Majada del productor Juan Artola.

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Tras decenas de muertes, productor pide que la perrera vaya a Valentines

Juan Artola hace ocho a 10 años que soporta importantes pérdidas por ataques de perros que matan o lastiman a sus ovejas
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21 de junio de 2023 a las 15:37

Juan Artola hace ocho a 10 años que soporta importantes pérdidas por ataques de perros que matan o lastiman a sus ovejas. Fueron tantos los episodios que le es imposible calcular lo que perdió. Sí tiene claro lo reciente: esta semana le mataron tres ovejas y cinco corderos, otros seis animales quedaron heridos y teme que no todos se recuperarán y para peor descuenta que los perros van a volver.

En los últimos tres años las muertes superan el centenar. Solo en uno de esos años los perros le mataron 34 ovejas, 12 corderos y 16 borregas. En otro recuerda que fueron 35 ovejas y 28 corderos. En ambos casos muchos ovinos quedaron heridos, de los cuales varios terminaron muriendo y los que no están rengos, mancos o con los cuellos torcidos.

El emprendimiento ganadero de Juan se llama La Rinconada y se desarrolla en un campo muy próximo a Valentines, pueblo extendido sobre Florida y Treinta y Tres –el campo donde ocurrió el ataqué está en la 12ª seccional policial de Florida–.

El campo es de su padre y él maneja una majada de la raza Ideal, con un esfuerzo en desarrollo genético de décadas, tanto que lo inició su abuelo y evolucionó a vellones hoy por debajo de las 20 micras, es decir lanas finas, de alta calidad.

Varios animales quedan heridos y no todos se recuperan.

Se pierde producción actual y proyectada.

La pérdida, en cada ataque, va más allá de lo económico (que considera los animales muertos y la producción futura de carne, lana y nacimientos, además de tratamientos veterinarios que se incrementan procurando salvar a los heridos), “hay un impacto anímico, una desilusión, lo sentimental, uno sufre viendo a los animales que murieron así o quedan heridos”.

Este nuevo ataque en su campo sucedió el lunes. Ya el martes le pasó algo similar a un vecino: “Los perros le mataron como cuatro y le molieron varios corderos y ovejas”.

Señaló que los ataques aumentan en este momento del año, “cuando hay pariciones, con muchos corderos en la vuelta, no sé si además los perros andan con más hambre por el frío”.

Lejos de lo que muchos puedan suponer, para Juan tener su sistema productivo cerca del pueblo es un dolor de cabeza, porque en Valentines –como en muchas localidades del interior– hay muchos perros sueltos, sin dueño, abandonados por gente irresponsable o crías de perras que andan sueltas y se reproducen sin control.

En el predio de Artola son decenas de animales los muertos en los últimos tres años.

Detalle de una de las heridas.

Perrera

Sobre cómo se puede solucionar esto, mencionó que debería existir una perrera que capture a esos perros sin dueño, que los tenga en algún lugar y promueva su adopción y si no los mantenga encerrados.

“Acá todo se arregla con que venga una camioneta y agarre a los perros y los lleve a un lugar en el que estén cuidados y vigilados”, expresó.

También dijo que castrar a perros que no tengan un dueño es un aporte útil hacia la solución.

 Sobre los ataques, lamentó que lo que le pasó esta semana no va a ser el último ataque. “Los perros van a volver, siempre vuelven porque nadie soluciona esto”, indicó.

Juan entiende que así como hay mucha gente que procede de buen modo, que tienen bien y controlados a sus perros, otra no. “Yo, por ejemplo, tengo dos perros que los uso para trabajar y cada tardecita les doy de comer y los ato, no andan sueltos de noche, no molestan a nadie”, dijo.

Los perros sueltos, añadió, “no solo son un problema para los lanares, también muerden a la gente, el año pasado hubo un accidente de una moto, un perro hizo caer a la gente y todo quedó en algunos raspones, pero pudo ser muy grave”.

Corderos muertos en el último ataque.

Achique

Juan admitió que ya ha pensado en recorrer el mismo camino que otros productores, es decir abandonar el rubro lanar.

“En mi caso, lo pensé, lo que estoy haciendo es tener menos porque van ocho o 10 años que pasa lo mismo y es un tema económico y emocional en el que nadie ayuda, entonces te cuestionas seguir”, reflexionó.

El de los depredadores, remarcó, es un problema que se suma a otros con los que el productor lucha, como los precios de sus productos y lo climático: “El precio del cordero es el mismo desde hace muchos años, el de la lana ha bajado y eso que nosotros tenemos una lana fina, es difícil y además se suma esto de los perros”, concluyó.

Las pérdidas son económicas y anímicas.

 

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