20 de septiembre 2025 - 15:51hs

Randy Carter cursaba el segundo año de la secundaria en el San Diego University High cuando aquellos señores llegaron a ofrecerles lo que sonaba a "una gran aventura".

Corría 1965, hacía apenas un año que el llamado Programa Bracero —que surtió a Estados Unidos de trabajadores agrícolas mexicanos durante más de dos décadas— había llegado a su fin y la cosecha se pudría en los campos estadounidenses sin nadie que la recogiera.

Ante ello, la administración del entonces presidente Lyndon B. Johnson ideó una iniciativa para atraer a estudiantes que sustituyeran a la mano de obra migrante.

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La estrategia de marketing implicó bautizarla A-TEAM, como el "Equipo A" pero en realidad acrónimo de Athletes in Temporary Employment as Agricultural Workers (Atletas en empleo temporal como mano de obra agrícola), y promocionarla con anuncios y panfletos, con charlas en clubes deportivos e institutos.

"Nos hablaron de espíritu de equipo y de un buen trabajo de verano", recuerda Carter, quien con el tiempo se convertiría en un prolífico asistente de dirección de Hollywood.

"Y nosotros, que teníamos 16 o 17 años, pensamos: 'Estaremos lejos de casa, quizá conozcamos alguna chica, puede que algún ranchero nos compre cerveza'; ese tipo de cosas que suelen pasarles por la cabeza a los adolescentes", le cuenta a BBC Mundo.

La realidad con la que él y una veintena de compañeros se encontraron en Blythe, un oasis creado por el río Colorado en la parte californiana del desierto de Sonora donde pasaron el estío recogiendo melones bajo un sol abrasador, no pudo ser más distinta.

Tampoco la de los otros 3.000 jóvenes que finalmente se inscribieron en el programa, aunque el objetivo había sido reclutar a 20.000.

Tres jóvenes de 14 años con cortes al estilo de los Beatles, San Diego, California, 9 de noviembre de 1965. (Foto de Underwood Archives/Getty Images)
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El objetivo era reclutar a 20.000 estudiantes de secundaria (como los de la imagen), preferiblemente atletas, para trabajar en verano en el campo.

Seis semanas duró el proyecto que los más amables describen como "un intento de solución a un problema crucial" y los más críticos tachan de desastre, fiasco o, directamente, un "episodio vergonzoso".

Y a pesar de su fugaz vida, hoy resuena como una suerte de moraleja en un contexto en el que las deportaciones amenazan con mermar la fuerza laboral agrícola en EE.UU.

El campo sin migrantes

El Programa de Trabajo Agrícola Mexicano se concibió en 1942, por medio de un acuerdo binacional con México, para compensar la escasez de mano de obra en EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial.

Mejor conocido como Programa Bracero, iba a ser una medida temporal pero terminó extendiéndose hasta 1964.

Y durante los 22 años que estuvo vigente permitió a unos 4,5 millones de jóvenes mexicanos trabajar en cultivos y granjas estadounidenses, la mayoría con contratos que apenas duraban unos meses.

"Para inscribirte tenías que presentarte con tus papeles y ya. Te hacían un examen de sangre y luego te fumigaban con toda tu ropa puesta, antes de dejarte cruzar la frontera", le contó uno de ellos, Lorenzo Cano, a investigadores de la Universidad de Texas en El Paso como parte de un proyecto llamado Bracero History Archive y al que la BBC tuvo acceso.

Lo relatado por este bracero oriundo de Durango no fue lo único polémico del programa. También fueron controvertidas las condiciones a las que se enfrentaron muchos de los temporeros, los accidentes laborales y las muertes.

Además, no todos los recibieron con los brazos abiertos.

La idea de que llegaban a quitarles el trabajo a los estadounidenses al tiempo que drenaban las ayudas públicas y recursos se expandía a pasos agigantados en EE.UU.; mientras, del otro lado de la frontera, algunos diputados reclamaban en el Congreso que México estaba enviando a sus mejores trabajadores a enriquecer un país ajeno.

Algunos exbraceros siguen hoy, décadas después, luchando por pagos postergados e indemnizaciones.

Trabajadores agrícolas mexicanos hacen fila mientras son registrados para laborar en los EE. UU. a través del programa Bracero, parte del Acuerdo de Trabajo Agrícola Mexicano, 1951. (Foto: PhotoQuest/Getty Images)
PhotoQuest / Getty Images
El Programa Bracero, en los 22 años que estuvo vigente, llevó a 4,5 millones de jóvenes mexicanos a trabajar en cultivos y granjas estadounidenses de forma temporal.

"Era una época de creciente xenofobia", le dice a BBC Mundo Lori A. Flores, profesora asociada de Historia en la Universidad de Columbia, quien ha investigado ampliamente sobre la iniciativa y sus consecuencias.

"Parte de la opinión pública estadounidense era consciente de lo peligroso y poco regulado del programa, sobre todo hacia el final", explica.

El líder campesino César Chavez, quien en 1962 fundaría junto a Dolores Huerta la Asociación Nacional de Campesinos, y otros activistas a favor de los derechos civiles llevaban tiempo denunciándolo.

