Volver a jugar a los grandes, ¿diversión o sufrimiento?

Con la llegada de Palito Pereira a Nacional son 12 los mundialistas de 2010 que regresaron a jugar en Uruguay, y aunque se lesionan más seguido por las canchas duras y no tienen cinco camisetas para entrenar como en otros países, se terminan adaptando

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03 de febrero de 2019 a las 05:03

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Los futbolistas que salen del país, que en algunos casos pasan muchos años lejos de la cancha donde empezaron, del barrio, del club que los formó, sufren en carne propia el cambio cuando tienen que volver, pero en definitiva lo hacen generalmente por amor, pocas veces por dinero, y tarde o temprano terminan adaptándose a su hábitat.

Una persona puede estar 15 días en el mejor hotel del mundo, en el paraíso, pero volver a su casa tiene un sabor especial. Al comienzo puede extrañar el desayuno bien servido, la cama extra grande, pero no hay como tomarse unos mates en la cocina o mirar la televisión acomodado en el huequito de la almohada de su cama.

Hay un grupo de jugadores que quedó en la historia. Son los 23 que participaron del Mundial de Sudáfrica 2010, el que marcó un quiebre incluso en el proceso de Óscar Tabárez como técnico de la selección. De aquel plantel, que salvo Egidio Arévalo Ríos y Martín Silva todos jugaban en el exterior, hay 12 que pegaron la vuelta al fútbol uruguayo. El último fue Álvaro Pereira, que firmó este año en Nacional.

¿Por qué vuelven? ¿Cuál es la sensación de volver a casa después de jugar en mejores ligas, de disfrutar de todas las comodidades? Andrés Scotti, uno de los primeros en regresar después del Mundial, contó su caso a Referí: “Prioricé lo familiar porque venía mi cuarto hijo, aunque también fue una decisión personal, de deseo”.

Agregó que vivir en el exterior “te cambia la cabeza” y si bien no le sorprendió la escasez de recursos que encontró al regresar después de jugar en Chile, México o Rusia, reflexionó: “Muchas veces te desgasta porque volvés con otra responsabilidad sobre el grupo, tenés otra ascendencia sobre los problemas. Disfruté mucho mi retorno, pero me costó un horror adaptarme a las instalaciones, principalmente a las canchas de entrenamiento”.

Álvaro Fernández jugó en Estados Unidos y Catar antes de volver a Nacional en 2013 y coincide con Scotti sobre las canchas: “Hay muchas diferencias en las comodidades, en los vestuarios, también en la organización. En Estados Unidos tienen todo muy estructurado, uno sabía a que hora jugaba el primer partido y a que hora el último. Tenía todo un fixture; acá, en Uruguay, a veces no sabés si jugás un viernes, un sábado o un domingo, porque va cambiando constantemente. El tema organización es el golpe más duro cuando uno vuelve al país”.

Recordó que en la MLS (defendió a Seatlle Sounders y Chicago Fire, en dos períodos a cada uno) el jugador llega y tiene “un lugar para su coche, en el vestuario tenés cuatro o cinco shorts, cuatro o cinco camisetas; vas a lavarte las manos y tenés cepillo de dientes, pasta, desodorante, champú, dos o tres toallas. Es hasta demasiado, pero es como se atiende al jugador de fútbol allá, que de lo único que debe preocuparse es de jugar y cuidarse, de otras cosas se ocupan ellos”.

Sebastián Abreu ha jugado en diferentes clubes en 10 países distintos y volvió muchas veces a Uruguay. Principalmente para defender a Nacional, el club de su corazón. Pero en 2017 lo hizo para jugar en Central Español, en la Segunda división, un mundo paralelo del fútbol profesional.

Debutó contra Oriental de La Paz, en Canelones. En ese partido un compañero suyo se golpeó la cabeza y permaneció varios minutos tendido en el pasto a un costado del campo de juego porque no había camilla ni ambulancia para auxiliarlo. Al final del partido dijo a Referí que eso no le sorprendía: “Yo nací en Minas, no en Francia”.

El año pasado en el programa El diario de la Copa en Canal 12, profundizó: “La selección y el proceso son una isla dentro de nuestro fútbol. Por muchas carencias, muchas dificultades. Desde lo que es la infraestructura en el día a día, lo que son las condiciones para mejorar en el día a día, lo que son los partidos”. Y agregó: “Muchas veces hablamos de que en Uruguay la regla es que te obligan a tener tres pelotas máximo y hay veces que hay canchas en que la pelota se va para el otro lado del muro y se hace muy lento, muy tedioso, se hace aburrido. Pastos altos, pastos secos, que no tienen nada que ver con lo de Europa. Ahí son todos pastos cortos, canchas mojadas, pelotas que tienen un material que ayuda a la velocidad. La infraestructura de los campos de juego son las mismas con las que entrenan”, comentó Abreu.

Sobre el tema de las canchas, Scotti indicó: “Lo que no entienden acá es que muchas veces mejoran las canchas de jugar pero estás 14 días entrenando en otras canchas donde te hacés pelota. Tendrían que estar mejor esas canchas de entrenar que las de jugar. Cuando vine a Nacional tuve una charla con Alarcón y lo felicité por el Parque Central y le dije: ‘Sabe lo que pasa, que en el Parque Central somos visitantes, si lo pisamos una o dos veces al mes, y entrenamos 28 días en canchas que no tienen drenaje, que están blandas en invierno y duras en verano’”.

