<b>El cajero de Cebollatí y Barrios Amorín fue hecho estallar a través de gas inflamable/L.CARREÑO</b>

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Explotar un cajero es sencillo y no descartan otros estallidos

Investigadores están preocupados porque en pocos días hubo tres episodios
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06 de noviembre de 2017 a las 05:00
Dentro del cajero automático se introduce una manguera conectada a una garrafa que puede estar incluso a varios metros de distancia. Luego de que el cajero se llena de gas inflamable, mediante algún instrumento eléctrico que oficia como iniciador, se provoca una explosión que revienta tanto el vidrio como el cajero donde está el dinero que planean llevarse. Hacer estallar un cajero automático es bastante sencillo y muy redituable aunque en la explosión se prendan fuego algunos billetes, reduciendo el botín inicial.

Por eso, tras el segundo caso registrado en pocos días, fuentes de la Brigada de Explosivos del Ejército dijeron a El Observador que debido a la facilidad de la maniobra, es muy probable que siga siendo utilizada por delincuentes que, seguramente, la copiaron de otros ladrones de la región.

Es así que este domingo a la madrugada dos delincuentes hicieron explotar un cajero automático ubicado en Cebollatí y Barrios Amorín (Palermo), en el área del supermercado Disco, y sustrajeron tres bandejas de dinero. El hecho ocurrió a la hora 1.30. La Policía se llevó los restos del aparato a las 2.30. La única diferencia en cuanto a la forma con el caso ocurrido hace menos de una semana en Manuel Pagola y Chucarro (Pocitos) es que no se encontró el iniciador eléctrico que provocó la explosión.

Fuentes de la Policía que investigan el último caso dijeron que se está trabajando con los testimonios de los vecinos y con las cámaras ubicadas en la zona para identificar si se trata de los mismos que perpetraron la primera explosión. Se tomarán declaraciones a tres testigos ya identificados (un guardia de seguridad y dos jóvenes de 21 años que pasaban por la zona).

En la madrugada de este lunes se dio un nuevo caso, esta vez, en el cajero ubicado en Agraciada y Grito de Asencio. El Ejército informó que sucedió a las 4 de la madrugada, con la misma modalidad que los anteriores.

El ataque contra el cajero de Manuel Pagola y Chucarro también tuvo como principal implemento una inyección de gas inflamable. El jefe de Policía de Montevideo, Ricardo Pérez, dijo en ese caso que "la Policía ubicó una manguera para supergás, de aproximadamente 15 metros".

Fue la primera vez que la Brigada de Explosivos se encontró con el uso de un mecanismo de estas características. El cajero de Pagola y Chucarro había sido cargado con $ 2,4 millones y US$ 16.200. Según informó Subrayado, en el segundo atraco se llevaron más de $ 3 millones, pero no pudieron extraer unos $ 600 mil y US$ 27 mil. Ambos episodios se dieron en cajeros ubicados próximos a sucursales de la cadena de supermercados Disco.

Tanto Grupo Disco como la Policía consideraron una coincidencia que ambos asaltos hubieran sido en supermercados de la cadena. "Fue un hecho aislado y coincidentemente se repitió acá", dijo Miguel Penengo, gerente de Relaciones Institucionales de Grupo Disco, a El Observador.

En el segundo caso, los daños se limitaron a la estructura del cajero, que, según aclaró Penengo, funciona de manera independiente al supermercado. El vocero advirtió: "El riesgo de que pase no es solamente para nosotros".

Por otra parte, en el caso del cajero ubicado en Pagola y Chucarro, fue la primera vez que la Brigada de Explosivos se encontró con el uso de un mecanismo de estas características. "Es un modus operandi que están usando mucho en Brasil y Argentina, pero también en Chile y Paraguay, en donde no se utiliza ningún explosivo", señaló el jefe del operativo de la Brigada de Explosivos luego de realizadas las pericias.

En el primer caso que se dio en Pocitos, las ondas expansivas, aunque más suaves que una explosión tradicional, causaron innumerables destrozos dentro y fuera del lugar. Además de la rotura de los vidrios, sufrieron daños la mampostería, los techos de la entrada, el sistema eléctrico del local de una red de cobranzas y el quiosco lindero de diarios y revistas. También se hizo añicos el ventanal de una tintorería de enfrente.

La operación, informó el jefe de Policía de Montevideo, Ricardo Pérez, duró menos de cuatro minutos, porque cuando llegaron los primeros patrulleros los delincuentes ya habían escapado.
Hubo un único lesionado. El guardia de seguridad del supermercado sufrió una raspadura a la altura de la sien, pero rápidamente fue dado de alta.

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