Bill Gates abandona el discurso apocalíptico y pide repensar las prioridades sobre cambio climático
El fundador de Microsoft sostiene ahora que el cambio climático no es una amenaza existencial y propone invertir en salud y agricultura en lugar de enfocarse sólo en reducir emisiones.
Bill Gates publicó el martes una extensa carta dirigida a los participantes de la COP30, la cumbre climática que comenzará en Brasil la próxima semana, donde planteó un giro notable respecto a su discurso anterior sobre el calentamiento global. El magnate y filántropo, conocido por sus décadas de inversión en tecnologías limpias a través de Breakthrough Energy —su plataforma que financió más de 150 empresas de energía renovable—, afirmó que el cambio climático es un problema serio pero no representa una amenaza existencial para la humanidad. "La gente podrá vivir y prosperar en la mayoría de los lugares de la Tierra en el futuro previsible", escribió Gates, en contraste marcado con las advertencias apocalípticas que dominaron el debate climático durante la última década.
El cambio de tono resulta significativo porque Gates fue durante años una de las voces más influyentes del activismo ambiental. En su libro de 2021, Cómo evitar un desastre climático, advertía sobre "consecuencias catastróficas" y sostenía que "nos estamos quedando sin tiempo". Ahora, tres años después y con acceso privilegiado a las principales cumbres globales, Gates propone reorientar las prioridades climáticas hacia el bienestar humano en lugar de concentrarse exclusivamente en limitar el aumento de temperatura. "Nuestro objetivo principal debería ser prevenir el sufrimiento, particularmente para quienes viven en las condiciones más difíciles en los países más pobres del mundo", afirmó en la carta.
Tres verdades incómodas
Gates fundamentó su cambio de postura a partir de tres "verdades duras" sobre el clima. La primera sostiene que, incluso con acción moderada, el consenso científico actual proyecta que la temperatura promedio de la Tierra estará entre 2°C y 3°C por encima de los niveles de 1850 para el año 2100. Esto supera la meta de 1,5°C del Acuerdo de París, pero Gates señala que la humanidad ya se adaptó a un aumento de 1,3°C en 150 años. Las proyecciones mejoraron: las emisiones esperadas para 2040 cayeron de 50.000 millones de toneladas de CO2 anuales a 30.000 millones en una década, una reducción del 40 por ciento atribuible a que tecnologías como solar, eólica y vehículos eléctricos llegaron a costos competitivos.
La segunda verdad cuestiona la temperatura como métrica principal. Gates propone preguntarse: ¿pueden las familias comprar alimentos cuando hay sequías? ¿Hay aire acondicionado en olas de calor? ¿Funcionan las clínicas cuando hay brotes de enfermedades? Mencionó el caso de un país que prohibió fertilizantes sintéticos para reducir emisiones: los rendimientos agrícolas colapsaron y hubo crisis alimentaria. También criticó que prestamistas multilaterales dejaron de financiar proyectos fósiles, dificultando el acceso de países pobres a electricidad confiable.
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La tercera verdad afirma que salud y prosperidad son la mejor defensa contra el cambio climático. Un estudio del Climate Impact Lab de la Universidad de Chicago demostró que el crecimiento económico proyectado reducirá las muertes climáticas en más del 50 por ciento. El dato clave: las enfermedades de la pobreza matan 8 millones de personas al año, mientras que el calor extremo causa 500.000 muertes anuales.
El concepto del Green Premium
El núcleo de la propuesta de Gates gira alrededor del Green Premium: la diferencia de costo entre las formas limpias y sucias de hacer algo. Cuando ese diferencial llega a cero, la adopción masiva se acelera naturalmente. Ya ocurrió con solar, eólica y vehículos eléctricos. Ahora el desafío está en cinco sectores: electricidad (28 por ciento de emisiones), manufactura (30 por ciento), agricultura (19 por ciento), transporte (16 por ciento) y edificios (7 por ciento).
Gates destacó avances significativos: el acero sin emisiones ya existe y se fabrica con electricidad; el cemento limpio se produce sin Green Premium pero necesita producción a mayor escala; los reemplazos de fertilizantes sintéticos están disponibles; casi uno de cada cuatro autos vendidos en 2024 fue eléctrico. Los desafíos pendientes incluyen el combustible de aviación, que todavía tiene un Green Premium superior al 100 por ciento, y la energía limpia disponible 24 horas como la fusión nuclear, que "pasó de la ciencia ficción a lo casi comercial".
Ecos del realismo climático
La postura de Gates encuentra eco en un grupo de científicos y analistas que se autodenominan "realistas climáticos". Judith Curry, climatóloga y ex directora de la Escuela de Ciencias de la Tierra y Atmosféricas del Instituto de Tecnología de Georgia, publicó más de 100 artículos científicos antes de retirarse en 2017 a los 63 años. Citó la "naturaleza tóxica" de las discusiones científicas sobre el calentamiento global como razón de su salida del ámbito académico. Curry reconoce que el planeta se está calentando y que los gases de efecto invernadero generados por humanos son en gran medida responsables, pero cuestiona la certeza de las predicciones más catastróficas.
Bjørn Lomborg, autor danés de El ecologista escéptico y fundador del Copenhagen Consensus Center, ofrece una analogía útil: el cambio climático no es un asteroide que se dirige hacia la Tierra, sino un problema manejable, similar a una enfermedad crónica como la diabetes. Lomborg cita al premio Nobel de economía William Nordhaus, quien estima que el costo del calentamiento global será del 2 al 4 por ciento del PBI para fin de siglo si no se toma ninguna acción, pero el mundo será entre tres y diez veces más rico que hoy.
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Steve Koonin, ex subsecretario de Energía durante la administración Obama, sostiene que no sólo los riesgos están exagerados: también que sabemos menos de lo que creemos sobre los cambios en el clima, que los riesgos son manejables y que podemos adaptarnos. Estos pensadores comparten la premisa de que el cambio climático es real y causado por humanos, pero cuestionan la magnitud proyectada de su impacto y la inminencia de las consecuencias más graves.
El llamado a la COP30
Gates pidió a los participantes de la cumbre de Brasil dos prioridades concretas. La primera es cambiar de compromisos país por país a discusiones sectoriales enfocadas en el Green Premium. Cada sector debería reportar su progreso hacia innovaciones sin emisiones. Los líderes verían qué tecnologías pueden adoptar ahora, cuáles implementar pronto y cuáles necesitan acción gubernamental.
La segunda prioridad es medir rigurosamente el impacto de cada acción climática. "Ojalá hubiera suficiente dinero para financiar cada buena idea sobre cambio climático. Desafortunadamente no lo hay", escribió. Gates comparó este momento con 1995, cuando en Microsoft decidió adoptar internet en todos sus productos. La diferencia: no hay un CEO del clima. Por eso su carta es un llamado a la comunidad global para que adopte ese giro estratégico hacia el bienestar humano.