20 de septiembre 2025 - 18:03hs

“Un gobierno puede sobreponerse a una derrota electoral, puede sobreponerse a una recesión o crisis económica, a una corrida, pero no de una guerra interna no se sale”. Patricia Bullrich bajó ese mensaje en los diálogos con las altas esferas ddel gobierno de Javier Milei.

Con la experiencia a cuestas de haber atravesado las gestiones turbulentas de Fernando de la Rúa y Mauricio Macri, Bullrich quedó empoderada en el nuevo esquema de toma de decisiones que afloró luego de la estrepitosa derrota en la provincia de Buenos Aires.

Cuentan que se reúne varias veces por semana a solas con Javier Milei, con una bajada clara fruto de sus aprendizajes. Primero, no flaquear, no mostrar debilidad. En los peores momentos de Macri, tras la derrota en las PASO de 2019, la ministra de Seguridad fue de las primeras en activar un clamor interno para no darse por vencidos, para no dejar que se los lleve puestos el peronismo. Tiene conocimiento de causa.

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Segundo, dejar de lado el internismo. La cruda batalla entre las filas de Santiago Caputo y Karina Milei ya estaba empezando a mostrar una imagen de un gobierno sin control. El asesor presidencial parecía empoderarse tras la derrota bonaerense, pero a los dos días quedaba claro que la hermana presidencial se fortalecía y no permitía cambios. Pero en la última semana el mensaje de unidad entró y hubo reacciones: por lo menos hasta las elecciones del 26 de octubre.

Milei Bullrich

Eduardo “Lule” Menem fue corrido del armado de la campaña. Seguirá como funcionario y con roles operativos para la contienda electoral (como fiscalización), pero en la mesa chica estará Karina como jefa de campaña y dos coordinadores: Caputo, que se encargará de la estrategia, y Pilar Ramírez, armado político. En definitiva, fue un gesto para el asesor, quien tiene un buen vínculo con la líder de La Libertad Avanza en la Ciudad (y del riñón de Karina) y evita el trato permanente con Lule o Sebastián Pareja.

La contraparte se vio después del acto de lanzamiento de campaña en Córdoba. Entre el público se veían los estandartes de “Las fuerzas del cielo”, la línea interna referenciada en Caputo. Y el Gordo Dan, líder del espacio, tuiteó un mensaje de tregua: “Nos hemos recontra cagado a puteadas tanto interna como externamente y a la vista de todo el mundo. Se han cometido errores graves que nadie puede ocultar ni obviar, y de los que ya todos sabemos. Pero hoy nos enfrentamos a algo más grande”. Y concluyó: “Seamos fuertes y tengamos la grandeza que este momento histórico requiere, para apoyar el proyecto de país del presidente que destruyó la inflación y que va a poner de pie a esta Nación nuevamente”.

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El manual de Santiago Caputo

La mano de Santiago Caputo se empezó a ver el viernes, en Córdoba, donde por ejemplo Bullrich tuvo un rol protagónico en el escenario junto a Milei. Ella y Manuel Adorni eran las dos figuras que se sumaron al elenco habitual, en el que están Karina Milei y Martín Menem, y a los locales Gabriel Bornoroni y Gonzalo Roca. Es decir que sumó a la dirigente del Gobierno con mejor imagen (y que más chances tiene de acercar al votante del PRO) y al único que logró un triunfo importante en el año electoral (en la Ciudad).

Y en el discurso de Milei también se pudo ver la mano del estratega. El Presidente volvió a mostrar su faceta más genuina, más auténtica, hablando de Conan (contó que es cordobés) o enojándose con “la casta”. Pero con una particularidad: sin nombrar a ningún dirigente opositor, ni siquiera kirchnerista.

“Tenemos que poner el foco en las ideas”, fue el mensaje que bajó Caputo el jueves en la Quinta de Olivos frente a los candidatos de La Libertad Avanza de todo el país. La receta que se llevaron los referentes provinciales (muchos de los cuales nunca participaron de una campaña electoral) es que, por ejemplo, no tenían que apuntar a los gobernadores. Allí hay un doble juego: por un lado, empezar a cimentar las bases para reconstruir el vínculo con los mandatarios provinciales, pero, por el otro, también la asunción de que tienen buena imagen en sus dominios por lo cual sería erróneo entrar en la discusión con ellos.

