Es día de Pícnic! y como siempre me alegra que me acompañes en esta aventura de encontrar esas cosas buenas de la vida que siempre nos dan segundas chances. Hoy quiero hablar contigo de sonidos y movimientos. En estos días en que muchos estamos más encerrados, la memoria auditiva es un remanso de paz que nos retrotrae al pasado y que nos enriquece el presente. Cada uno de nosotros tiene una memoria auditiva única e irrepetible. Algunos seguramente compartimos algunos sonidos que nos dan felicidad: el heladero en la playa, el afilador (que sigue pasando), los parlantes con avisos de los cuales solo me interesaba el que anunciaba el baile del sábado, o el tintineo de las botellas cuando el lechero las dejaba en la puerta de tu casa.
Es que los sonidos son pistas que se imprimen en nuestros sentidos. Por eso me pareció interesante una categoría de videos que replican “sonidos ambiente”, en general para acercarnos algo de paz o de “normalidad” mientras que hacemos otras cosas. Así es posible trajabar con el sonido de fondo de una playa de Tailandia, de un tren de lujo de larga distancia o, mi preferido, de un café de jazz con vista a la Torre Eiffel.
Todo esto no debería resultarnos sorprendente, porque son los sonidos de la naturaleza, de las rutinas diarias, de lo que pasa siempre por ahí pero que no solemos recepcionar por falta de atención, lo que nos suma calma cuando más la necesitamos. Son sonidos que a veces confundimos con silencio, simplemente porque son reconfortantes.
Si al sonido le agregamos el movimiento, algo parecido a la danza en cualquiera de sus formas se convierte en otro de nuestros remedios caseros para combatir la soledad, los pensamientos negativos o simplemente la falta de energía. No hace falta saber bailar un estilo, solo basta con poner música o sonidos y moverse como se nos de la gana. Luego de unos pocos minutos el cuerpo se vigoriza, se disparan las endorfinas y se nos dibuja una sonrisa inesperada.
La danza, coreografiada o no, ha sido uno de los grandes salvavidas en la pandemia. Por eso no es casualidad que las redes sociales, en particular TikTok, estén repletas de tutoriales y desafíos que a veces se critican con superficialidad, pero que si los probás te harán un poquito más feliz. En los primeros meses de 2020 reventó la popularidad del baile que hizo Jennifer López en el Super Bowl, y millones aprendieron a moverse como ella (o parecido). En estos días probé a aprender más de una coreo en el canal Online Dance Classes, en el que dan piques en cámara lenta. Vayan a probar la de Shakira, Girl like me. La canción deja mucho que desear, pero los movimientos son fáciles y para todas las edades.
En Uruguay también hay mucha gente talentosa del movimiento. En estos días me colgué mucho con las coreografías de danza contemporánea de Federico Achard. Si te animás a tirarte al agua, las clases del Espacio de Desarrollo Armónico son un disfrute también apto para todo público.
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