De hecho, España es la que menos fondos destina a mejorar su infraestructura de redes en relación a lo que invierte en tecnología renovable de todos los países de Europa, según un sondeo de Bloomberg.
Por eso, es tan necesario, por un lado, invertir en la actualización de un sistema que fue instalado hace décadas.
Y por el otro, dejar de ser una “isla energética” y asegurar la interconectividad, que no es otra cosa que establecer conexiones con los países vecinos que puedan aportar flujos de electricidad cuando el sistema “se cae”.
La IA es, en buena medida, una amenaza para las energías renovables. Y para los gobiernos como el de Pedro Sánchez que hizo de la transición verde uno de los logros políticos que le hinchan el pecho.
Se estima que en la próxima década los centros de datos de la industria de IA concentrarán el 10% de las emisiones de carbono a nivel global. Se estima que en la próxima década los centros de datos de la industria de IA concentrarán el 10% de las emisiones de carbono a nivel global.
Pero a nivel global, al menos, se estima que mientras la generación y el almacenamiento de renovables estará a al altura de responder a un poco más de la mitad de la capacidad energética requerida por los centros de datos de IA para 2035, casi dos tercios de la electricidad adicional provendrá de combustibles fósiles.
Las Big Tech invierten en verde, pero usan gas natural o energía nuclear
Muchas firmas ya se fueron preparando volcándose a la energía nuclear, mientras que otras vieron en el gas natural la fuente más inmediata y abundante de energía disponible.
EE.UU. y China serán los principales responsables de este aumento en las emisiones de carbono, que se incrementarían a nivel mundial 3,5 gigatons en 10 años.
Amazon.com es el mayor operador de centros de datos, seguido por Microsoft, Meta Platforms y Alphabet de Google.
Las firmas de tecnología vienen invirtiendo en energía limpia hace años, incluso antes del boom de IA.
Lo curioso es cómo Amazon, Google, Meta y Microsoft concentraron el año pasado casi el 70% de los acuerdos para financiar proyectos de energía renovable aunque esas mismas compañías están construyendo centros de datos con altos requerimientos energéticos con combustibles fósiles.
Lo que hacen es sostener la narrativa de su aporte a la reducción de las emisiones de carbono.
Tampoco ayuda la posición del presidente de EE.UU., Donald Trump, que firmó una serie de órdenes ejecutivas que autorizan un mayor uso de combustibles fósiles para no detener la expansión de la industria de IA.
Apenas unas horas después de su toma de posesión, Trump anunció la inversión de hasta 500.000 millones de dólares en el desarrollo de la IA y, en concreto, de centros de datos. Un mega-proyecto llamado Stargate.
Trump autorizó a las Big Tech a un mayor uso de combustibles fósiles para no frenar la expansión de la industria en su feroz disputa por el liderazgo con China. Trump autorizó a las Big Tech a un mayor uso de combustibles fósiles para no frenar la expansión de la industria en su feroz disputa por el liderazgo con China.
Claro que España está lejos de disputarse el liderazgo de la IA con China como EE.UU. Pero tampoco quiere quedarse en el Paleolítico tecnológico.
Sentirá, como ocurrirá en todo el mundo, este incremento en la demanda de electricidad, en la medida en que las grandes empresas construyen sus “data centers” globales. Y deberá estar preparada.
Ya sea si quiere insistir con la energía limpia e intentar responder a ese pico de demanda atendiendo a las vulnerabilidades que hoy impiden a las energías renovables ofrecer un suministro confiable (redes e interconectectividad pero también almacenamiento).
O bien si acepta desactivar el dogmatismo y acepta un mix de energías limpias y de baja de emisión hasta que sea posible la tan deseada meta “emisión cero”.
España dedica a las redes el 30% de lo que invierte en energías renovables
España más que duplicó su capacidad de generar energía solar en los últimos cinco años.
Esto provoca frecuentes saltos en la producción de electricidad que sobrepasan por mucho la demanda. De ahí que la necesidad de invertir en redes se vuelva cada vez más apremiante.
No sólo para España. El fenómeno es propio de la transición energética aunque España está en el límite. Los expertos advierten que el gasto en redes no está ocurriendo lo suficientemente rápido como para responder al aumento del consumo energético y al desarrollo de las fuentes renovables.
A nivel global, deberían desembolsarse al menos u$s 21,4 billones en redes eléctricas para 2050 para que puedan ponerse al día con las tecnologías verdes y que sea posible alcanzar las emisiones cero o el “net zero”.
En el caso de España, esta debilidad estructural no parece ser tenida en cuenta al trazar las metas verdes. La energía solar va a expandirse otro 70% para el final de la década. El objetivo es que para 2030 el 81% de la generación de energía en España sea limpia.
Pero España tiene el menor ratio inversión redes/ tecnología renovable.
En los últimos cinco años, el país dedicó a mejorar sus redes eléctricas apenas un 30% de lo que invirtió en desarrollar la infraestructura de energía limpia. Esto compara con el 70% en Europa, donde la mejora y puesta a punto de las redes acompaña un poco más de cerca la transición energética y las nuevas necesidades que plantea.
Según el operador Red Eléctrica hubo un aumento importante de la inversión para adaptarla al nuevo desafío. Se destinaron 1.100 millones de euros el año pasado y se esperan volcar 1.400 millones de euros este año. Desde 2021, el total desembolsado será de 4.200 millones de euros.
El hecho de que el sistema de redes haya sido construido e instalado hace décadas implica que las subestaciones -los llamados nodos que conectan las líneas de electricidad- no fueron diseñadas para administrar la alta variabilidad inherente a la energía eólica y solar, esto es, con grandes oscilaciones en los flujos de electricidad que generan.
Las redes son viejas pero además España es la menos interconectada. Y la capacidad de intercambio con sus vecinos es 3% del total cuando la meta de la UE es 15% para 2030. Las redes son viejas pero además España es la menos interconectada. Y la capacidad de intercambio con sus vecinos es 3% del total cuando la meta de la UE es 15% para 2030.
Ayudaría si España estuviera más respaldada por los vecinos. Pero ocurre todo lo contrario. La península ibérica es una de las zonas menos interconectadas de Europa.
El sistema español sólo está vinculada con Portugal, Francia, Andorra y Marruecos, pero la capacidad de intercambio es de apenas 3 gigawatts, menos del 3% del total de la capacidad.
El objetivo establecido por la Unión Europea (UE) es cinco veces ese nivel: 15% para 2030.
Una nueva conexión se está construyendo con Francia que aumentará la capacidad a 5 gigawatts cuando entre en línea en 2027. España no puede actuar por sí sola en materia de interconectividad pero espera que el apagón ayude a moverlo al tope de la agenda de la UE.
Cuando uno dice que España está sólo detrás de Alemania en energía renovable no imagina las debilidades enterradas bajo la alfombra en esa afirmación victoriosa.
No son deficiencias exclusivas de España, pero el desafío es mayor por la velocidad con que se desarrolló la tecnología verde y la indiferencia con la que se descuidó la actualización de las redes eléctricas.
Pronto el mundo espera un gran salto de la demanda de la mano de la titánica industria de la IA y su voracidad energética. Quedarse atrás puede ser el precio del error estratégico de España.