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29 de mayo 2025 - 12:42hs

Disney ha sido objeto de análisis y críticas por su influencia cultural a lo largo de las décadas. Incluso, mucho se ha hablado sobre la penetración cultural a través de sus películas. En 1971, el libro Para leer al Pato Donald, de Dorfman y Mattelart, analizaba desde una perspectiva marxista cómo las historietas de Disney, especialmente las protagonizadas por el Tío Rico, promovían valores capitalistas y colonialistas en América Latina. Los autores argumentaban que estos cómics naturalizaban la competencia y la desigualdad, presentando un mundo sin estructuras familiares tradicionales y donde la riqueza determinaba el estatus social.

Este fue quizás el ejemplo más icónico y evidente, pero hubo innumerables otros casos, no solo de Disney sino de muchas películas animadas que difundían —como es natural— los valores de la democracia y el individualismo. En algunos casos, mostraban subliminalmente quién era el “enemigo”, como el comunismo en los dibujos animados de Rambo, o promovían la espiritualidad alternativa de la New Age, con personajes que se inclinaban por la meditación y otros caminos que desafiaban el statu quo de las religiones tradicionales. Todo esto, recordemos, apuntando a las audiencias infantiles, a las que es más fácil inculcar valores a través de la televisión.

No podemos olvidar las críticas que, vistas desde la distancia del tiempo actual, se han hecho, más recientemente, a los valores machistas que reforzaban las tradicionales historias de princesas. Ejemplos de ello son el beso no consentido a Blancanieves o los príncipes que siempre rescataban a las débiles princesas. El mismo autor de este artículo aprendió sobre estas críticas cursando cátedras de análisis de contenido en la carrera de periodismo décadas atrás.

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Con los cambios en la sociedad, Disney se fue adaptando a los derechos de la mujer y a los tiempos de diversidad, aceptación de las diferencias y equidad. Y sí que lo hizo bien. Nadie puede negar que la casa del ratón Mickey aggiornó a sus princesas a través de los roles y mensajes de las canciones. Por ejemplo, Frozen (2013) presenta a Elsa, una reina independiente que no necesita un príncipe para ser feliz, y Moana (2016) muestra a una joven polinesia que lidera su comunidad sin un interés romántico. Mientras tanto, los príncipes más recientes son más sensibles y menos “machos”. Kristoff, en Frozen, es un ejemplo de un personaje masculino que muestra vulnerabilidad y apoya a Anna sin eclipsarla.

Valga recordar aquí que Disney+ modificó las advertencias en películas clásicas como Dumbo y Peter Pan, reconociendo representaciones culturales inapropiadas y fomentando una comprensión crítica del pasado.

Así que no podemos decir que este imperio de la animación no va con los tiempos y autocorrigiendo sus errores. Pero la gran pregunta es: ¿responde esto a una estrategia de manipulación organizada y planeada desde las cúpulas de Disney? ¿O se trata simplemente de apoyar y reforzar los valores (más o menos sanos) que va expresando una sociedad más madura?

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La sede central de Pixar en California

La sede central de Pixar en California

Más allá de la Diversidad

Y hablando de Diversidad, ya no se trata de “rellenar el casillero” de cada raza. En la propuesta de Elio, la nueva entrega de Disney que se estrena en junio, no alcanza con que los personajes sean afroamericanos u homosexuales, sino de formas y colores totalmente diversos, y hasta asexuados.

En nuestra reciente visita a los estudios Pixar, pudimos hablar con la productora y las dos directoras (sí, tres mujeres, ¿coincidencia?) de Elio.

Con este film, Disney ha ido más allá de la “diversidad humana”. Pero, teniendo en cuenta que la familia de Elio es de descendencia latina, ¿por qué se han inclinado ahora por este origen?

Madeline Sharafian, Directora: Esta película surge profundamente de la historia de vida de Adrián Molina (guionista), desde su corazón. Elio está basada en su pasado. Adrián es mexicano y, en la historia, Elio es mexicano-dominicano. Olga (Zoe Saldaña), su tía, es dominicana, al igual que el padre de Elio. Sentimos que era importante preservar eso. Y verán en su casa pequeños detalles de arte popular que quisimos conservar porque nos parecieron hermosos.