Mientras que el Flaco Fernández agregó: “En Estados Unidos hay canchas muy lindas, de césped natural y sintético para cuando llueve demasiado y cancha cerrada; los entrenamientos siempre salen bien porque estaban impecables”.

Scotti, exdefensor y actual integrante de la comisión normalizadora de la AUF, agregó: “Hay dolores que no me acordaba que existían y en Uruguay te saltan. Tendinitis, dolor de rodilla, rotulianos, pubalgias, se te rompen los metatarsos. Hay lesiones que pasan solo acá por lo que son los campos”.

Eso cambia también la forma de jugar, la dinámica: “Una buena cancha te levanta el ritmo de entrenamiento, es lo que no entienden. Una cancha mojada o seca hace que el fútbol sea otro deporte. ¿Por qué moja Barcelona la cancha? Porque muscularmente vos ponés el pie y la pelota rebota y jugás a dos toques. El pasto es así. Cuando vienen los jugadores de la selección se acalambran en el Estadio, en cancha más lenta, y allá juegan 80 partidos y ni un dolor. Ese cambio es costoso, lleva tiempo y el espectáculo es otro. Un reducido en una cancha mala es otro deporte”.

Recordó que cuando pasó a jugar a Defensor Sporting, su último club en 2015, “tenía el Franzini espectacular, pero el Pichincha (complejo de entrenamiento) no tenía drenaje. Entrené una semana y me saltaron todos los dolores”.

Aclaró que al final hizo “un cambio de chip” y se adaptó, pero le costó: “En la concentración de Defensor creo que no pueden concentrar ni gurises de 15 años. Dormíamos en un cuarto de cinco con cuchetas y un baño para 20 tipos. Les decía en broma que me llevaban ahí para empeorarme, porque en casa dormía mejor”.

Fernández, que este año retornó a Uruguay para jugar en Rampla Juniors, expresó: “Uno no se asombra porque en mi caso me hice de abajo, jugué en la B, pero me gustaría que fuera un poco más organizado. Somos un país tan futbolero y sacamos tantos jugadores que tendrían que existir más comodidades para los jugadores de fútbol. La primera vez volví a Nacional, que dentro de todo está bastante bien, pero hay otras realidades que son diferentes”.

En definitiva, “aunque es más fácil adaptarse al fútbol europeo que al uruguayo”, como señaló Scotti, en Uruguay los jugadores regresan para disfrutar “de las cosas básicas, del contacto con los compañeros, con la gente”. Y así, aunque se lesionen más seguido o no sepan cuándo empieza el torneo, volver al pago tiene un gustito especial.

EN QUÉ PAÍSES JUGARON LOS QUE VOLVIERON

Andrés Scotti

Chile, México, Rusia y Argentina.

Juan Castillo

Brasil, Colombia, Chile y México.

Álvaro Fernández

México, Portugal, Chile, Estados Unidos, Catar y Argentina.

Sebastián Abreu

Argentina, España, Brasil, México, Israel, Grecia, Ecuador, Paraguay, El Salvador y Chile.

Ignacio González

Francia, España, Inglaterra, Grecia y Bélgica.

Jorge Fucile

Portugal y Brasil.

Sebastián Fernández

Argentina y España.

Sebastián Eguren

Noruega, Suecia, España, Paraguay, Brasil y Argentina.

Diego Forlán

Argentina, Inglaterra, España, Italia, Japón, India y Hong Kong.

Mauricio Victorino

México, Chile, Brasil, Argentina y Paraguay.

Walter Gargano

Italia y México.

Álvaro Pereira

Argentina, Rumania, Portugal, Italia, Brasil, España y Portugal.

Todavía no volvieron

Fernando Muslera, Maximiliano Pereira, Egidio Arévalo Rios, Luis Suárez, Edinson Cavani, Diego Godín, Martín Cáceres, Nicolás Lodeiro y Martín Silva.

Ya se retiraron

Diego Pérez y Diego Lugano

 

La vuelta de Forlán

Cuando Forlán volvió a Uruguay para jugar en Peñarol expresó: “Tener la posibilidad de ponerte la camiseta del equipo que sos hincha es suficiente motivo para venir”. Cuando se fue, un año después, indicó: “¿Por qué me voy? Es complicado el fútbol, hoy en día las cosas están bien y mañana ya no vuelven a estar de la misma manera. A mi edad no estoy para pasar por lo mismo otra vez”, dijo el mejor jugador del Mundial 2010.

 

Papelito y el sueño

Con una sonrisa de oreja a oreja, como es habitual en él, el día que Sebastián “Papelito” Fernández firmó con Nacional no se animaba a despertar del sueño: “Estoy loco de la vida. Es un sueño. De chico empecé a jugar al fútbol por esta camiseta”. Lo mismo dijo Álvaro “Palito” Pereira la semana pasada cuando fue presentado en Nacional: “Estoy donde quiero estar”. Muchos regresan al país para cumplir con un deseo propio.

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