El empresario Gonzalo Vargas, uno de los propietarios de la automotora Vargas & André, salió este sábado sobre las 17 horas a dar un paseo en lancha junto a tres amigos por el arroyo Pando, en el balneario Neptunia. Una hora después decidieron detenerse en un muelle para darse un baño.
El dueño de la propiedad, un hombre de 70 años que, junto a su esposa, salía hacia un cumpleaños familiar, los vio bañándose y les dijo que se fueran, que ahí no podían estar porque era propiedad privada.
"Con la
inseguridad que hay hoy en día, no se animaba a dejar la casa sola con cuatro intrusos en su patio", dijo a El Observador Karen Pintos, la abogada del hombre, acusado por la Fiscalía por tentativa de
homicidio. Además la defensora alegó que hacía poco lo habían robado, dijeron fuentes del caso.
Vargas y sus amigos se negaron a retirarse en el entendido de que el lugar era público y que solo iban a tomar un baño. El hombre prefirió dejar de discutir para pasar a la acción: según fuentes del caso judicial, entró a la casa y volvió con un revólver en su mano. Primero disparó dos veces al aire para amedrentarlos. Vargas le dijo que se calmara, se acercó y comenzaron a forcejear.
Fue entonces que se escucharon dos disparos, que esta vez dieron en el cuerpo del empresario. Una bala le atravesó una pierna mientras que el segundo tiro fue directo a su abdomen: le dañó el estómago, parte de sus intestinos y el hígado, entre otros órganos.
Según supo El Observador, los compañeros de Vargas, en estado de shock, subieron el cuerpo a la lancha y se dirigieron hasta la casa de otro vecino que, atento a lo que estaba pasando, les hizo señas para recibirlos.
Según la abogada, los hombres estaban alcoholizados y agresivos. "Vargas le mintió a mi cliente diciéndole que, como era funcionario municipal, sabía que podían bañarse allí, en un muelle que está a cinco o seis metros de su propia casa", contó Pintos.
Cuando la lancha llegó a la otra casa, llamaron al 911 y a una ambulancia que trasladó a Vargas hasta la policlínica de la Asociación Española, ubicada en la calle Colón y la Ruta Interbalnearia. Desde allí, fue llevado de urgencia hasta el Hospital Británico, en donde continúa internado en CTI con un estado de salud muy delicado, aunque estable.
"Nos dijeron que cuando llegó le quedaban 20 minutos de vida, porque estaba casi desangrado", según narró una fuente cercana a su familia.
Fuentes policiales aseguraron que el hombre se entregó de inmediato a la Policía, junto al arma que había utilizado.
En la audiencia de formalización que se realizó este lunes, el fiscal Fernando Valerio relató los hechos al juez penal de Altántida Marcos Seijas y pidió prisión preventiva por 120 días por el delito de homicidio en grado de tentativa. El juez hizo lugar a la solicitud por entender que podía interferir en la
investigación y de que existía riesgo de fuga.
Estuvo presente en la audiencia un hermano de Vargas, acompañado de un abogado. Este es uno de los cambios del nuevo código que permite a la víctima, o a sus familiares, estar presente en las audiencias.
Además se dispuso realizar una pericia psiquiátrica para el enjuiciado. Esto último puede redundar en un cambio de las condiciones de la prisión del acusado, quien, hasta el momento, no ha declarado ante la Justicia.