Tres organizaciones especializadas en política fiscal presentaron una propuesta que busca revolucionar el sistema tributario argentino: reemplazar los 165 impuestos actuales por un impuesto único del 15%, tanto para personas como para empresas. El documento, elaborado por Horacio M. Arana de la Fundación Internacional Bases, Marianela S. Mendoza de Somos Innovación y Federico N. Fernández, CEO de esa misma organización, plantea que Argentina podría recuperar entre 2% y 2,5% del PIB anual que actualmente pierde por evasión fiscal.
La colaboración entre la Fundación Internacional Bases, Somos Innovación y el Consejo de Contribuyentes Argentina dio como resultado el paper Modernización fiscal argentina con impuesto de tasa única, que analiza la implementación de un sistema conocido como Flat-Tax basado en experiencias internacionales exitosas. Según los autores, este modelo podría transformar radicalmente las finanzas públicas del país y fomentar el crecimiento económico.
El informe revela que Argentina pierde anualmente el equivalente al 4-5% del PBI debido a la evasión fiscal, una cifra que los especialistas atribuyen directamente a la complejidad del sistema tributario actual. "El laberinto tributario argentino, con sus múltiples tramos progresivos, deducciones contradictorias y una maraña de más de 165 tributos, no solo confunde a los contribuyentes: los expulsa hacia la informalidad", indica el documento.
La magnitud de esta pérdida equivale a recursos suficientes para duplicar el presupuesto destinado a infraestructura o educación. En términos concretos, si el PBI argentino ronda los 490.000 millones de dólares, la evasión representa una pérdida anual de entre 19.600 y 24.500 millones de dólares que podrían financiar obras públicas, programas sociales o inversión en tecnología.
El problema de la complejidad fiscal
La tasa de evasión del impuesto a las ganancias en Argentina alcanza el 50%, tanto para empresas como para individuos, un nivel que coloca al país entre los de peor cumplimiento fiscal de la región. Esta situación contrasta marcadamente con países como Chile, donde la evasión ronda el 30%.
Los datos oficiales muestran que el sistema tributario argentino incluye más de 165 impuestos diferentes distribuidos entre los niveles nacional, provincial y municipal. Esta multiplicidad genera no sólo confusión entre los contribuyentes, sino también altos costos administrativos para el Estado y numerosas oportunidades para la evasión fiscal.
"En un país donde la complejidad tributaria castiga al que produce y subsidia al evasor, no podemos seguir esperando reformas graduales: es tiempo de dar un giro audaz hacia la libertad económica, la transparencia y la prosperidad sostenida", afirmó Mendoza al presentar la propuesta.
La propuesta para Argentina
El modelo propuesto para Argentina contempla una estructura tributaria de tres niveles. A nivel nacional, se implementaría el Flat-Tax del 15% que reemplazaría a los actuales impuestos a las ganancias, derechos de exportación, débitos y créditos, impuesto a los autónomos y monotributo.
Las provincias cobrarían un único impuesto a las ventas finales del 13%, eliminando el actual IVA nacional y el impuesto a los ingresos brutos. Los municipios solo mantendrían tasas específicas relacionadas con servicios locales como mantenimiento de calles y recolección de residuos.
El sistema incluiría exenciones actualizadas por inflación y permitiría deducciones por gastos de salud, educación, aportes a la seguridad social, seguros de vida y donaciones. Para las empresas, la base imponible serían los ingresos brutos menos todos los gastos del período, incluyendo salarios y reinversión de utilidades.
"La adopción del Impuesto de Tasa Única sería una clara declaración de intenciones. Representa la voluntad de pasar de un laberinto de 165 tributos que castiga el esfuerzo, a un sistema simple y transparente que premia la innovación y el emprendimiento", explicó Fernández.
Los autores estiman que si Argentina lograra reducir la evasión del 50% actual al 25% (similar al nivel chileno), el país podría recuperar recursos equivalentes a duplicar el presupuesto en infraestructura o educación. Esta mejora se basaría en que una tasa más baja y un sistema más simple aumentarían significativamente el cumplimiento voluntario.
