Fútbol > UN VIAJE AL CORAZÓN DEL FÚTBOL
Tito contó sobre el día en que le apuntaron con un arma al Maestro Tabárez
El exkinesiólogo que estuvo 40 años en el club no olvida cuando el Pompa Borges perdió los dientes en pleno partido, la cábala de Cubilla y la bondad del Chino
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02 de abril de 2018 a las 05:00
Danubio franja negra que la vida me ha tatuado y la muerte te podrá borrar jamás". Como pocas veces la letra de una canción se hace realidad y se refleja en este hombre. Tito es Danubio. La vida le tatuó la franja. Allá en el lejano 1974 desembarcó en el club y pasó 40 años caminando a su lado.
Habla con orgullo del club. Tiene recuerdos para todos. De alcanzarle la pelota al Chino Recoba, la exigencia de don Raúl Bentancur, la bocina de Marcelo Zalayeta, el buzo verde que Luis Cubilla le prendió fuego a su profe y hasta el diente que en pleno partido perdió el Pompa Borges.
Walter "Tito" Alcaide empezó su historia con el fútbol en 1963 en la Extra, "con el Fraternidad, el cuadro del barrio. Luego estuve dos años en Boston River (Intermedia), me fui a las inferiores de Bella Vista, pasé al primero hasta que ascendimos con Silva Cabrera, que era el técnico, y cuando fue para Danubio me llevó", comentó a Referí.
Cuando Tito desembarcó en la franja con su botiquín de primeros auxilios, se encontró con un cuadro que se recitaba de memoria. "Jugaban siempre los mismos: Carrabs, Cabrera y Chagas, Roux, Keosseian y Vecino. Luego apareció Eliseo Rivero y adelante Rafa Perrone, Chorizo Barreiro y Comesaña, que luego se fue a Colombia. Ese cuadro durante años no lo tocaba nadie".
El exkinesiólogo de la franja acota: "¿Anécdotas? ¡Uhhh... miles! Como la del Pompa (Borges), que un día en pleno partido iba atacando y perdió el diente postizo que tenía. Pasó y se dio vuelta a buscar el diente. Con el Pompa, no se sabía nunca lo que podía llegar a hacer", dice entre risas.
Empieza a rememorar una tras otra: "Me acuerdo que Keosseian jugaba en pleno barro con zapatos sin tapones y no se caía, era su costumbre, el zapato de todo el año. Don Raúl (Bentancur) le revisaba los zapatos a todos los jugadores pero a Manolo no. Era el único autorizado a jugar con zapatos de goma".
Sobre Bentancur, que fue jugador y técnico de la franja, dice: "¿Sabés qué era Don Raúl? El pelo cortito. Había que venir con el pelito corto, si te veía con el pelito largo, ya te paraba: 'No, no, ¿por qué ese pelito señor?'. Esa gente no se olvida".
"También estuve con Scarone. Un tipo de mucho respeto, muy sencillo para hablar, no le daba entrada a nadie por su seriedad. Muy buena gente. Otro fenómeno con el que trabajé fue con el Pardo Abbadie. Un crack, pero un tipo que no podía trabajar en el fútbol, era muy educado, un señor". Tito fue testigo de la aparición de Ruben Sosa. "¡Pah! Había que correrlo, cuando disparaba no lo agarraba nadie. Un demonio".
"Aquel primer uruguayo fue inolvidable. Tengo el privilegio de estar en los cuatro campeonatos ganados por el club. Son cosas inolvidables. Ildo era un crack, un técnico zorro. Callado, pero sabía todo".
Tito agrega: "En esto hay que ser compinche del jugador, el confesionario de los jugadores era la mesa de masajes. Te confían más a vos que al médico. Cantidad de veces tuve que cubrir a alguno".
De aquel grupo dice recordar a Polillita Da Silva. "Estaba en Piriápolis y me llamaba: '¿Viejo, dónde estás?'. Y yo le decía estoy en mi casa y se venía a comer un guiso conmigo. Zeoli, otro que es flor de muchacho. No me olvido de Alagüich, siempre mirando para el grupo".
Alcaide revela datos de la bondad del Chino Recoba. Dice que cuando volvió al club, lo primero que hizo fue ir a hablar con él. "¿Sabés lo primero que me dijo? 'Viejo, ¿qué es lo que precisás acá? Decime que yo compro lo que haya que comprar'. No le pedí nada. Jamás le pedí nada, no tengo ni una camiseta suya".