"Pero si le hubieran preguntado al ciudadano de a pie, lo más probable es que no hubiera sabido de su magnitud, que era un problema sistémico y que estaba ocurriendo en todo el país simplemente porque no había suficientes inspectores que se aseguraran de que los braceros estaban siendo bien tratados", explica Flores.

En ese contexto, el Congreso estadounidense dejó el programa morir, con la esperanza de que los trabajadores agrícolas domésticos ocuparían las vacantes.

No ocurrió.

Y al año, en 1965, nació A-TEAMS.

"El trabajo agrícola te hace hombre"

El Cinco de Mayo —día en el que México conmemora la victoria en la Batalla de Puebla pero que en el extranjero ha evolucionado hacia una celebración de las raíces y la resistencia latina— los periódicos de todo el país informaron que el Secretario de Trabajo Willard Wirtz quería reclutar a 20.000 alumnos de secundaria para reemplazar a los temporeros migrantes.

Pero no quería a cualquier estudiante. Quería atletas.

"Pueden hacerlo. Hay que darles una oportunidad", dijo Wirtz al anunciar la iniciativa en una rueda de prensa, flanqueado por Stan Musial y Warren Spahn, quienes con los años integrarían el Salón de la Fama del Béisbol, y Jim Brown, futuro miembro del Salón de la Fama del Fútbol Profesional. Así escribió Gustavo Arellano para NPR en 2018, el primer periodista en rescatar este episodio prácticamente del olvido.

En las siguientes semanas, el Departamento de Trabajo, el de Agricultura y el Consejo Presidencial sobre Aptitud Física pagaron espacios publicitarios en prensa. "¡El trabajo agrícola te hace hombre!", rezaba uno de los anuncios, junto a una ilustración del jugador de fútbol americano John Huarte a punto de lanzar un balón.

Un trabajador del programa Bracero, importado durante la Segunda Guerra Mundial, cosechando zanahorias en un campo. (Foto de © Archivos Nacionales/CORBIS/Corbis a través de Getty Images)
Corbis via Getty Images
El Congreso de EE.UU. dejó morir el Programa Bracero en 1965, coincidiendo con la molestia cada vez más notable de México por el número de fatalidades y lesionados y la falta de indemnizaciones.

"Se podría ver como un intento genuino de llegar a jóvenes en condiciones de trabajar y en necesidad de un empleo de verano", dice la historiadora Flores, de las primeras en indagar sobre el programa.

Pero también plantea una visión que describe como "más cínica", una que apunta a una combinación de intereses que acabó con el hundimiento de la iniciativa.

Por una parte, estaba el secretario Wirtz, harto de la "pesadilla diplomática y de relaciones públicas" en la que se había convertido el Programa Bracero.

"Podría haber sido una forma de decirles a los empresarios agrícolas que, ante la tragedia de derechos laborales y humanos y la molestia cada vez más notable de México por el número de fatalidades y lesionados y la falta de indemnizaciones, no iban a recibir más trabajadores temporales", explica la historiadora Flores.

Y por otro se encontraba el lobby de empresarios agrícolas en desacuerdo por el fin del programa de mano de obra migrante, "que podrían querer salvar la cosecha ese año, sí, pero quizá más mostrarle al gobierno federal que las negociaciones con México tal vez podrían continuar si pudieran demostrar que A-TEAM no funcionó".

"Si lo analizamos con cinismo, pudo haber sido un plan intencionalmente condenado a fracasar", subraya Flores.

"Esto es una locura"

Aunque ahora también baraja ambas opciones, el entonces estudiante de secundaria Randy Carter solo pensó en que necesitaba una tabla de surf nueva que sus padres no estaban dispuestos a comprarle.

"Pero hay otro aspecto importante del contexto a tener en cuenta", le dice a BBC Mundo antes de sumar un componente más a la ecuación. "Esto eran los 60, el espíritu de la era JFK y los Cuerpos de Paz… Era antes de todo el horrible cinismo actual, una época más de servicio, más generosa", opina.

Sea como fuere, la alegría con la que él y sus compañeros recorrieron aquellos 347 kilómetros en bus desde San Diego se disipó nada más poner un pie en Blythe.

"'Esto es una locura', pensamos. Teníamos que recoger melones cantalupos en un lugar en el que a las 9 de la mañana hace ya 11.819 grados", exclama exagerando.

Debían trabajar seis días a la semana, a cambio del sueldo mínimo; US$1,40 la hora, en aquella época.

Dormían en lo que describe como unos "cobertizos de madera contrachapada y techo", sin aire acondicionado, en los que nunca refrescaba. Y se duchaban con agua "marrón".

"Pero nos dijimos que no abandonaríamos. Tampoco nos iban a echar. Se volvió una cuestión de honor", subraya Carter.

Los barracones en los que jóvenes estudiantes de secundaria vivieron durante seis semanas en Blythe, California, en 1965. La imagen, en la que se ven las literas sin colchones en un espacio con iluminación natural, fue tomada en 1990.
Cortesía de Randy Carter
En 1990 Randy Carter dirigió una obra de ficción basada en su experiencia como parte del A-TEAM, Boy Wonders. Cuando fue a Blythe durante el proceso de investigación para proyecto, se encontró los barracones en los que vivió aquel verano de 1965 intactos.

