El historial conservador de Ashley Moody, con una línea dura contra la inmigración y los derechos de las personas trans, fue clave para que fuera elegida por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, para ocupar un escaño en el Senado. La fiscal general del estado ocupará el lugar que deja vacante Marco Rubio, que fue designado por Donald Trump para liderar el Departamento de Estado.
"Florida merece una senadora que defienda sin paliativos los principios conservadores, apoye el cumplimiento de la ley, tenga un sólido historial de lucha contra la inmigración ilegal y esté dispuesta a cumplir la agenda del presidente Trump", dijo DeSantis en una publicación de X.
"Espero ver a la senadora Moody luchar la buena batalla contra los intereses atrincherados en Washington, y sé que será una parte fundamental para llevar a buen término la agenda America First del presidente Trump", sumó.
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Moody se convertirá en la segunda mujer en representar a Florida en el Senado y su nombramiento establecerá un nuevo récord: según datos del Center for American Women in Politics, cuando la fiscal ocupe el escaño, habrá 10 mujeres republicanas en la cámara alta. “Estoy lista para presentarme y luchar por esta nación y por el presidente Trump para implementar la agenda de America First desde el primer día”, dijo Moody durante el anuncio del jueves en un hotel en Orlando.
Quién es Ashley Moody
Moody fue elegida para ser fiscal federal de Florida en 2018 y reelegida en 2022. Ganó fácilmente ambas candidaturas, pero no pudo volver a presentarse debido a los límites de mandato. En 2006 fue elegida para el cargo de jueza de circuito en el condado Hillsborough. Nativa de Plant City, Florida, fue nombrada reina del famoso festival de fresas de la ciudad. Se graduó de la Universidad de Florida y tiene dos hijos junto a su esposo, un agente policial.
Como fiscal general del estado, Moody fue clave para defender la agenda conservadora de DeSantis en los tribunales y enfrentó, junto a otros estados republicanos, políticas del gobierno de Joe Biden, demandando por cambios en la aplicación de la ley de inmigración, el perdón de préstamos estudiantiles y los mandatos de vacunas para contratistas federales.
Antiinmigración de línea dura y en contra de los derechos de las personas trans
DeSantis no había señalado públicamente a quién elegiría para ocupar el puesto de Rubio, pero sí había dicho que la persona tenía que ser línea dura en materia de inmigración. Esto ocurre en medio del debate dentro del movimiento MAGA sobre el programa de visados H-1B para inmigrantes calificados, que ha sido objeto de intensas luchas internas postelectorales entre los propios partidarios de Trump.
Figuras cercanas al presidente electo, como el magnate dueño de Tesla y SpaceX, Elon Musk, han dicho que el programa ofrece talento internacional a bajo coste para muchas empresas, mientras que el ala dura contra la inmigración del movimiento MAGA, liderada por personas como los conservadores Steve Bannon y Laura Loomer, consideran que debe ser abolido. Trump dijo a finales de diciembre que siempre "le han gustado las visas”.
Moody también luchó sin éxito para mantener una propuesta para consagrar al derecho al aborto fuera de la boleta en Florida en 2024 y dijo que los que proponían la consulta estaban librando “una guerra” para proteger el procedimiento. La medida sí se presentó a los votantes, pero el referendo finalmente no logró obtener la aprobación del 60% necesaria para avanzar.
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A principios de este año, la fiscal general del estado también demandó a la administración Biden para tratar de bloquear una norma que, según Moody, habría obligado a los médicos a proporcionar atención para la transición de género en contra de su criterio. Las cuestiones transgénero han sido una de las principales luchas de la batalla cultural en las que DeSantis se ha centrado como gobernador.
Su paso como fiscal general
Moody no es la única que ha utilizado la fiscalía como trampolín hacia un cargo nacional. Su predecesora, Pam Bondi, fue elegida por Trump para liderar el Departamento de Justicia.
Durante su paso por la Fiscalía, Moody estuvo entre los fiscales generales estatales que firmaron la demanda respaldada por Trump destinada a anular la victoria electoral de Joe Biden en 2020.
Más recientemente, la oficina de Moody, que está técnicamente separada de la del gobernador, presentó una demanda en octubre contra el Departamento de Justicia (DoJ) sobre lo que ella argumentó que era un esfuerzo del gobierno federal para bloquear la propia investigación de Florida sobre el segundo intento de asesinato contra Trump, que ocurrió en septiembre en el Trump International Golf Club en West Palm Beach.
"Cada día que se impide a Florida investigar, el caso del Estado se hace más difícil de probar en el juicio", argumentó Moody en la demanda. "Por el contrario, el gobierno federal no sufre ningún perjuicio por el hecho de que Florida investigue delitos de derecho estatal, ya que el Estado no tiene intención de interferir u obstruir la investigación federal", apuntó.
DeSantis ya había dicho antes que creía que el gobierno federal había "obstaculizado" la capacidad de Florida para llevar a cabo su propia investigación. Moody dijo que la investigación independiente del estado era necesaria, en parte, porque el DoJ no debería haber estado investigando un intento de asesinato de Trump mientras simultáneamente trataba de procesarlo.
En diciembre, Moody también publicó una declaración jurada de arresto para Ryan Routh, el presunto autor del segundo intento de asesinato. Dijo que un atasco de tráfico resultante de la búsqueda de Routh provocó un accidente en el que resultó herida una niña de 6 años. Routh se encuentra bajo custodia federal y se enfrenta a cinco cargos relacionados con el intento de asesinato.
La oposición a Moody y la preocupación por una estrecha mayoría
Los republicanos tienen una mayoría estrecha en el Senado, 53-47, lo que significa que los nominados de Trump necesitan el apoyo de casi todos los senadores republicanos para la confirmación por mayoría frente a las objeciones de los demócratas.
Según la ley de Florida, correspondía al gobernador republicano elegir al reemplazo de Rubio después que Trump seleccionara al senador de tres mandatos para ser su próximo secretario de Estado. En ese contexto, DeSantis dijo públicamente que tenía reservas sobre el nombramiento de un miembro de la cámara por la escasa mayoría del partido en el Senado.
En las últimas semanas, se esperaba ampliamente que Moody fuera la elegida: se había visto como favorita para ocupar el puesto de Rubio, apareciendo al lado de DeSantis en actos públicos, en los que ella y el gobernador respaldaron la línea dura del gobierno de Trump en materia de inmigración.
Sin embargo, hubo un par de voces que se alzaron en oposición a su designación. Entre ellos, los representantes Kat Cammack y Cory Mory, que le expresaron su desacuerdo al gobernador y propusieron senador estatal Jay Collins, que sirvió como Boina Verde, para que sea un veterano militar el que entrara al Congreso.
Pero en última instancia, el escaño fue para Moody, de 49 años, estrecha aliada de DeSantis, que ha servido como su principal bulldog legal en una serie de peleas políticas de alto perfil con la administración Biden. Ahora ella desempeñará un papel clave en las audiencias para los nominados al gabinete y servirá en el Senado hasta la próxima elección general en 2026, cuando el escaño volverá a estar en la boleta.