"Es una victoria para la gente que espera un cambio, una política de apertura y reformas", declaró el próximo presidente, de 57 años de edad, ante sus partidarios reunidos en la sede de su formación.
Los comicios taiwaneses fueron seguidos muy de cerca por Pekín y Washington, ya que del resultado de los mismos puede desembocar en un mayor acercamiento a China, tras ocho años de gobierno independentista del presidente Chen Shui-bian.
"Una vez más, Taiwan demostró la fortaleza y vitalidad de su democracia. También felicito al señor Ma Ying-jeou por su victoria", dijo Bush en una declaración.
"Aceptamos la derrota. Es un fracaso personal, no del pueblo taiwanés. No sientan piedad por mí", reconoció el candidato perdedor, Hsieh.
En ninguno de los dos casos la participación llegó al 50% de los votantes exigido, lo que invalidó sus resultados.
Chen permaneció en el poder ocho años, durante los cuales aplicó una política de desconfianza y provocación sistemática frente a China que no agradó a Estados Unidos.
A lo largo de la campaña, el ex alcalde de Taipei, Ma Ying-jeou, defendió un "acuerdo de paz" con China y el establecimiento de vínculos económicos, aunque eludió entrar en el asunto espinoso de la reunificación.
La República de China, nombre oficial de Taiwán, perdió en 1971 su puesto en la ONU en beneficio de la República Popular de China.
En 1949, cuando los comunistas se hicieron con el poder en Pekín, Taiwán se convirtió en el refugio del gobierno nacionalista de Chang Kai-chek.