No todos los participantes del A-TEAM lo sintieron así. Muchos volvieron a sus casas sin haber completado las seis semanas de trabajo. Algunos se lanzaron al activismo para denunciar las condiciones de aquellos que laboraron en los valles estadounidenses antes que ellos.

Sus quejas llegaron hasta la Cámara de Representantes.

"Los alimentaron con comida no apta para el consumo humano", dijo en una sesión el 29 de junio de 1965 el congresista por Teno Roncalio, demócrata por Wyoming, sobre lo que se encontró el equipo de A-TEAM en el valle agrícola de Salinas, en California, reporta The Washington Post.

"Estoy encantado de escuchar al caballero de Wyoming ofrecer este informe ante la Cámara, porque las condiciones que describió son las que yo y otros hemos estado describiendo y lamentando durante muchos años en relación con otros trabajadores", exclamó Jeffery Cohelan, demócrata por California.

La historiadora Flores recoge el debate en la Cámara en su libro Grounds for Living.

"Experimento sin reflexión, vergonzoso"

Expertos e investigadores coinciden en reseñar la iniciativa como un fiasco o un desastre. La historiadora Flores prefiere tildarlo de "episodio vergonzoso en la historia de los trabajadores agrícolas en EE.UU.".

"No se ideó bien, aunque por otro lado, creo que muchos de nuestros programas para trabajadores agrícolas no están bien pensados. Y sigue siendo así hoy en día", reconoce.

"Somos una nación que se ha acostumbrado tanto a un flujo continuo de mano de obra extranjera que se ha convertido en la forma en la que socavamos cualquier intento de sindicalización, de organización de los trabajadores para que sean políticos y articulen lo que necesitan", comenta.

"Ha habido un increíble desprecio intencional hacia este tipo de trabajadores en el país. Y A-TEAM es solo otro experimento sin reflexión, vergonzoso que, por suerte, no duró mucho", zanja.

A Carter el episodio lo marcó y dio forma en parte a sus ideas actuales. Tanto, que en 1990 dirigió una suerte de ficción autobiográfica basada en su experiencia en Blythe, titulada Boy Wonders.

Hoy está convencido de que creó una historia atemporal.

"Quería un guión que mi nieto pudiera leer y siguiera siendo actual. Y, de hecho, lo es. Nadie mejoró las condiciones laborales en el campo. Toda la historia de A-TEAM tiene su eco hoy", zanja.

Resuena quizá más que nunca en el marco de las políticas migratorias de la administración Trump, quien está tratando de cumplir la promesa de campaña del ahora presidente de llevar a cabo "la mayor deportación de la historia del país".

El sector agrícola, en el que el 40% de los trabajadores no tienen papeles según estimaciones del 2022 del Departamento de Agricultura, no se ha librado de las redadas.

Un hombre vestido con una camisa a cuadros rojos y negros, pantalones vaqueros y una visera observa, apoyado en una valla, a los trabajadores que recogen fresas en un campo de Oxnard, California, Estados Unidos, el 12 de junio de 2025. (Foto: Apu GOMES / AFP) (Photo by APU GOMES/AFP via Getty Images)
AFP via Getty Images
Los migrantes sin papeles que trabajan en los campos estadounidenses conforman el 4% de toda la fuerza laboral indocumentada del país, calcula el Center for Migration Studies.

Ante el reclamo de empresarios del sector que aseguran que con una mano de obra reducida se perderá parte de la cosecha, la secretaria de Agricultura Brooke Rollins sugirió que se podría echar mano de "adultos sanos beneficiarios de Medicaid", un programa gubernamental que proporciona cobertura médica a ciudadanos de bajos ingresos.

"Las deportaciones masivas continúan, pero de manera estratégica, y empujaremos la fuerza laboral hacia la automatización y una participación 100% estadounidense", dijo en un evento en la sede de USDA en agosto.

"Con 34 millones de personas, adultos sanos en Medicaid, deberíamos ser capaces de hacerlo bastante rápido", zanjó.

Mientras, una iniciativa de ley para un nuevo Programa Bracero fue presentado en el Congreso.

La introdujo la republicana Monica de la Cruz, quien representa un distrito de Texas fronterizo con México en la Cámara de Representantes, con el objetivo de "estabilizar la fuerza laboral agrícola y desincentivar los cruces ilegales en la frontera".

"Estoy liderando los esfuerzos para revivir el espíritu Bracero reformando las visas H-2A. Esto proporcionará las soluciones desesperadamente necesarias para los trabajadores inmigrantes. Con la escasez de mano de obra desafiando a nuestras comunidades, el Programa Bracero 2.0 traerá estabilidad y certeza al sur de Texas", afirmó al presentar la propuesta.

Quizá es una buena oportunidad para echar la vista atrás y recuperar lo aprendido de aquel episodio de 1965 en el que se intentó sustituir a temporeros migrantes con alumnos estadounidenses de secundaria.

BBC

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FUENTE: BBC

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