Una familia rica, una herencia, una muerte y un estreno como excusa para repasar clásicos policiales

Entre navajas y secretos trae de regreso uno de los subgéneros más famosos que existe: el whodunit o “adivine quién lo hizo”

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03 de diciembre de 2019 a las 05:01

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Lo hemos visto muchas veces antes. El lugar suele ser un espacio cerrado o controlado, ya sea una casa grande, un barco, un tren o similares. Luego, el crimen. Suele ser un asesinato en circunstancias extrañas, improbables o incluso escabrosas. Entre las mismas circunstancias, los sospechosos. Un buen número de posibilidades -no menos de cuatro que sería poco, no más de diez que sería confuso- todos con buenos motivos para cometer el crimen, oportunidad y ardiente odio hacia el finado. Y la última pieza relevante es el detective. Un agente externo -no suele ser nunca policía- con capacidades expertas para solucionar el crimen, el único capaz de descubrir la supuestamente imposible verdad que se esconde detrás del muerto.

De origen literario -los mejores whodunit nacieron de las plumas más excelsas del “policial problema” tales como Sir Arthur Conan Doyle, Agatha Christie o GK Chesterton- dicho subgénero tuvo una segunda vida en el cine, primero con adaptaciones de la obra de los autores mencionados pero luego desmarcándose de ellas y hasta creando derivados propios hermanados con la misma idea (por ejemplo, en el género terror, los slashers de asesino enmascarado misterioso son una rama diferente del whodunit por derecho propio) a lo largo de todo el Siglo XX.

A continuación, cinco recomendaciones de imperdibles “¿quién lo hizo?” para ponerse a tono antes de ir al cine a ver la nueva película de Ryan Johnson.

 

And Then There Were None (Y no quedó ninguno)

Bautizada originalmente como Diez negritos y luego como Diez indiecitos, finalmente los cambios de la corrección política la terminaron dejando como Y no quedó ninguno. Quizá la obra maestra de Agatha Christie -que discusión esa, elegir una- es sin duda alguna uno de los whodunit más perfectos jamás escritos. Una isla apartada, diez extraños que coinciden en ella convocados por un desconocido que resultan ser todos culpables de algo y alguien que comienza a eliminarlos uno a uno. De las muchas veces que se ha adaptado esta novela, nos quedamos aquí con una de sus versiones más clásicas: la homónima de 1945 a cargo de René Clair con un multiestelar elenco de estrellas de la época, entre los que destacaban Walter Huston y Barry Fitzgerald. Como curiosidad, la adaptación cambió varias cosas de la novela -con el fin de sorprender igualmente a quienes ya la habían leído- funcionando igualmente de manera estupenda.

 

Clue

No sólo de adaptaciones literarias vive el whodunit. Una de sus variables más reconocidas es el juego de caja Clue, donde los participantes deben descubrir al asesino que se oculta entre ellos. La presentación del juego mismo -con sus personajes estereotipados, su ambiente millonario, su mansión cargada de posibles armas homicidas- se volvió la referencia misma para este tipo de historias. Haciéndose cargo de todo esto y parodiándolo al mismo tiempo es así que funciona esta película de 1985 escrita por John Landis y dirigida por Jonathan Lynn. Un elenco ejemplar -Tim Curry, Madeline Kahn, Christopher Lloyd, Michael McKean y Leslie Ann Warren- dan vida a los personajes del juego de caja -de hecho, quien los convoca a la casa es el que los bautiza así- y deben resolver el asesinato que se produce y que probablemente tenga como culpable a uno de ello.

 

Murder in the Orient Express (Asesinato en el Expreso de Oriente)

Sí, repite Agatha Christie. ¿Pero si no repite ella en esta lista, quién? Uno de los whodunit más famosos -protagonizado por uno de los detectives más famosos: Hercule Poirot- que ocurre a bordo de un tren a involucra a una decena de coloridos candidatos a culpable. Adaptado muchas veces -y con éxito casi siempre, basta con ver la versión más moderna a cargo de Kenneth Branagh- nos quedamos aquí con la más famosa -de 1974 a cargo de Sidney Lumet- así sea por su impresionante elenco: Lauren Bacall, Martin Balsam, Ingrid Bergman, Jacqueline Bisset, Sean Connery, Anthony Perkins, Vanessa Redgrave, Richard Widmark, Michael York y un inmenso Albert Finney en la piel de Poirot. Megaproducción transformada en gran matineé para sábado de tarde.

