16 de septiembre 2025 - 22:02hs

Javier Milei logró sorprender con su discurso por cadena oficial donde hasta habló de construir consensos y abocarse a la obra pública con respaldo del Estado. Pero el Gobierno no se quedó atrás. El vocero presidencial reapareció en la sala de conferencias después de 40 días, y hasta chicaneó a esta cronista que había posteado en X que recuperaría la voz. "Di 203 conferencias de prensa en 426 días hábiles, una cada dos días. Me han hecho más de 2.000 preguntas", dijo. Buena forma de responder, sin hacerse cargo de que está hablando del pasado.

Pero lo llamativo es que el Gobierno está cambiando sin cambiar. Karina es la jefa, Lule Menem está firme y los audios son falsos hasta que se pruebe lo contrario. Todo sigue igual en ese sentido. Aunque la estructura de poder ya no parece la misma. Santiago Caputo está concentrado (¿o confinado?) en la comunicación, Luis "Toto" Caputo asumió responsabilidades políticas, la construcción de consensos tiene ahora un Ministro y Patricia Bullrich tiene un rol en la campaña más preponderante.

El poder en manos de Karina

Pero el poder se concentró en la figura de la hermana del Presidente, el pasa o no pasa de una gestión libertaria que no se sabe si alcanzará "la gloria o Devoto". "Nadie tiene el futuro asegurado acá adentro, puede pasar cualquier cosa, ya no somos dueños de nuestro propio destino", dijo un funcionario con un dejo místico, consciente de cuánto cambió el escenario y convencido de que lo único que se puede hacer es esperar las decisiones de Karina.

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Mientras tanto, la autocrítica se expone no solo en el discurso presidencial, sino a cada paso. Por ejemplo, un nuevo Ministro asumió con un acto formal en el Salón Blanco donde invitó a familiares y amigos mientras la prensa acreditada observaba la escena desde atrás, como se hizo siempre. Recordemos que cuando asumió el primer gabinete no había familiares ni tampoco periodistas. Fue un acto casi secreto, que provocó inmediatamente la renuncia de un subsecretario de Comunicación que, definitivamente, no entendía de qué se trataba el nuevo juego.

Cambios en Casa Rosada

En Casa Rosada mejoró el trato en todos los estamentos y hasta volvieron las conferencias de prensa, que Manuel Adorni prometió realizar más seguido, por lo menos hasta que se vaya a la Legislatura, según dijo. Desaparecieron los intermediarios de dudoso pasado (y presente) para mediar en la relación con Donald Trump, y el vínculo con el gobierno norteamericano lo está llevando profesionalmente la Cancillería argentina, en este caso, ya hace un par de meses, seguramente porque así lo pidió, o lo sugirió, la administración del Norte. Y, entre tantas cosas, hay más funcionarios que se animan a hablar con los periodistas, aunque en general bajo la doctrina del off the record.

La pregunta que todos se hacen es si esto alcanzará para ganar las elecciones con un margen que le permita al Gobierno tener blindados los vetos presidenciales. Dentro de la Rosada hay diferentes teorías. Están los que creen que el pragmatismo es el camino seguro a la victoria. Y también los otros, los que dudan de la atracción que puede generar un Milei domesticado, más político, sin insultar, menos disruptivo, más parecido a otros presidentes.

¿Será apenas un cambio de ropa o es de verdad? Cuando habla de construir consensos, ¿es un guiño a los moderados republicanos o es una fake de sí mismo? ¿Hay un mensaje empático con la población desilusionada o hay un mensaje a los mercados, para que crean que volverá a tener respaldo social?

Si pierde en las elecciones intermedias, o no saca una diferencia significativa, ¿se termina el Gobierno?

Nadie en Rosada está pensando lo que podría suceder ante ese escenario.

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