La propuesta también contempla la eliminación inmediata de todos los tributos que no influyen significativamente en la recaudación pero generan alta carga administrativa, como Bienes Personales y ganancia mínima presunta. Esta simplificación inicial reduciría el sistema a 10 tributos principales que posteriormente serían reemplazados por la estructura simplificada.
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El nuevo modelo funcionaría bajo el concepto de que "los agentes económicos deben ser gravados en lo que toman de la economía (cuando gastan dinero para consumir), no en lo que introducen (ingreso)", según explican los autores. Esta filosofía busca incentivar el ahorro y desincentivar el gasto improductivo, favoreciendo la formación de capital necesaria para el crecimiento económico.
Una característica fundamental del sistema propuesto es que eliminaría la doble imposición, gravando los ingresos una sola vez. Esto implicaría la supresión de impuestos sobre sucesiones, patrimonio y la doble tributación sobre dividendos. Además, se implementaría el concepto de fiscalidad territorial, donde el gobierno gravaría únicamente los ingresos obtenidos dentro de las fronteras nacionales.
Para las empresas, el sistema permitiría la amortización acelerada de inversiones como gasto del primer período, con posibilidad de trasladar quebrantos a períodos siguientes sin límite temporal. Los autores consideran que esta medida sería especialmente efectiva para fomentar el emprendimiento y la innovación tecnológica, sectores clave para la modernización de la economía argentina.
El impacto esperado en la economía
Los especialistas calculan que el impacto de esta reforma podría ser transformador para la economía argentina. Más allá de la recuperación de ingresos fiscales, el sistema simplificado podría generar un efecto multiplicador en la actividad económica al reducir los costos de cumplimiento tributario para empresas y ciudadanos.
Actualmente, las empresas argentinas destinan recursos significativos a la gestión tributaria, incluyendo la contratación de especialistas, software específico y tiempo administrativo que podría redirigirse hacia actividades productivas. Los autores estiman que la reducción en costos administrativos podría equivaler a un ahorro del 2-3% de la facturación para las pequeñas y medianas empresas.
El paper también destaca que la reforma podría mejorar la competitividad internacional de Argentina. Un sistema tributario simple y predecible es considerado por los inversores internacionales como un factor crucial para tomar decisiones de inversión. "Implementar un flat tax es un mensaje claro al mundo: Argentina se compromete con la prosperidad a través de la simplicidad fiscal", afirmó Fernández.
Los autores señalan que países con sistemas similares experimentaron incrementos en la inversión extranjera directa y mayor dinamismo en el sector privado. Este efecto se debe a que la certidumbre tributaria reduce el riesgo país y mejora el clima de negocios.
La propuesta incluye un plan de transición gradual que comenzaría eliminando los tributos menos productivos, seguida por la unificación progresiva de los impuestos principales. Según el análisis, el nuevo sistema también podría contribuir a la formalización masiva de la economía al reducir la carga tributaria y simplificar los procesos.
Casos de éxito internacionales
El documento analiza la experiencia de once países que adoptaron sistemas de impuesto único con resultados positivos. Los casos más destacados incluyen Estonia, que experimentó aumentos significativos en su recaudación fiscal tras implementar una tasa del 26% en 1994, y Georgia, que logró cuadruplicar sus ingresos fiscales después de adoptar una tasa del 12% entre 2004 y 2005.
En Eslovaquia, la implementación de una tasa única del 19% en 2004 generó lo que los analistas catalogaron como un "aumento sustancial" en los ingresos fiscales. Bulgaria reportó un incremento del 39% interanual en los ingresos del impuesto sobre la renta corporativa tras adoptar una tasa del 10%. Lituania experimentó incrementos en la recaudación fiscal y simplificación del sistema tributario, mientras que Mauricio logró un "impacto positivo en los ingresos" con reducción del déficit fiscal.
"Once países han demostrado que es posible revolucionar sus sistemas tributarios sin colapsar las finanzas públicas", destacó Arana, quien señaló que estos casos no son aislados sino evidencia de que "la simplicidad tributaria genera prosperidad".