Un sabio consejo

Se han escrito muchos artículos en memoria de Luis Manuel Calleja; hoy quisiera recordar su visión del trabajo, que no solo vivía personalmente sino que transmitía a sus alumnos con ilusión

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02 de agosto de 2020 a las 05:00

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El pasado 15 de julio falleció en Madrid el profesor del IESE Luis Manuel Calleja. Calleja, más allá de su destacada trayectoria como profesor de esta prestigiosa institución, tuvo una especial relación con Uruguay. En efecto, durante 28 años vino regularmente a Uruguay a dar clases de Política de Empresa en el IEEM y permaneció en el país aproximadamente un trimestre dictando su materia en varios programas empresariales. Además, ha realizado varios programas de consultoría en empresas públicas y privadas de nuestro país. O sea, nos conoce a fondo, ha formado a muchas camadas de empresarios, se ha hecho de muchísimos amigos porque su capacidad de preocuparse por los demás no tenía límites y, en lo que lo he conocido, se formó una buena imagen de las virtudes y defectos de nuestro país, al que quería como su segunda patria.

Se han escrito en estos días muchos artículos en su memoria que recuerdan sus virtudes como padre, como esposo, como amigo y como profesor. Hoy quisiera recordar su visión del trabajo, que no solo vivía personalmente sino transmitía con ilusión a sus alumnos y veía como la clave para el desarrollo integral de las personas y del progreso económico y social.

En una entrevista publicada en este diario el 26 de noviembre de 2018, Luis María Calleja, hizo un diagnóstico certero del ambiente laboral uruguayo y de los escasos incentivos para trabajar más y mejor, para mejorar la productividad personal y colectiva. Imitando nuestro lunfardo, Calleja fue drástico al señalar que “a un tipo que quiere trabajar otros le dicen: che parala ¿que queres, bo? Te va a dar un infarto”. Y no es un diagnóstico de alguien que cae como un paracaidista sino de un prestigioso profesor que, como señalaba al principio, conoce muy bien a Uruguay no solo por su actividad docente en IEEM de la Universidad de Montevideo sino también realizando varios programas de consultoría en empresas públicas y privadas de nuestro país.

La entrevista merece leerse en su totalidad porque no tiene desperdicio alguno. Pero algunas cosas son verdaderamente destacables: lo del infarto si alguien pretende trabajar mucho y dejar en evidencia a quienes no lo hacen, lo de la baja productividad, lo que no hay orgullo de terminar las cosas bien, lo de justificar el no crecimiento empresarial en la pequeñez del país, lo del ausentismo, lo de no aprovechar las virtudes del uruguayo medio (sentido de justicia y templanza) para introducir un cambio en la cultura del trabajo, lo del buscar excusas para evitar que el empresario procure crecer aunque sea desde una empresa chica, como son la mayoría de las empresas de este país.

Pero saliendo de las definiciones del profesor Calleja, es fácil apreciar que Uruguay tiene un problema de trabajo y de empleo. Problema que en la última década quedó disfrazado por la ola de bonanza sin igual que nos benefició con condiciones muy favorables desde el exterior como la tasa de interés cercana a cero en los países desarrollados y precios de materias primas altos como no se habían visto desde principios del siglo XX.

Ahora que esas circunstancias excepcionales han cambiado, se ve claro que Uruguay tiene un problema de empleo y de trabajo. Ha perdido 60.000 empleos en los últimos 5  años y eso sin que el PBI dejara de crecer. No hay grandes inversiones en el horizonte salvo UPM2, y ella viene gracias a los beneficios tributarios y laborales extraordinarios. El deterioro educativo es grave pero eso se va a sentir dentro de un tiempo porque, como dice Calleja, lo que marca el ritmo es la gente que tiene más de 40 años.

Pero eso implica un cambio educativo, un cambio laboral y un cambio de la cultura del trabajo. La forma que el gobierno gestionó la pandemia nos puso en mapa mundial como país serio y atractivo para invertir. Nos da una oportunidad. Pero la oportunidad hay que aprovecharla. Y son muchos los que se oponen a ello. En vez de trabajo se pide una renta universal, que primero será transitoria y luego permanente. En lugar de mayor exigencia en la educación, se pide que todos aprueben sin repetición, 

Con todo el mensaje que nos dejó el profesor Calleja era optimista. Según su visión “las oportunidades que tiene Uruguay para cambiar son enormes. Tiene sus ventajas país: el uruguayo no despierta ninguna reticencia negativa, es preferido y trabajando afuera del país es espectacular”. No aprovechar esas condiciones es un crimen, es algo imperdonable para nosotros y sobre todo para las próximas generaciones. Y ello no depende de quien gobierne el país. Depende de lo que hagamos cada uno de nosotros cada día en el lugar que nos toque.

Gracias Profesor Calleja por este mensaje. Ojalá podamos hacerlo realidad. 

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