El 28 de febrero, al caer la tarde, Víctor Rossi se retiró del Ministerio de Transporte y Obras Públicas con una carretilla que un grupo de empresarios le había regalado. Llevaba algunos de los objetos que durante los cinco años lo acompañaron en su despacho, en el que asegura trabajó con “intensidad” y logró elevar la calidad de las rutas de todo el país a un nivel en el que la crítica “desapareció”.
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