus.

El gobierno mexicano se tarda un par de meses en acatar, pero lo hace finalmente. Y este consorcio decide que no va a cerrar y construye una versión alternativa de lo que está sucediendo en el planeta y de los números de la pandemia.

Así inicia la novela y así sucedió en la realidad. Yo me puse a documentar lo que estaba pasando, subir escaleras, bajar escaleras, viajar a distintas partes del consorcio. Tenía muchos amigos en todos los escalafones de la pirámide laboral. Y después de estar documentando, me voy a mi casa porque me da miedo morirme y poner en peligro de muerte a mi propio equipo. Entonces empiezo a redactar la novela.

¿Te rebelaste entonces ante tus empleadores?

Definitivamente. Desde el principio dije: tenemos que seguir las reglas de la OMS, yo no voy a contribuir a esta locura. Incluso trato de negociar que trabajemos por internet, pero no aceptan ninguna componenda, y me voy, abandono, como ellos dicen, pues en la ley mexicana se llama abandono del trabajo; entonces ahora yo estoy en deuda con ellos.

Pero lo personal es secundario, quise contar esta historia de cómo están operando los consorcios en nuestras supuestas democracias.

El título HDP juega con el nombre de tu personaje, Hugo David Prado pero también son las siglas de Hijo De Puta, el popular insulto, ¿por qué lo eliges?

Cuando estaba redactando el final de la novela y comparo la lógica de la pirámide capitalista con los ciclos de la naturaleza, me doy cuenta de que el gran problema del capitalismo es que en su cima hay un hijo de puta o un consejo de hijos de puta que toma todas las decisiones, somete al resto de la pirámide y decide que la mayoría de la ganancia de este proceso de cooperación que es cada empresa, se la llevan ellos.

Cuando reescribo la última versión, empiezo a usar más libremente la expresión, no sólo para mi personaje, sino para todo aquel que desfigura un proceso de cooperación, para convertirlo en una pirámide donde él ó unos cuantos ganan casi todo.

Y te soy totalmente franca, tenía cierta molestia, porque estoy insultando a las trabajadoras sexuales que no se lo merecen y son muy honorables.

Sin embargo, cuando se la doy a leer a mi sobrina economista, para que confirme la solidez de la visión economicista del mundo, ella me dice: esta novela se llama así.

Eres una mujer que se ha definido como de izquierda, has apoyado públicamente a López Obrador, pero en la novela muestras una relación estrecha entre el Presidente y HDP. ¿Cuál es tu lectura de ese hecho?

Yo amo a la izquierda, pero amo más la realidad. Creo que el retrato es más poderoso que la crítica.

Como escritora me parece más importante el compromiso con la verdad que el compromiso con la política.

Cuando escribes desde este punto de vista, lo que resulta tiene una lectura que se escapa de tu propio intelecto. Esta es mi postura en general y la heredo de una estirpe de escritores realistas como Balzac, citando al más importante.

En la historia tenemos a Valeria, una economista brillante que trabaja en el consorcio y por otro lado está su hermana, Claudia, que es médica y quiere salvar vidas. ¿Por qué esta dicotomía?

Ambas son personas reales. Claudia no tiene ninguna duda y su juramento hipocrático es su religión. Es la directora de un hospital COVID, va y arriesga su vida para salvar vidas.

Valeria tiene un conflicto muy grave, porque habiendo nacido en una clase proletaria, ha terminado el doctorado en negocios en la Universidad de Harvard y ha salido con una clara ideología neoliberal, pero ve ante sus ojos cómo esa ideología está sacrificando personas.

Su primera reacción es: yo voy a sobrevivir y a dejar que el sistema funcione, no soy responsable, soy una persona más. Pero la realidad la fuerza a tomar una postura frente al consorcio.

¿Te identificas con Valeria en la crisis que viviste con tus empleadores?

La comprendo, pero no me identifico, porque tengo una clara inclinación a la izquierda, que incluso es familiar. Pero entiendo a Valeria, como una mujer muy inteligente que dice: me tocó un mundo neoliberal, voy a destacar en este mundo.

Tampoco es una fascista del neoliberalismo, a diferencia de HDP, que es un fanático.

Una de las cosas que se me escapó fue explicitar que esto es una religión y la gente que es creyente la aplica fanáticamente.

¿Cómo se aplica desde tu punto de vista?

La religión del dinero dice que lo que te hace ganar dinero es bueno y lo que te hace perder dinero es malo. Los buenazos de la especie son los multimillonarios y los pecadores son los pobres. Algo están haciendo muy mal, por eso son pobres. No hay nada intermedio. Así se explica el mundo. Es de una simpleza muy atractiva, muy poderosa.