 

Murder by Death (Crimen por muerte)

Ya plenamente establecido como subgénero, el whodunit se prestó a la franca parodia. Es así que en 1976 el director Robert Moore y el mítico escritor, guionista y dramaturgo Neil Simon pergeñaron esta maravillosa comedia que tomaba a todos los personajes asociados a este tipo de relatos -Hercule Poirot, Miss Marple, Charlie Chan, Nick y Nora Charles, Sam Spade- para reírse francamente de ellos, pero al mismo tiempo construyendo un misterio muy competente. Las risas, claro, eran todo un agregado. El inmenso elenco puesto al servicio de este divertimento -Eileen Brennan, Peter Falk, Alec Guinness, Elsa Lanchester, David Niven, Peter Sellers, Maggie Smith y el escritor Truman Capote en una rarísima participación como actor- bien que ayudaba.

 

5 Card Stud (El póker de la muerte)

El whodunit se alejó también de ambientes refinados y la decadencia de la clase alta, como bien lo demuestra este estupendo western de 1968 dirigido por Henry Hathaway. Una partida de poker -jugada, entre otros por Dean Martin y Roddy McDowall- termina horriblemente: uno de los participantes es acusado de hacer trampas y luego linchado. Pero luego, los demás participantes de aquella partida comienzan a ser asesinados uno a uno. Uno de ellos se está cobrando venganza por el ahorcamiento de aquel inocente. Con un elenco que se completaba nada menos por Robert Mitchum, Yaphet Kotto e Inger Stevens, este misterio con vaqueros demuestra que el potencial de un buen “quién lo hizo” no conoce de límites de géneros.

 

¿Y ahora, quién lo hizo?

Entre Navajas y Secretos toma todo que se sabe del subgénero whodunit y lo da vuelta a su favor. Las piezas están dispuestas sobre el tablero de la manera acostumbrada: tenemos una populosa familia rica cuyo patriarca muere en circunstancias misteriosas la noche de su cumpleaños 85 y con todos presentes bajo el mismo techo; todo integrante de esa familia pronto va a revelar muy buenas razones para querer muerto al mentado patriarca (quien, para rizar el rizo, es además un afamado escritor de novelas policiales). El misterio pronto se presenta insondable pero no tarda en aparecer el paradigmático detective privado a resolverlo, pero Ryan Johnson -quien oficia de director y guionista- se guarda varias cartas en la manga.

La primera de todas es su presentación. Aunque la estructura es la misma de siempre, Johnson salta para adelante y para atrás en el tiempo y lo que vemos que ocurrió esa noche se pone en contradicción con lo que los personajes cuentan que ocurrió. Así mismo, Johnson sabe que el whodunit es caldo de cultivo para la mejor comedia y aprovecha tanto la situación como los personajes -que se van demostrando más y más despreciables a medida que avanza el metraje- para generar variadas carcajadas. Pero además de todo, se atreve -con éxito- a innovar argumentalmente y presenta un misterio que, de manera aparente, revela su solución en escasa media hora. ¿Cómo va a resistir la hora y media que queda? Se pregunta uno, y la verdad es que lo hace de manera brillante (y hasta aquí llegamos, que descubrir todo es gran parte del disfrute de verlo).

A la mejor usanza de los ejemplos tradicionales de este subgénero, la película se construye a partir de un magnífico elenco: Chris Evans, Jamie Lee Curtis, Michael Shannon, Toni Colette, Don Johnson (quien, de un tiempo a esta parte, se ha consagrado como el actor de fuste e importancia que siempre fue), Lakeith Stanfield y nada menos que Christopher Plummer como la víctima en cuestión. Pero quienes se roban a dos manos la película son la cubana Ana de Armas -en un inmenso protagónico, que no se podía siquiera prever teniendo en cuenta su regular carrera previa- y un magnífico Daniel Craig como el excéntrico detective Benoit Blanc (de quien podríamos esperar gustosos nuevas aventuras).

Johnson apuesta a entretener pero lo hace a partir de un guión muy inteligente y un timing de comedia ejemplar. Y por encima de todo, hace lo que todo buen whodunit debería hacer: sorprender con su resolución.

 

Para saber
  • El mismo término whodunit podría beneficiarse del trabajo de un detective privado. No son menos de cinco los periodistas que se atribuyen el haberlo acuñado entre 1930 y 1935 sin que exista una respuesta clara al respecto.
  •  Hoy día incluso se puede participar de un whodunit y tratar de resolverlo. A la misma usanza de los cuartos de escape y otros juegos interactivos, son famosas las “cenas con asesinato” donde se recrea un misterio para el público y se le da chance de solucionarlo.
  • Si una reacción adversa -pero muy agradecida- ha tenido este subgénero es la de despertar la ira y el desprecio de muchos otros autores cultores del género policial (Dashiell Hammett, Raymond Chandler, entre ellos) quienes por contrapartida inventaron la Novela Negra.

 

 

 

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