La relación del Chino con Tito no surgió en aquellas primeras corridas de Recoba de pelo largo, atado. "Se quedaba a patear al arco con Richard Núñez. Me pegaban el grito. '¡Bo, viejo, quedate atrás del arco a alcanzar la pelota!'. Tito no lo olvida porque en el Complejo no había redes. "¡Tenía que ir a buscar la pelota a una cuadra!".
El eterno kinesiólogo de Danubio dice que cambiaron los tiempos. "Hoy terminan las prácticas y los botijas se van. Hubo un cambio en los vestuarios pero en Danubio siempre hubo respeto al mayor".
El hombre las vivió todas en Danubio. Pero guarda como una de las emociones más grandes la medalla que le entregó el Ingeniero Héctor Del Campo. "Esas son cosas que te quedan para toda la vida. Siempre le decía a Arturo: la última medalla que entregó el viejo me la entregó a mí".
En 2012 se jubiló y se retiró de la actividad. Fue homenajeado en Jardines por los 40 años al servicio del club. "Danubio es parte de mi vida, 40 años son cosas que no las podés olvidar nunca". Tito se fue, como dice la canción, "con la franja negra tatuada ni la muerte te podrá borrar jamás".
Entre los entrenadores con los que trabajó Walter "Tito" Alcaide se encuentra Luis Alberto Cubilla. El entrenador, como se lo denominaba en el ambiente, fue definido por Tito como "un viejo zorro de la dirección técnica". Lo que no olvida el exkinesiólogo de la franja es la prohibición de Cubilla a todo lo verde en su lugar de trabajo. Y rememoró una historia. "No podía tener nada verde porque te prendía fuego, un día fue el profe con un buzo verde y llegó contento que se lo había comprado y Luis me mira y me dice: 'Tito, ¿tenés un poco de alcohol? Mojé un algodón en alcohol y se lo pasé. Y me dice: 'No, no, dame el frasco'. ¡Le prendió fuego el buzo!".
"En la Copa Libertadores de 1984 tuvimos lío con el Maestro Tabárez (técnico de Danubio en ese momento) en Quito, en un partido contra 9 de Octubre. Echaron a Miguel Beltrán y lo estaban esperando todos los milicos en el túnel, en una bajada. Al Maestro le encajaron un botazo en la pierna que le quedó marcada y cuando levantamos la cabeza estaba el milico apuntando con el arma".
Tito dice tener gratos recuerdos de los últimos tiempos de Juan Ramón Carrasco. "Con Juan Ramón nos matábamos de la risa. Le pegaba como nadie a la pelota, se enojaba en las prácticas y les explicaba a los jugadores, tenés que pegarle así. Claro, para los fenómenos es fácil, para los demás es difícil. Son fenómenos por naturaleza. Los otros tienen que aprender a pegarle a la pelota".
"Flor de muchacho, se fue de Danubio y pasaba todos los días y si no veía a ninguno tocaba la bocina. Nosotros sabíamos que eran las tres de la tarde porque pasaba el Zala y tocaba el bocinazo".
Habla con orgullo del club. Tiene recuerdos para todos. De alcanzarle la pelota al Chino Recoba, la exigencia de don Raúl Bentancur, la bocina de Marcelo Zalayeta, el buzo verde que Luis Cubilla le prendió fuego a su profe y hasta el diente que en pleno partido perdió el Pompa Borges.
Walter "Tito" Alcaide empezó su historia con el fútbol en 1963 en la Extra, "con el Fraternidad, el cuadro del barrio. Luego estuve dos años en Boston River (Intermedia), me fui a las inferiores de Bella Vista, pasé al primero hasta que ascendimos con Silva Cabrera, que era el técnico, y cuando fue para Danubio me llevó", comentó a Referí.
Cuando Tito desembarcó en la franja con su botiquín de primeros auxilios, se encontró con un cuadro que se recitaba de memoria. "Jugaban siempre los mismos: Carrabs, Cabrera y Chagas, Roux, Keosseian y Vecino. Luego apareció Eliseo Rivero y adelante Rafa Perrone, Chorizo Barreiro y Comesaña, que luego se fue a Colombia. Ese cuadro durante años no lo tocaba nadie".