¿Estamos todos, en alguna medida, contaminados de esta visión?

No creo que estemos muy contaminados, pero obviamente es una religión falsa.

Uno de los motivos de escribir el libro es decir miren, mirémonos ante el espejo, ¿cómo estamos tomando nuestras decisiones?, ¿a qué le estamos dedicando nuestro tiempo de vida?, ¿a qué trabajos?, ¿cuáles son nuestras aspiraciones?

Mírate en este espejo y en la medida que te reconozcas, tienes la opción de separarte y decir, estoy cometiendo una tontería.

También está el personaje de La Furia, que es la novia de Valeria, trabaja en el consorcio y a la vez forma parte del movimiento de mujeres que cubre su rostro en las protestas. ¿Qué representa?

La Furia también es un personaje real, pues en México tenemos los bloques negros feministas. No construyo personajes para que representen algo, pero entiendo que quiere desmantelar el patriarcado y encontrar otra manera de estar en la vida.

Cuando La Furia empieza a escuchar a Sofía, que es bióloga, dice: 'allí está mi salida' en la biología, porque todo lo que está en lo social es patriarcado. La respuesta es dejar de inventarnos narrativas de cómo está el planeta y estar en la narrativa del planeta. Muy femenino ¿no?

¿Y qué cosas te enfurecen a ti, qué es lo que te arde por dentro?

Difícil pregunta. Me duele mucho el sacrificio de los débiles ante los poderosos en este momento de nuestra historia. Lo encuentro cruel, muy desarropado, incluso de narrativa.

Se sobreentiende que la gente de derecha está de acuerdo, en eso se basa su ideología: unos se sacrifican para que otros tengan mucho.

También encuentro muy débil el arropamiento de la izquierda a esos que están sufriendo y se están muriendo como moscas. Me provoca mucha compasión, un sentimiento gemelo a la furia.

Cuando la furia se da por vencida, se vuelve compasión y viceversa, cuando la compasión se llena de energía y quiere actuar contra la fuente del dolor, se vuelve furia.

En el final de la novela haces una crítica hacia el pensamiento como sinónimo de la realidad ¿Qué es estás tratando de decir?

Creo que el humanismo nos metió en la lógica de que nuestro pensamiento es la realidad.

Pienso, luego existo: eso es una gran mentira y es cómico; el pensamiento es una parte pequeñísima de la realidad, una parte engreída. La realidad son las cosas, los organismos, el aire, la luz, la naturaleza.

Para mí, naturaleza y realidad es lo mismo. Pero nos confundimos y creemos que el pensamiento es superior a la realidad. En la pandemia estamos teniendo grandes problemas por esta confusión. Los gobiernos creen que pueden administrar su relación con el virus, que podemos abrir la economía, mezclarnos, y después cerrarla en el momento adecuado, luego volverla a abrir.

Ahora estamos descubriendo ¡oh sorpresa! que el virus evoluciona, aunque sepamos desde el siglo XIX que la naturaleza evoluciona.

Es un error que ha cometido la mayoría de los países, estar administrando con el pensamiento algo que está fuera del pensamiento y le da exactamente igual lo que pensamos, pues tiene su propia lógica.

Decías en una entrevista que este libro provocó una revolución en ti y que implicó tomar decisiones, ¿cuáles fueron?

Decidí primero abandonar la filosofía y también la crítica. Descreo de todos los valores que heredé del humanismo, no los veo factibles.

Me interesa entender más acatar las reglas de la naturaleza, dejar de pelearme con ella. Por ejemplo, antes dormía seis horas porque soy una persona que trabaja mucho, bueno, ahora dejo que mi cuerpo decida cuántas horas duerme.

El pensamiento no es malo, claro, pero tenemos que entenderlo. Hay que colocarlo en el lugar adecuado, no entronizarlo. Nuestro pensamiento está lleno de falacias.

Te doy un ejemplo sencillo: la palabra O. Creemos que hay que decidir muchas cosas cada día y eso es una estupidez. Tenemos que cambiar la palabra O por la palabra Y. ¿Por qué cultura O naturaleza? Es cultura Y naturaleza.

Otro vicio que heredamos son las jerarquías, ¿qué es lo más importante? La naturaleza no funciona así, tiene miles de causas actuando al mismo tiempo. ¿Con qué pensamos? ¿con la cabeza? No es cierto, pensamos con todo el cuerpo.

Este artículo es parte del Hay Festival Querétaro digital, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza del 1 al 5 de septiembre de 2021.


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