Los corredores de bolsa comenzaron a mirar puertas adentro y consultaron a expertos en prevención de lavado, luego de que cerca de 30 ahorristas perdieron gran parte del dinero que habían colocado en la firma Baeremaecker y Perera, cuyo monto total aún no está estimado, pero es superior a los US$ 3 millones. Los dueños —que denunciaron la estafa ante la Justicia— responsabilizaron a una "empleada infiel" que realizaba las maniobras. Varios de los perjudicados —que también dieron cuenta a la Fiscalía de lo sucedido— no creen en la total inocencia de la empresa. Más allá de eso, otras empresas del mercado comenzaron a averiguar de qué forma podían mejorar sus controles internos para evitar que suceda algo similar, dijeron fuentes especializadas en la materia a El Observador.
Un experto en compliance informó que a partir de la denuncia aumentaron las consultas específicamente de este tipo de empresas. A partir de ello, sugirieron diferentes procedimientos para disminuir a lo mínimo las posibilidades de que sean víctimas de una estafa. Entre las medidas recomendadas, destacó, figuran que cada vez que haya un movimiento, una tercera persona que no sea quien opera la cuenta en cuestión, llame al titular para saber si él realmente instruyó esa acción o si él realmente fue quien firmó un escrito que habilita determinada acción (al estilo call back de los bancos).
Por otra parte, se sugiere incorporar mayores niveles de control interno sobre el envío de estados de cuenta. Por ejemplo, que quien opera la cuenta no sea la misma persona que envía el resumen, puesto que deja en evidencia los movimientos de dinero (sean lícitos o no). También, conciliar los movimientos que se reciben de los clientes para que coincida los montos que se declaran tener con los existentes en las cuentas.
Como las cuentas que manejan los corredores de bolsa son de administración de inversiones y no necesariamente para hacer transacciones, hay empresas que prohíben las transferencias a terceros. De ese tipo de compañías, solo sale dinero para ser depositado en una cuenta de la misma persona que tiene su cuenta en el corredor (same name).
Formalmente, es un intermediario en el mercado financiero que tiene licencia para operar en el mercado de valores. Las personas que tienen ahorros pueden consultarlos si tuvieran intención de invertir una parte, con la intención de obtener alguna ganancia a partir de ello.
El corredor de bolsa invierte el dinero en bonos (título de deuda, la entidad se compromete a devolver el dinero más intereses), acciones (título emitido por una sociedad anónima, significa una parte de ella, si a la sociedad le va bien, el negocio será rentable) y fondos (reúne dinero para invertirlos en bonos, acciones u otros), entre otros. Si el profesional tomó una buena decisión, el cliente tendrá ganancia. Otra decisión importante a tomar, es cuándo conviene venderlo, antes de que pierda valor.
El corredor de bolsa cobra por ejecución, es decir, por compra o venta. De cada acto que realiza cobra un porcentaje, históricamente fue el 1% pero ahora bajó y se ubica aproximadamente en 0,75%. Por ejemplo, si un cliente abre una cuenta y deposita US$ 500 mil y compra US$ 50 mil en bonos, el corredor cobrará 0,75% de US$ 50 mil.
Al principio del proceso los corredores y los clientes deben tomar decisiones importantes. La primera, es si el corredor gozará de libre discrecionalidad sobre la cuenta de su cliente. Es decir, si deberá consultar con él cada vez que va a realizar una operación o no. La otra, es definir el perfil del inversor, para saber qué comprar o qué ofrecerle. Si el inversor en cuestión es conservador, no van a comprar acciones (activo muy volátil), por ejemplo.
Si bien la "empleada infiel" trabajaba en Baeremaecker y Perera desde hacía 16 años, los corredores de bolsa manifestaron en un comunicado que ella no era empleada sino que oficiaba de introducing broker. Esta figura en el mundo de las finanzas responde a una persona con una cartera de clientes muy adinerados, pero que quizás no tienen posibilidades o el conocimiento para operar en el mundo financiero. Por eso los derivan a una empresa de corredores de bolsa, con las que el introducing broker firma un contrato, ellos operan la cuenta pero dividen las ganancias. El abogado Carlos Balbi, que defiende a la acusada, dijo a El Observador que ella era empleada de la empresa de la que cobraba sueldo, salario vacacional y marcaba horario.
De acuerdo a la denuncia que presentaron los abogados Jorge Díaz y Leonardo Costa —y que divulgó El País—, la empleada se quedaba con el dinero de inversionistas de diferentes formas.
Argumentaron que ella retiraba dinero (en efectivo o cheques) sin una orden de los ahorristas ni comprobantes firmados. También que había armado una suerte de "calesita" en la que, por ejemplo, cuando debía depositar un cheque de la empresa para pagar a algún cliente en otro país, ella retiraba el dinero y saldaba deudas con clientes uruguayos que esperaban los intereses producto de la inversión que habían hecho.
Por otro lado, sostuvieron, hubo clientes que realizaron depósitos en la cuenta de un cambio —que funcionaba como intermediario entre Baeremaecker y Perera y sus clientes— pero eso nunca llegó a la cuenta de los corredores de bolsa. Pero no solo eso, sino que hubo oportunidades en las que recibió cheques y letras de cambio de clientes que tampoco ingresaron a las arcas de la empresa, sino que ella los cobró en el cambio.
A su vez, —según Díaz y Costa— retiró dinero de transferencias que se hicieron desde el Banco Central a la cuenta en el cambio, pero a nombre de clientes de la corredora.
Para hacer pagos a terceros se necesita tener una cuenta bancaria por eso los corredores de bolsa tienen que tener una pero el Banco Central muchas veces solicita que sean distintas las cuentas en las que la empresa recauda sus ganancias y la que manejan los fondos de los clientes. Muchos bancos tienen serias restricciones para manejar cuentas de intermediarios de valores por el riesgo que implica, razón por la que se reduce muchísimo la posibilidad de abrir una cuenta puesto que son pocos los bancos que lo aceptan. Por ese motivo se buscan alternativas. Entre ellas, empresas de servicios financieros (o cambios), que tienen la posibilidad de recibir fondos del exterior y hacer transferencias internacionales. El problema al que se enfrenta la Justicia es que al dinero retirado del cambio en efectivo, se le pierde la trazabilidad.
Un corredor de bolsa consultado por El Observador señaló que si bien la utilización de un cambio es una herramienta legítima y muchas veces necesaria, cuando algo sale mal, haberlo utilizado "es sinónimo de una luz amarilla". Si bien las regulaciones a los cambios han aumentado y muchos trabajan seriamente, tiene menos regulaciones que un banco. "Cuando necesito girar plata al exterior pero no tengo origen de fondos y me piden y esto y lo otro, te dicen que lo hables con alguien de un cambio. Igual eso pasaba más antes que ahora", resumió.
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