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En la última década, este avance hacia la diversidad, equidad e igualdad (DEI) ha llegado a su punto culminante. Para muchos, hasta exagerado, pero que parece tan necesario para contrarrestar décadas de disvalores de una sociedad menos madura. En Strange World (2022), hay un ejemplo que ha pasado desapercibido pero que es una de las apuestas más valientes de la casa de animación: Ethan Clade, un adolescente birracial que vive en una zona rural de EE.UU., netamente conservadora, es abiertamente gay. Cuando le presenta a su padre el chico que le gusta, su padre no solo lo acepta sino que ¡lo celebra!, con la misma ilusión que si la pareja de su hijo hubiese sido una chica. Más adelante, cuando Ethan conoce a su abuelo, el espectador podría esperar una reacción más “tradicional”. Sin embargo, el anciano le pregunta a su nieto sobre su “pareja”, utilizando el pronombre they y preguntándole si tiene “alguien especial” en su vida, en lugar de “¿tienes novia?”.

En Elio, no solo hablamos de diversidad con la inclusión latina, sino también del mensaje de que podemos conectar con seres de otros planetas. Y esto reedita la pregunta sobre la influencia de Disney en los temas más coyunturales, como el hecho de que cada vez es más evidente que hay vida en otros planetas. En este sentido, la directora Domee Shi agrega: "Muchísimas películas de ciencia ficción muestran a los extraterrestres de forma muy negativa: como que no se parecen a nosotros, quieren hacernos daño, secuestrarnos y experimentar con nosotros. Pero me encanta cómo Elio muestra el maravilloso mundo del Communiverso, esta utopía aspiracional donde especies de diferentes orígenes, culturas, formas y tamaños pueden vivir y trabajar juntas. Creo que es una imagen hermosa del futuro. Y yo... bueno, aspiro a eso. En cierto modo, yo también soy un poco extraterrestre. Soy canadiense; nací en China. Y creo que es un mensaje muy poderoso: difundir esta idea de conectarse con otros que no necesariamente se parecen a uno mismo".

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El equipo de Elio trabajando en la película

El equipo de Elio trabajando en la película

Del miedo al mensaje: la revolución alienígena de Disney en Elio

No es desconocido que, con excepción de E.T. y alguna otra, las películas de Hollywood han puesto históricamente a los aliens como “los monstruos invasores que quieren conquistar la Tierra”. Con ese concepto, no han faltado las teorías que decían que “la NASA metía mano en el mensaje de Hollywood para no permitir que los extraterrestres bajen a la Tierra a dar un mensaje de amor”.

El libro Ami, el niño de las estrellas, de Enrique Barrios (1986), contaba la historia —según el autor, basada en hechos reales pero “disfrazada de cuento para no parecer loco”— de un niño que, estando en la playa, se encuentra un día con un extraterrestre que viene a enseñarle las leyes universales del Amor y cómo la Tierra puede autodestruirse, o evolucionar hacia el Amor.

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Y justamente, Elio cuenta una historia parecida. ¿Tiene esto que ver con el nuevo concepto sobre los extraterrestres que se ha venido difundiendo de la New Age para aquí? Ami decía que hay extraterrestres involucionados (“malos”) y otros con mayor evolución, pero que la Ley Universal del Amor no permite que los “malos” lleguen a tener la tecnología suficiente para conquistar otros planetas; antes se destruyen a sí mismos, aeguraba Ami. Y afirmaba que cuando el nivel de espiritualidad es más elevado que el nivel de tecnología, algunas civilizaciones de otros planetas logran llegar a otros mundos, pero como parte de un “Plan de Ayuda”, para que poblaciones como la humana puedan avanzar en su crecimiento espiritual. Una idea muy bonita, y muy lógica al mismo tiempo.

Así, la nueva película Elio, que se estrenará el 19 de junio próximo, demuestra cómo, una vez más, Disney lleva la delantera. La historia sigue a Elio Solís, un niño de 11 años que accidentalmente se convierte en el embajador intergaláctico del planeta Tierra después de ser transportado al Communiverse por extraterrestres para hacer contacto. La película, escrita y dirigida por Adrián Molina, busca reinterpretar los tropos clásicos de la ciencia ficción, presentando a los extraterrestres no como amenazas, sino como seres con los que se puede establecer una conexión significativa.

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En este sentido, más allá de las teorías conspirativas, Elio vuelve a hacernos pensar...

¿Está Disney diciéndonos o preparando a los más pequeños para que reciban sin miedo una visita extraterrestre?

¿Manipulación y penetración cultural, o simplemente apoyo a la madurez humana?

Una cosa es cierta: Disney siempre nos anima a ver más allá y a comprender mejor este complejo mundo en el que vivimos.

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