La Esperanza Macarena ya está de vuelta en su casa. Este lunes 8 de diciembre, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción, la imagen regresó a su basílica tras finalizarse la restauración dirigida por el conservador Pedro Manzano, un proceso seguido con enorme atención por parte de Sevilla y del mundo cofrade.
La reapertura al culto puso fin a casi cuatro meses de ausencia y dio paso a un reencuentro multitudinario entre la Virgen y sus devotos.
La hermandad decidió abrir el templo a las 06.00, permitiendo que los fieles accedieran de forma ininterrumpida para contemplar por primera vez la imagen restaurada, y durante todo el día se aguarda un flujo constante de personas durante toda la jornada.
Fieles de todas las edades aguardaron en silencio, muchos con lágrimas al cruzar el umbral del templo. Tras semanas marcadas por rumores, inquietud y discusiones sobre el estado de la imagen, el regreso de la Macarena puso fin a un debate que mantuvo en vilo al barrio y a buena parte de la ciudad.
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La Virgen Macarena en su basílica. EFE
Un proceso de restauración seguido al detalle
La restauración realizada por Pedro Manzano buscó corregir alteraciones derivadas de intervenciones anteriores y recuperar la policromía original, además de reforzar la estructura interna. El trabajo incluyó estudios previos, pruebas de consistencia y una intervención meticulosa que respetó al máximo la estética histórica de la imagen.
La hermandad ha insistido en que el proceso se llevó a cabo “con absoluta transparencia y rigor técnico”, especialmente después de que una restauración previa generara preocupación entre devotos y expertos en arte sacro. La finalización del trabajo, anunciada oficialmente días atrás, despejó el panorama y aceleró los preparativos para la reposición al culto.
El barrio de la Macarena, escenario de un regreso esperado
El retorno de la Virgen transformó por completo la vida del barrio. Comercios abiertos desde temprano, balcones adornados y un despliegue especial de tráfico y seguridad acompañaron la jornada. Para muchos vecinos, la ausencia se hizo especialmente larga debido al papel central que la imagen ocupa en la identidad del distrito.
La Macarena no es solo una imagen de culto. Es un referente cultural, patrimonial e identitario para Sevilla. Su ausencia desde agosto encendió un debate más amplio sobre conservación, transparencia y responsabilidad en el tratamiento de bienes religiosos de gran valor histórico.
La vuelta al culto, sin embargo, devuelve a la ciudad uno de sus emblemas más reconocibles. La hermandad ha previsto un dispositivo especial para gestionar los miles de visitantes que se esperan durante los próximos días, antes de que la imagen recupere su ubicación habitual en el camarín.