El exkinesiólogo de la franja acota: "¿Anécdotas? ¡Uhhh... miles! Como la del Pompa (Borges), que un día en pleno partido iba atacando y perdió el diente postizo que tenía. Pasó y se dio vuelta a buscar el diente. Con el Pompa, no se sabía nunca lo que podía llegar a hacer", dice entre risas.
Empieza a rememorar una tras otra: "Me acuerdo que Keosseian jugaba en pleno barro con zapatos sin tapones y no se caía, era su costumbre, el zapato de todo el año. Don Raúl (Bentancur) le revisaba los zapatos a todos los jugadores pero a Manolo no. Era el único autorizado a jugar con zapatos de goma".
Sobre Bentancur, que fue jugador y técnico de la franja, dice: "¿Sabés qué era Don Raúl? El pelo cortito. Había que venir con el pelito corto, si te veía con el pelito largo, ya te paraba: 'No, no, ¿por qué ese pelito señor?'. Esa gente no se olvida".
"También estuve con Scarone. Un tipo de mucho respeto, muy sencillo para hablar, no le daba entrada a nadie por su seriedad. Muy buena gente. Otro fenómeno con el que trabajé fue con el Pardo Abbadie. Un crack, pero un tipo que no podía trabajar en el fútbol, era muy educado, un señor". Tito fue testigo de la aparición de Ruben Sosa. "¡Pah! Había que correrlo, cuando disparaba no lo agarraba nadie. Un demonio".
El Danubio de 1988
Alcaide tiene recuerdos imborrables como el primer Campeonato Uruguayo ganado por la franja, con Ildo Maneiro como técnico."Aquel primer uruguayo fue inolvidable. Tengo el privilegio de estar en los cuatro campeonatos ganados por el club. Son cosas inolvidables. Ildo era un crack, un técnico zorro. Callado, pero sabía todo".
Tito agrega: "En esto hay que ser compinche del jugador, el confesionario de los jugadores era la mesa de masajes. Te confían más a vos que al médico. Cantidad de veces tuve que cubrir a alguno".
De aquel grupo dice recordar a Polillita Da Silva. "Estaba en Piriápolis y me llamaba: '¿Viejo, dónde estás?'. Y yo le decía estoy en mi casa y se venía a comer un guiso conmigo. Zeoli, otro que es flor de muchacho. No me olvido de Alagüich, siempre mirando para el grupo".
Alcaide revela datos de la bondad del Chino Recoba. Dice que cuando volvió al club, lo primero que hizo fue ir a hablar con él. "¿Sabés lo primero que me dijo? 'Viejo, ¿qué es lo que precisás acá? Decime que yo compro lo que haya que comprar'. No le pedí nada. Jamás le pedí nada, no tengo ni una camiseta suya".
La relación del Chino con Tito no surgió en aquellas primeras corridas de Recoba de pelo largo, atado. "Se quedaba a patear al arco con Richard Núñez. Me pegaban el grito. '¡Bo, viejo, quedate atrás del arco a alcanzar la pelota!'. Tito no lo olvida porque en el Complejo no había redes. "¡Tenía que ir a buscar la pelota a una cuadra!".
El eterno kinesiólogo de Danubio dice que cambiaron los tiempos. "Hoy terminan las prácticas y los botijas se van. Hubo un cambio en los vestuarios pero en Danubio siempre hubo respeto al mayor".
El hombre las vivió todas en Danubio. Pero guarda como una de las emociones más grandes la medalla que le entregó el Ingeniero Héctor Del Campo. "Esas son cosas que te quedan para toda la vida. Siempre le decía a Arturo: la última medalla que entregó el viejo me la entregó a mí".
En 2012 se jubiló y se retiró de la actividad. Fue homenajeado en Jardines por los 40 años al servicio del club. "Danubio es parte de mi vida, 40 años son cosas que no las podés olvidar nunca". Tito se fue, como dice la canción, "con la franja negra tatuada ni la muerte te podrá borrar jamás".
