Las negociaciones del Reino Unido para alcanzar un acuerdo sobre alimentos y bebidas con la Unión Europea (UE) empezarán este otoño y el Parlamento británico tendrá la última palabra sobre cualquier pacto que pueda alcanzarse, informó este miércoles el secretario de Estado para Europa, Nick Thomas-Symonds.
"Este otoño, iniciaremos las negociaciones detalladas sobre el acuerdo SPS (normas sanitarias y fitosanitarias)", dijo el funcionario, quien consideró que "posteriormente, presentaremos la legislación al Parlamento para implementar el acuerdo".
"Lo tendremos listo para 2027, para que las empresas y los consumidores vean los impactos tangibles lo antes posible: dinero ahorrado en las fronteras, beneficios liberados para invertir, libras esterlinas en los bolsillos de los trabajadores", subrayó.
El Gobierno laborista confía en tener el acuerdo dentro de dos años ya que con el pacto actual, que es temporal, se decidió suspender los controles sobre algunas frutas y verduras importadas de la UE, lo que implicó la exención de controles fronterizos y el pago de tasas.
Qué busca el Reino Unido con el acuerdo fitosanitario
El Gobierno anunció hace unos meses que suspendía los controles fronterizos sobre frutas y hortalizas de "riesgo medio", como tomates, uvas y pimientos, mientras se negociaba un acuerdo fitosanitario permanente.
El posible pacto entre Londres y Bruselas también permitiría eliminar las barreras comerciales impuestas en la frontera del mar de Irlanda tras el Brexit a los productos destinados a la provincia de Irlanda del Norte desde Gran Bretaña (Inglaterra, Escocia y Gales).
Los arreglos comerciales para Irlanda del Norte se rigen por el llamado acuerdo marco de Windsor, que mantiene a la región dentro del mercado único comunitario para bienes a fin de evitar erigir una frontera física en la isla de Irlanda, lo que vulneraría los acuerdos de paz, al tiempo que continúa en el mercado interno británico.
La alineación regulatoria entre el Reino Unido y la UE en materia agroalimentaria permitiría aplicar el mismo conjunto de normas tanto en Irlanda del Norte como en Gran Bretaña, e implicaría la eliminación de la burocracia y los controles vigentes desde 2021.
Las trabas al comercio entre las dos islas generó tensiones políticas en la comunidad unionista probritánica norirlandesa, que sostiene que socavan sus vínculos con el resto del Reino Unido, en un momento que avanzan las posiciones partidarias de la reunificación de Irlanda.
También tuvo impacto económico en la industria alimentaria, ya que la mayoría de los supermercados de Irlanda del Norte reciben sus suministros de centros de distribución de Inglaterra y Escocia.
FUENTE: EFE