Lo llamativo no fue el encuentro sino la crudeza del diagnóstico. A un mes y medio de las elecciones, Caputo dijo que el oficialismo debe “hacer esfuerzos” para no perder. Puertas adentro, la frase perfora la épica de victoria permanente y admite lo que ya muestran la calle y los números: desgaste, errores y bronca social. El cambio rotundo, y que evidenció ese escenario, fue el reemplazo de Lule Menem por Pilar Ramírez, armadora porteña y también cercana a la secretaria General, Karina Milei.
Eduardo "Lule" Menem afuera y entra Pilar Ramírez por pedido de Santiago Caputo
"Pilar ya demostró que puede ganar una elección por la Ciudad sin ruidos, sin problemas con una lista bien cerrada. Ella se va a encargar del armado y la ejecución mientras que Caputo de lo discursivo. Es la fórmula que le ganó al PRO en mayo", remarcó un funcionario que participó del encuentro en Olivos.
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Santiago Caputo presentó la nueva estrategia de La Libertad Avanza y corrió a Eduardo "Lule" Menem del armado.
La estrategia que diseño Santiago Caputo para La Libertad Avanza
El punto de partida es claro: Milei debe volver a ser el protagonista. “El único que conserva la imagen de outsider es Javier”, repiten cerca del despacho presidencial. El resto (candidatos seccionales, vocerías, peleas laterales) importa menos si no se reinstala la idea de que el Presidente encarna el cambio frente a un pasado que nadie quiere repetir. Para atrás, dicen, la gente ya sabe lo que hay.
Caputo pidió foco y lenguaje simple. Admitir la pérdida de popularidad, inflación que tarda en aflojar, tropiezos de gestión, ruido interno y, sobre todo, abrir empatía con quienes la pasan mal. No es negar la dureza del presente, sino explicar cada decisión y ofrecer horizonte. “O terminamos el trabajo o volvemos para atrás”, fue la síntesis. No hay medias tintas.
Javier Milei aceptó los cambios en la campaña y en la estrategia de La Libertad Avanza
La segunda consigna: nacionalizar la disputa. Evitar discusiones municipales o intrigas provinciales que achiquen el tablero. La campaña que baja de Olivos quiere hablar de rumbo, futuro y gobernabilidad, con el presidente en el centro y los candidatos alineados detrás. Cada aparición, entrevista y acto debe reforzar la misma melodía: Milei o el retroceso.
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Santiago Caputo presentó la nueva estrategia de La Libertad Avanza y corrió a Eduardo "Lule" Menem del armado.
En ese esquema, Karina Milei es engranaje político y control de mensaje. No sale a la cancha: afina la maquinaria territorial. La jefatura de campaña se reordena en tres piezas: el presidente como voz y rostro; Caputo como cerebro y guión; Karina como garante de disciplina interna. Con esa tríada buscan cerrar fugas y que las internas no se coman la agenda.
El razonamiento electoral parte de una premisa incómoda: LLA entra a la recta final detrás en los 24 distritos. Lo admiten sin dramatismo, pero con urgencia. La salida no es ocultar el problema, sino transformarlo en motor: si el voto bronca se desinfló, reemplazarlo por convicción; si la paciencia se acortó, sostenerla con explicaciones y resultados visibles, aunque sean parciales.
El capítulo económico es obstáculo y oportunidad. Obstáculo, porque la recuperación es lenta y el bolsillo pega primero. Oportunidad, porque la narrativa del “orden antes del crecimiento” muestra un camino y advierte que desviarse prolonga el dolor. Caputo pidió contar progreso verificable, precios que se estabilizan, obras que arrancan, sectores que exportan, y ponerle nombre y apellido a los beneficios, aunque sean incipientes.
La nueva comunicación de La Libertad Avanza que pensó Santiago Caputo
También bajaron línea en comunicación: menos improvisación, más coordinación. Voceros con datos chequeados, candidatos con tres ideas fuerza y ejemplos de vida cotidiana que ilustren cada mensaje. El manual es simple: seguridad con víctimas y fuerzas; trabajo con pymes y emprendedores; inflación con changuito en mano. Mostrar, no declamar. Y si hay que pedir disculpas, sin soberbia.
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Mauricio Macri y Santiago Caputo se abrazaron durante la cena de la Fundación Libertad.
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El Presidente, dicen, escuchó y avaló. No es un detalle menor: su carisma resiste más que el de cualquier otro oficialista y, a la vez, es el activo más frágil si se desgasta. El plan asume esa dualidad: más recorridas cortas, actos direccionados y entrevistas de alto impacto; menos exposición al ruido que no suma. Menos batalla chica, más disputa de sentido.
La campaña libertaria sigue bajo la supervisión de Karina Milei
En paralelo, el comando de campaña repasó encuestas y escenarios de las próximas seis semanas. Admiten que la intención de voto se planchó y que el desafío es reactivar a los propios y achicar la distancia en segmentos indecisos. Habrá microsegmentación digital, territorio quirúrgico y una agenda de anuncios cortos con impacto tangible. Menos promesas grandilocuentes y más hechos medibles. El norte: remontar en los 24 distritos con un mismo hilo conductor.
El cierre de la reunión dejó una consigna que se repetirá: “Entender que la pelea es nacional”. Tablero de dos colores y sin zonas grises: continuidad del rumbo o regreso al pasado. Ese es el marco que LLA quiere reinstalar frente a una oposición que provincializa el descontento. El oficialismo buscará lo contrario: convertir cada discusión local en capítulo de la misma historia.
Quedará por ver si alcanza. Reconocer el problema es el primer paso; el segundo inevitable es mostrar resultados que alivien la vida diaria. Empatía sin soluciones es gesto vacío; soluciones sin empatía, tecnocracia insensible. Caputo lo sabe y Milei escuchó. Si equilibran ese binomio, competirán en su terreno favorito: la expectativa de futuro. Si no, octubre recordará que la épica sola no gana elecciones.