El contraste entre los discursos de Milei de presentación de los presupuestos 2025 y 2026 muestra un cambio de tono comunicacional muy marcado, al igual que las palabras elegidas en ambas ocasiones. El Observador realizó un conteo de estas y de las expresiones más utilizadas por el presidente, y se encontraron llamativos resultados.
En 2024, Milei todavía hablaba como candidato en campaña: invocaba a la “casta”, denunciaba al “gasto público” y cerraba con tres gritos de “¡Viva la libertad, carajo!”. El presupuesto funcionó como una excusa más para reafirmar identidad y confrontar con el establishment político. En 2025, esa épica desapareció. No hubo referencias a la casta, ni gritos libertarios. El eje giró por completo al equilibrio fiscal como mantra. La insistencia técnica, en un claro intento de validación de su gestión, reemplazó a las consignas ideológicas.
Embed - Cadena Nacional Presupuesto Nacional 2026, Presidente Javier Milei
Similitudes que persisten
Aun con el giro de estilo, Milei mantuvo un núcleo narrativo constante: la obsesión fiscal. En 2024, mencionó la palabra “déficit” 34 veces y “equilibrio fiscal” 3 veces, construyendo un diagnóstico donde todos los males de la Argentina derivaban de ese agujero de las cuentas públicas. En 2025, aunque el volumen de menciones bajó a 5 para “déficit”, la categoría se consolidó de otra manera: con 17 repeticiones de “equilibrio fiscal”, que se convirtió en la expresión estrella del segundo discurso. Es decir, la narrativa no cambió de fondo, sino de formato: del déficit como mal histórico al equilibrio como bandera de gestión.
La otra constante fue la inflación como enemigo común. En 2025 la palabra apareció 12 veces, vinculada al relato de la “herencia recibida” y los traumas de la hiperinflación. En 2026, aunque bajó a 8 menciones, se sostuvo como el principal problema de los argentinos, ahora con un tono más triunfalista, al presentar la baja sostenida de precios como logro icónico de su gestión. En ambos casos, el mensaje fue claro: el déficit y la inflación son los dos demonios que ordenan todo el discurso económico de Milei.
Un viraje con destinatarios claros
En los dos discursos de Milei al presentar los presupuestos hubo ejes que se mantuvieron inalterables, pero en la exposición de ayer se sumaron giros novedosos y, al mismo tiempo, desaparecieron temas que antes eran centrales. Los asuntos que más golpearon al Gobierno en los últimos meses tuvieron párrafos específicos, tratados con un tono mucho más moderado al que solemos escuchar del presidente.
En lo que respecta a la disputa que mantuvo con las provincias y la repartición de los ATN, Milei pasó de pedirle a los gobernadores que realicen un "ajuste adicional" en 2024 ("Nosotros ya hemos cumplido nuestra parte del acuerdo; ahora faltan ustedes") a hablar de trabajar con ellos "codo a codo" en 2025, en conjunto con diputados y senadores "que quieren una Argentina distinta". También hubo una disminución en el nivel de confrontación con los legisladores, a quienes este año sólo se limitó a pedirles respaldo en dos ocasiones, cuando en 2024 su discurso incluía amenazas e insultos: "(...) la decisión de qué lado de la historia quieren quedar es suya. Luego será la ciudadanía quien los coloque en la avenida de los justos o en la esquina de las ratas miserables que apostaron contra el país y contra su gente".
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Otros de los frentes de batallas abiertos del Gobierno en las últimas semanas fueron relacionados a jubilaciones, universidades, salud y discapacidad. Cuando en 2024 estas áreas siquiera recibieron una sola mención, en el discurso de anoche Milei anunció una serie de aumentos relacionados a ellas: "Si el presupuesto es el plan de gobierno y el 85% de este presupuesto será destinado a educación, salud y jubilaciones, eso quiere decir que la prioridad de este Gobierno, tal como siempre dijimos, es el capital humano".
Los "ausentes" de anoche
La discusión por el rol del Estado fue un debate que la gestión actual quiso dar desde sus comienzos. La palabra "Estado" aparece ni más ni menos que 30 veces en la presentación del presupuesto del año pasado, en diferentes contextos, y con distintos conceptos que se repiten a lo largo del discurso como "intermediarios de la pobreza" y "ñoquis". En el discurso de anoche, estas palabras no aparecen nunca, y Milei se limitó a mencionar al "Estado" dos veces (una de ellas en la relación de Nación con provincias).
En este sentido, una palabra que anoche no se hizo mención fue "kirchnerismo", cuando hasta hace pocos días, en el slogan de campaña en provincia de Buenos Aires, era el eje ordenador ("Kirchnerismo nunca más"). En 2024, la palabra tuvo una sola mención, pero tuvo una importancia fundamental, ya que fue uno de los núcleos para que Milei hablara de la "herencia": "La mano que nos tocó a nosotros no fue ni más ni menos que la peor herencia de la historia, tanto en materia fiscal y monetaria, como en múltiples dimensiones de la vida social argentina".
Asimismo, al igual que sucedió con la apelación a la “herencia”, varios recursos discursivos que Milei había explotado en 2024 desaparecieron por completo en la presentación de este año. El relato cargado de pasado, con referencias al “default” y a la “hiperinflación”, no tuvo ninguna mención. Tampoco se repitieron las frases de autoafirmación —como jactarse de ser el “primer presidente economista” de la historia argentina (el caso "Libra" acá jugó un rol primordial)— ni las comparaciones internacionales con países como Alemania, Francia o Italia, que en su momento buscaban darle épica y proyección global a su gestión.