Trazabilidad: un sistema con falencias que es burlado habitualmente

Más allá de los casos de abigeato detectados en los últimos meses, varios operadores señalaron que, a veces, es necesario "engañar" al sistema de información ganadera con fines prácticos

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17 de enero de 2019 a las 05:04

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Un productor rural de Uruguay se dispone a realizar un embarque a un frigorífico y cuando llega el operador autorizado por el Servicio Nacional de Información Ganadera (SNIG), se encuentra con que entre cinco y diez de los 100 animales a ser vendidos han perdido su trazabilidad, porque los vacunos perdieron tanto el chip de la oreja izquierda, como la caravana de la derecha y los pasos de los animales ya no pueden ser identificados.   

Ante esta situación y siempre considerando de que ese productor rural opere de buena fe, la pérdida de la trazabilidad de estos animales puede inferirle a ese empresario del agro varias centenas o miles de dólares - al perder la trazabilidad las vacas no pueden ser comercializadas para el mercado internacional-, dependiendo de la dimensión del embarque.

Según varios operadores registrados en el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) consultados por El Observador (que no quisieron brindar sus nombres), esta situación hipotética -que también es real y habitual en el país- lleva a que los encargados de la operativa de trazabilidad sustituyan la identidad de ese animal por la de otro que murió, pero que no fue declarado el fallecimiento. Las caravanas de los animales muertos se guardan y son reutilizadas si la circunstancia así lo requiere.

De esta forma y ante la ausencia de controles de parte del MGAP, el sistema de trazabilidad uruguayo es constantemente burlado, aunque no sea necesariamente con la finalidad de robar ganado. En los casos de abigeato, al haber un tercero perjudicado que realiza la denuncia, estas irregularidades son más fácilmente detectables, sobre todo cuando saltan a la esfera mediática. 

En Uruguay hay 3.200 operadores registrados en el Sistema de Información Ganadera (SING). En 2018 se abrieron 1.200 expedientes por irregularidades. Las sanciones pueden ir de suspensiones de tres meses a un año.

Las fuentes consultadas, a su vez, expresaron que ante las debilidades y facilidades para engañar al sistema de información ganadera, la práctica es muy común dado que no se le va a decir a un productor que no puede vender un animal por US$ 700 dólares "porque perdió la trazabilidad". Los profesionales explicaron que para hacer que el sistema sea infalible, requiere de una burocracia que se vuelve inviable dado todos los movimientos de ganados que se dan a lo largo y ancho del país.  

La confianza como regla

Más allá de los casos de robo de ganado, lo que ocurre es que muchos de los negocios ganaderos del país descansan en la confianza de quienes a los inversores le realizan la operación. En esta coyuntura es que se instala la mayor vulnerabilidad del sistema, dado la exposición a que en quienes se confió hagan las cosas de manera irregular, debido también a que el MGAP no puede controlar cada vez que un ganado se mueve. Por ello opera con controles aleatorios, que son complementados por información electrónica que, de todas formas, han proporcionado una mayor calidad en los controles que se hacían años atrás. 

La directora del Servicio Nacional de Información Ganadera, Maríanela González, señaló que ante la imposibilidad de que el Estado esté encima de cada usuario, dado que además quienes piden caravanas son usuarios registrados en Dicose -que incluye razón social con los padrones explotados-, se presume que cada productor actúa de buena fe. González manifestó que la entrega de las caravanas es la cesión de un valor público "que pagan todos los uruguayos". 

“Esa práctica se realiza pero es un acto de negligencia absoluta y total. Son prácticas que se han hecho habituales, pero no las entiendo sinceramente cuando tienes todo a disposición para hacerlo bien. Las caravanas se le entregan gratis al productor y al menos un par de caravanas siempre quedan sin usar. En todos los tutoriales están las normas y la manera de realizar la reidentificación. Por teléfono lleva dos minutos hacerlo”, argumentó la jerarca. De todas formas, González reconoció que en caso de perderse tanto el chip como la caravana hay que poner una caravana verde, lo que implica la pérdida de la trazabilidad y por ende la imposibilidad de comercializar los vacunos para el mercado internacional. 

