La vida de Jacqueline Grosso cambió para siempre el 9 de marzo de 2012, cuando perdió un embarazo de 21 semanas luego de que un vecino le pegara una patada en la panza. Desde ese momento, su hija no nacida, Victoria Jazmín, se convirtió en el motivo de su lucha que llegó hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
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