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Un antecedente en materia de eutanasia

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05 de octubre de 2020 a las 05:01

Ante el debate público que ha generado la presentación de un proyecto de ley de eutanasia y suicidio asistido en Uruguay, conviene recordar cómo se originó esta corriente de pensamiento y acción política en Alemania de la primera mitad del siglo XX, qué establecían los primeros proyectos de ley de eutanasia, y qué consecuencias tuvo.

Seguiremos para ello la investigación de Cathleen A. Cleaver y Edward Grant: “Lecciones de la más calamitosa experiencia de la historia”1.

La corriente a favor

La justificación para impulsar la eutanasia provino de un cambio en los valores que nació antes del pensamiento nazi en el ámbito académico/científico, particularmente, en el campo de la medicina y del derecho, pero que este lo hizo propio.

Primero, se habló del “derecho a la muerte”; luego, de “permitir la destrucción de vida sin valor”2.

La eutanasia se consideraba como 'Sterbehilfe' ('ayuda a los moribundos'): “Una respuesta compasiva y humanitaria a aquellos que la pidieran, procurando un proceso cuidadosamente controlado”. El proceso debía incluir la “evaluación por un panel de tres profesionales, y la posibilidad de que la persona retirara su consentimiento en cualquier momento. El decreto de permiso debería indicar que se había hecho una 'completa investigación' (…) y que el paciente 'parecía sin remedio', y que 'no había razón para dudar de la sinceridad de su consentimiento'”.

El argumento de los críticos

El Dr. M. Beer escribió: “La ayuda del médico para morir podría ser ‘el primer paso, pero que sea el último, lo dudo mucho… Una vez que el respeto por la santidad de la vida humana haya sido disminuido por la introducción de la muerte piadosa voluntaria para los mentalmente sanos, pero con una enfermedad incurable e involuntaria, para los enfermos mentales, ¿quién puede asegurar que las cosas van a parar aquí?"3.

El Dr. Ewald Meltzer indicaba el peligro de considerar que “la gente con taras mentales ha perdido los últimos vestigios de la personalidad humana”, y que la eutanasia implicaba “matarlos por razones utilitarias”.

Lo que se preveía fue lo que sucedió

En mayo de 1939 se formó un comité “para definir cuándo y cómo debería operar un programa de eutanasia para adultos y niños"4. El proyecto para adultos fue localizado en Berlín con el número 4 Tiergartenstrasse, lo que originó el nombre código “T4”.

En setiembre de 1939, el canciller Adolf Hitler confirió “inmunidad legal a los médicos vinculados con la muerte piadosa, y emitió un memorándum diciendo [actas del juicio de Núremberg]: 'Reichsleiter, Bouhler y el Dr. Brandt M.D. han sido encargados de la responsabilidad de ampliar la autoridad a ciertos médicos, designados por nombramiento, para personas, que según el juicio humano sean incurables, puedan, con base en el más cuidadoso diagnóstico de la condición de su enfermedad, recibir una muerte piadosa'”5.

Se propuso una ley en 1933 y otra en 1940 para legalizar la muerte con ayuda médica. En ambas se preveía: “Cualquier persona que sufra una enfermedad incurable que conduzca a un severo debilitamiento de ella o de otros puede, mediante petición explícita del paciente y con permiso de un médico nombrado para ello, recibir ayuda para morir por parte de un médico”6.

Finalmente, se optó por no promulgar la ley, sino aplicarla mediante inmunidades otorgadas por el canciller.

Inicialmente, la eutanasia se practicó mediante inyecciones de morfina, escopolamina y cianuro. Luego comenzó a usarse el gas monóxido de carbono, “porque no solo era más eficiente, sino también, según decía Brandt, el monóxido de carbono era indoloro y sería ‘la forma más humana de muerte’”. “Incluía un falso cuarto de baño con ducha y con bancos; el gas era introducido desde fuera en la tubería del agua con pequeños orificios a través de los cuales pudiera salir el monóxido de carbono”.

En el “hospital Hadamar, entre enero y agosto de 1941 más de 10.000 enfermos mentales alemanes recibieron una ‘muerte indolora’ en las cámaras de gas”7. Y, en total, “de 80.000 a 100.000 personas habían sido muertas bajo el programa T4”8.

Este plan de eutanasia fue extendiéndose, por causa de la guerra y el racismo. Las fuerzas armadas exigían más alimentos y medicinas, por lo que la eutanasia pasó a ser una forma de “liberarse de la carga” de los enfermos mentales y los socialmente indeseables.

En los juicios de Núremberg

Las referidas acciones fueron condenadas como delitos de lesa humanidad en los tribunales de Núremberg y se rechazaron las defensas esgrimidas (las mismas que hoy se emplean para promover la legalización de la eutanasia).

“Los defensores argumentaron que sus acciones fueron motivadas por compasión y por sentimientos humanitarios”. Brandt declaró: “…no es un crimen contra el hombre ni contra la humanidad. Es piedad por el incurable, literalmente. (…) En mi corazón hay amor por la humanidad ... La muerte puede significar liberación”9.

Klein “insistió en que solamente en los casos extremos, como en las etapas finales de la tuberculosis, los pacientes eran ‘ayudados’ y librados de una muerte insufriblemente prolongada. ‘Solamente murieron los que ya estaban muy cerca de morir’"10.

Quienes participaron en la investigación de estos crímenes señalan con claridad cuál fue su origen.

Así, el Dr. Leo Alexander, experto médico en los juicios de Núremberg, afirma: "Cualesquiera que sean las proporciones que estos crímenes finalmente asumieran, es evidente para todos los que los investigamos que comenzaron en pequeño. Lo primero fue solamente un cambio sutil de énfasis en la actitud básica de los médicos. Comenzó por la aceptación del principio básico en el movimiento proeutanasia, que existe algo como una vida no digna de ser vivida"11.

Y el juez Robert Jackson, jefe de la fiscalía por los Estados Unidos en Núremberg concluye con una advertencia sobre el régimen nazi: "Un pueblo que ama la libertad encontrará en los registros de los juicios por crímenes de guerra instrucción sobre los caminos que conducen a tal régimen y los sutiles primeros pasos que deben evitarse"12.

1 “Suicidio Asistido & Eutanasia – Pasado & Presente”, J.C. Willke.
2 Título del libro publicado en 1920 por los profesores Karl Binding y Alfred Hoche)
3 Burleigh, Death and Deliverance, p. 15.
4 Proctor, Racial Hygiene, p. 186.
5 United States v. Brandt et al., Trials of War Criminals Before the Nüremberg Military Tribunals Under control Council Law No. 10, Nüremberg, Octubre 1946 – Abril 1947, Vol II, p. 196.
6 Proctor, Racial Hygiene, p.193.
7 The Hadamar Trial: Proceedings of a Military Comission for the Trial for War Criminals, Introduction at XXIV (E. Kintner ed. 1948).
8 Cleaver y Grant citan a Lifton, The Nazi Doctors, p.192; y Burleigh, Death and Deliverance, p. 160.
9 Actas de Núremberg: Nurem. Mil. Trib. II: 139.
10 Cleaver y Grant citan The Hadamar Trial, p. 88.
11 Alexander, Medical science Under Dictatorship, p. 241, y New Eng. J.Med. p. 44.
12 Idem.

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