En contrapartida, los empujó a enumerar los logros de la gestión libertaria y a, en todo caso, apuntar los cañones contra “el partido del Estado”. Y eso también fue lo que hizo Milei en Córdoba. Enumeró la baja de la inflación y de la pobreza, el control de la calle, las desregulaciones de Sturzenegger, y también disparó: “El partido del Estado no para de bloquearnos desde febrero. Todo esto que están haciendo con la máquina de impedir es porque están cagados”.

"La casta" está en orden

Después de la cadena nacional para presentar el Presupuesto 2026 donde no mencionó ni una sola vez la palabra “casta”, en Córdoba Milei no se contuvo. Entró cantando Panic Show con la letra libertaria: “Toda la casta es de mi apetito”. Por más puentes que sus funcionarios intenten levantar, nadie la va a sacar de la cabeza al Presidente que la crisis que se está viviendo en los mercados tiene dos causas: el triunfo del kirchnerismo en la Provincia y la paliza de la oposición en el Congreso, rechazando los vetos a la ley de financiamiento universitario y de emergencia pediátrica.

El tema de las universidades es el que más muestra como a la dirigencia política en la Argentina le repele a las discusiones de fondo. En ningún momento de los debates se logró poner el eje en cómo funcionan las casas de altos estudios. Un ejemplo: según las estadísticas del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), del millón y medio de reinscriptos que hubo en 2023 hay unos 500 mil que no aprobaron ni una materia en el año. Por el contrario, apenas un tercio aprobó dos o más materias.

Bajo esa lógica, se puede presumir que hay un exceso de docentes para cubrir materias que gran parte de los alumnos no va a aprobar. Pero eso no se debate, sino que la discusión queda solamente en una cuestión monetaria. Y en un programa económico que tiene en una de sus anclas el equilibrio fiscal, es inevitable que el presupuesto universitario no entre en discusión siendo que es una de las partidas más importantes. Según el mensaje que el Gobierno envió al Congreso, el gasto más fuerte se lo lleva previsión social (6,5% del PBI), seguido por asistencia social (2,3%), salarios (1,6%), subsidios (0,7%) y universidades (0,5%).

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Lo que se vio en el Congreso es que la inmensa mayoría de la oposición votó leyes para al mismo tiempo subir el gasto en jubilaciones y universidades, sin explicar de dónde sacarían los fondos. Hay responsabilidad compartida por el Gobierno, que al no mostrarse dispuesto a negociar con la oposición dialoguista cambios en el Presupuesto 2025 no terminó habiendo ley, algo que le hubiese dado más argumentos para obturar una futura discusión.

La falta de debate de fondo queda expuesta también en que no se ponga sobre la mesa el nivel educativo en la escuela primaria y secundaria, a pesar de que las pruebas dan cuenta de un claro retroceso. Dicen que el secretario de Educación, Carlos Torrendell, cuenta sorprendido que ninguno de los diputados y senadores que le pidieron una reunión desde que llegó al cargo le hablaron de qué se pensaba hacer para mejorar el nivel educativo o de cómo avanza el plan de alfabetización lanzado. El único tema que le pusieron sobre la mesa es el de las universidades.

MARCHA FEDERAL UNIVERSITARIA

El triunfo de la oposición al lograr defender el presupuesto de las universidades muestra también la falta de muñeca política que tuvo el Gobierno. Envalentonado porque en 2024 vetó la misma ley y no tuvo consecuencias en su imagen, no buscó cortar de raíz el debate al año siguiente. Pero los rivales también juegan a pesar de que tanto la calle como las redes sociales muestran una contradicción. Este año el impacto en redes de la marcha federal universitaria fue un 60% menor a la de abril de 2024, como también fue menor la participación ciudadana en la plaza, con una convocatoria apalancada en aparatos. Sin embargo, la dirigencia opositora logró en 2025, con menos apoyo social, torcerle el brazo al Presidente como no pudo en 2024.

A Milei se le dio vuelta la tortilla. Su tan odiada “casta” se ordenó y le empezó a ganar pulseadas, la imagen triunfalista que tenía quedó malherida por la derrota en la provincia de Buenos Aires, y los mercados empezaron a dudar de la sostenibilidad del modelo. Un combo explosivo para un gobierno que quedó desorientado y que espera que pase la tormenta y pueda decir que la casa está en orden.

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Javier Milei Santiago Caputo Patricia Bullrich Casa Rosada elecciones 2025

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