El concepto de trazabilidad individual irrumpió con fuerza en la industria de la carne, especialmente a partir de los países de la Unión Europea, vinculado a exigencias crecientes de los consumidores con respecto al origen y a la sanidad de los alimentos. El tema adquiadq especial importancia a partir de 1986, con la aparición en Inglaterra de la "enfermedad de la vaca loca". 

Además, González se preguntó cuál puede ser el sentido de que se le ponga una caravana de un animal que lleva tres años muerto a otro que tiene dos años de vida. “Si te pagan en el frigorífico por la lectura no tiene nada que ver la carcasa de lo que es un animal joven”, explicó.  

Otra de las maniobras también utilizada aunque menos asiduamente, es que, a pesar de que la ley obliga a que los terneros sean identificados antes de llegar a los seis meses de vida, con el fin de poder cumplir muchas veces con las exigencias de la cuota 481 -exportación de carne de alta calidad terminada a grano-, los productores -ante las demoras que pueden implicar algunas veces las ventas-, deciden postergar la presentación de ese ternero para cumplir con las condiciones necesarias.   

Revisionismo después de los casos de abigeato

Luego de ocurridos los casos de abigeato en Treinta y Tres en octubre de 2018 y el de Rocha esta semana, muchos de los actores del sector ganadero han coincidido en que el sistema presenta problemas y uno de los centrales es la falta de rigor al contrastar que la marca a fuego del ganado coincida con la de la trazabilidad.

En este sentido, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Enzo Benech, dijo este martes que se están realizando revisiones en el sistema SNIG. “Ningún sistema es invulnerable, si no habría infracciones de tránsito. El sistema es perfectible, pero hay que ahondar en la conciencia colectiva y el control social porque desde el ministerio no se puede estar en todos los lugares”, expresó.

Benech aclaró nuevamente que la trazabilidad ganadera y el uso de la caravana electrónica no da la propiedad, sino que eso lo hace la marca, por lo que sostuvo que son los productores los que “tiene que hacerse responsables”.

El Código Rural, en su artículo 157, indica que “las marcas en el ganado mayor y menor, y las señales en el ganado menor, establecen una presunción de dominio y justifican la propiedad del animal marcado o señalado, salvo prueba en contrario”.

Los operadores consultados sostuvieron que prácticamente ese control no se realiza, ya que sería imposible ante la cantidad de movimientos de ganado. Las caravanas eran enviadas por correo por el ministerio a los productores que están registrados en la División Contralor de Semovientes, que deben realizar declaración jurada todos los años sobre cuántos animales tienen, aunque los controles sobre la veracidad de los datos proporcionados son insuficientes. El pasado 9 de enero el MGAP solicitó a los productores que, hasta nuevo aviso, no realicen pedidos de caravanas para identificación y registro animal en el Correo Uruguayo.  Las solicitudes deberán realizarse a través de la mesa de ayuda del Sistema Nacional de Información Ganadera (SNIG)

En declaraciones a la diaria, el subsecretario de Ganadería, Alberto Castelar, dijo que en el MGAP hay más de 1.200 expedientes por situaciones irregulares por el mal uso de la trazabilidad. “El sistema está vivo y funciona. ¿Intentan burlarlo? Sí, pero, por suerte, cuando lo detectamos podemos sancionar”, afirmó. A su vez, en la misma línea que González el jerarca dijo que algunas formalidades no suelen cumplirse porque son negocios que muchas veces están basados en la confianza.

La solicitud de caravanas la realizan los productores en relación a las vacas mayores de 18 meses que poseen. En estos casos el MGAP calcula la cantidad de caravanas que entregará en razón de la potencial preñez, que suele ser de 75%. Por cada 100 vacas se otorgan 75 caravanas. Si nacen menos de 75 terneros las caravanas sobrantes no necesariamente son devueltas, pero en el siguiente pedido el MGAP puede llegar a descontar las que el productor ya tiene: si vuelve a tener 100 vacas y en la oportunidad anterior le sobraron 15, se le manda 60 dispositivos.
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