Anécdotas e historias
El Ingeniero
"El Ingeniero Del Campo era un señor. Vos ibas a arreglar el sueldo y lo arreglabas en cualquier fecha del año. Te dejaba para lo último. Entrabas y te decía: '¿Cuánto quiere ganar usted?'. Yo quiero ganar 10. Y te decía: 'No 10 no le voy a pagar, yo le voy a pagar 9 y cobra todo el año'. Te matabas de la risa. ¡La palabra! La palabra de él era sagrada. El Ingeniero te daba su palabra y no tenías que firmar nada. Fue el de la idea de los premios. Resulta que se cobraba premio toda la semana y un día nos reunió a todos y nos ofreció si no era mejor cobrar premios mensuales en lugar de semanales, porque al sueldo grande no le hacía nada, pero al chico lo aumentaba mucho. Danubio pagaba premios hasta por diferencia de goles. Si el Polilla Da Silva hacia más de tres goles, había una plata. Si a Zeoli no le hacían goles, lo mismo. Y se repartía todo el dinero por igual. Siempre me tuvieron en cuenta tanto a mí como al equipier, íbamos todos juntos en los premios".Luis Cubilla
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Luis Cubilla, ganó 5 Copas: tres como jugador (dos en Peñarol y una en Nacional) y dos como entrenador (ambas en Olimpia, de Paraguay)
Entre los entrenadores con los que trabajó Walter "Tito" Alcaide se encuentra Luis Alberto Cubilla. El entrenador, como se lo denominaba en el ambiente, fue definido por Tito como "un viejo zorro de la dirección técnica". Lo que no olvida el exkinesiólogo de la franja es la prohibición de Cubilla a todo lo verde en su lugar de trabajo. Y rememoró una historia. "No podía tener nada verde porque te prendía fuego, un día fue el profe con un buzo verde y llegó contento que se lo había comprado y Luis me mira y me dice: 'Tito, ¿tenés un poco de alcohol? Mojé un algodón en alcohol y se lo pasé. Y me dice: 'No, no, dame el frasco'. ¡Le prendió fuego el buzo!".
Pelea con Tabárez
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Óscar Tabárez
"En la Copa Libertadores de 1984 tuvimos lío con el Maestro Tabárez (técnico de Danubio en ese momento) en Quito, en un partido contra 9 de Octubre. Echaron a Miguel Beltrán y lo estaban esperando todos los milicos en el túnel, en una bajada. Al Maestro le encajaron un botazo en la pierna que le quedó marcada y cuando levantamos la cabeza estaba el milico apuntando con el arma".
Rafa Perrone
"El Rafa era el único jugador, y yo le decía al Dieguito (Perrone), que su padre jugaba con zapatos de goma o con los intercambiables y le pegaba igual a la pelota. Las sabía todas. Y claro, eran los jugadores de la calle, vos tenés que tener calle para llegar a algo, ahora no, ahora no tienen el campito que había antes de jugar a la pelota en la calle eso le sacó mucho al fútbol. Antes jugaban descalzos".El verdugo
"En Bella Vista estuve con Juan Eduardo Hohberg, otro señor. ¡Cómo le pegaba a la pelota! Un día llamó a Patín Santos. Se paró al lado de la pelota, y le dijo simplemente: 'Héctor, al ángulo'. Tocaba la pelota y era un cañón. El golero no la agarraba, era imposible".Juan Ramón
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Carrasco, técnico de River Plate
Tito dice tener gratos recuerdos de los últimos tiempos de Juan Ramón Carrasco. "Con Juan Ramón nos matábamos de la risa. Le pegaba como nadie a la pelota, se enojaba en las prácticas y les explicaba a los jugadores, tenés que pegarle así. Claro, para los fenómenos es fácil, para los demás es difícil. Son fenómenos por naturaleza. Los otros tienen que aprender a pegarle a la pelota".
Luis Malvárez
"El Indio Malvárez fue otro personaje. Salíamos a correr, en aquellos tiempos se hacían los 15 kilómetros y el Indio salía con el grupo y de repente se tiraba y gritaba: '¡Pincho Seijo y pide la moto!' (Seijo era un ciclista de la época). El grupo seguía corriendo y el Lucho se quedaba tirado. De repente se paraba y los alcanzaba a todos, hacía 20 kilómetros igual".Marcelo Zalayeta
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"Flor de muchacho, se fue de Danubio y pasaba todos los días y si no veía a ninguno tocaba la bocina. Nosotros sabíamos que eran las tres de la tarde porque pasaba el Zala y tocaba el bocinazo".
