¿Es el celular el problema? ¿O es la forma en que lo usamos? En una conversación honesta y cercana, la magíster en terapias psicológicas Lorena Estefanell dejó en claro que la tecnología no cambia nuestras necesidades humanas más profundas: las resignifica.
“El celular no genera insomnio si está en un cajón”, afirmó con énfasis. Para Estefanell, lo importante no es demonizar el dispositivo, sino entender cómo lo usamos y qué lugar ocupa en nuestra vida cotidiana. “La forma en que usamos la tecnología puede construir valor... o no”, planteó.
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La entrevista es el segundo episodio de Conectados con Responsabilidad, el ciclo de El Observador junto a Movistar que busca promover un uso más consciente de la tecnología, especialmente en edades tempranas. Bajo el título Mi Primer Celular, el capítulo aborda cómo se introducen los dispositivos en la vida de los niños y adolescentes, y qué desafíos aparecen a nivel familiar y emocional.
Además, se encuentra disponible el primer episodio del ciclo, que reflexiona sobre el tiempo en pantalla a través de una profunda entrevista con María José Soler.
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La especialista hizo hincapié en que, aunque las formas cambien, las necesidades siguen siendo las mismas. “Cuando yo tenía 15 años iba a la plaza, daba vueltas con la motito, pasaba mil veces para ver si alguien me miraba... hoy lo mismo se expresa con un fueguito o un like en una historia”, destacó. Lo que cambia es el canal, no la intención humana de buscar reconocimiento, pertenencia y afecto.
Además, apeló a no caer en una visión simplista de la tecnología. “Preguntarnos si es buena o mala no nos lleva a ninguna parte. La historia demuestra que cuando la humanidad avanza tecnológicamente, no vuelve atrás: ajusta, regula, mejora”, aseguró. En ese sentido, la clave estaría en cómo acompañamos desde la adultez, con límites, diálogo y comprensión.
El ciclo Conectados con Responsabilidad propone mirar más allá del dispositivo y poner el foco en las personas, sus decisiones y el impacto real que tiene la tecnología en su bienestar. Porque el verdadero cambio no pasa solo por lo que usamos, sino por cómo elegimos usarlo.