Leonardo Carreño

Bicicletas y motos eléctricas, tendencia que comienza a afianzarse en Uruguay

Crece la oferta de vehículos que tienen buen rendimiento, se recargan como un celular y son amables con el medioambiente

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27 de noviembre de 2018 a las 05:03

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Bicicletas o motos eléctricas. Cada vez hay más rodando por las calles y Uruguay lentamente comienza a acompañar una tendencia mundial. La movilidad eléctrica, más allá de contribuir con el medio ambiente al evitar el uso de combustibles derivados del petróleo y la emanación de gases, gana terreno en una ciudad donde cada vez más falta espacio. La oferta es variada y aunque el mercado empieza a desarrollarse los vendedores y defensores de estos vehículos les auguran un buen futuro.

En varias partes del mundo las bicicletas dejaron de usarse como esparcimiento o para realizar ejercicios y se convirtieron en un medio de transporte. Y que sea eléctrica otorgó una ventaja adicional: por momentos hacer menos esfuerzo, pero sin dejar de pedalear.

En Uruguay, las que se ofrecen tienen un motor de 250 Watts que funciona con una batería de litio. Cuentan con una autonomía de entre 30 y 50 kilómetros y alcanzan una velocidad de entre 25 y 30 kilómetros por hora. Para andar en ellas no se precisa licencia de conducir. El modelo más elegido es un rodado 20, plegable. El valor de mercado oscila entre US$ 1.200 y US$ 1.400. Pero hay otras, más grandes y potentes que pueden valer hasta US$ 5 mil. Todo depende del gusto del usuario. Las baterías estándar son de 500 ciclos carga. La vida útil mínima es de 2 años, para un uso de la bicicleta diario y constante. Pueden durar cinco años en caso que su uso no sea permanente. 

¿Cuáles son los factores que llevan al público a comenzar a mirar con otros ojos a las bicicletas eléctricas? Algunos se refieren a una suma de razones.

Paulo Bareño, además de ser el propietario de Wheele Uruguay, se considera un fanático de los vehículos eléctricos. La empresa comercializa bicicletas y motos. “Lo eléctrico está seduciendo mucho a la gente. Montevideo es una ciudad con mucho tráfico y la bicicleta eléctrica es una alternativa que antes no existía”, dijo a El Observador.

Leonardo Carreño

La firma vende modelos plegables, que  son los más buscados por los clientes. Señaló que la compra de bicicletas eléctricas se está convirtiendo en una tendencia en Uruguay.  “Una bicicleta plegable permite no pensar cómo va a estar el tiempo en la tarde al salir del trabajo, la seguridad de no tener que dejarla en la calle, también incide”, señaló como dos de los argumentos a favor de la utilización de los vehículos.

En su caso, el modelo más económico vale US$ 890 y el de mayor precio llega a US$ 1.400. Actualmente tiene cuenta con tres modelos y en pocas semanas va a aumentar la variedad. Wheele es una marca uruguaya, pero tiene pensando ampliar el espectro para convertirse en una empresa con presencia regional, llegando a Chile y Paraguay. Bareño además tiene una automotora. “Wheele por sí sola no es sustentable, pero va camino a eso”, indicó. “El 2019 va a ser más eléctrico”, agregó entusiasmado.

Por su parte, el propietario de Urban Bikes, Christopher Holm, dijo a El Observador que “la eléctrica democratizó el uso de la bicicleta; tanto para la gente la gente que por problemas físicos no puede desplazarse, como los que no pueden llegar en mal estado de limpieza al trabajo”. Agregó que la irrupción de las bicicletas eléctricas al mercado hizo que mucha gente las tome como medio de transporte, que además es económico y rápido. Lo que más comercializa la empresa son los modelos urbanos, rodado 20, plegables. “Es la que bicicleta que mejor se adapta a la ciudad, tanto en eléctrica como en el modelo tradicional”, indicó.

“Son bicicletas más ágiles para el uso, son más controlables y después tiene la posibilidad del plegado. Un día llueve y te volver con la bicicleta en ómnibus,  en taxi o en el auto de un amigo”, coincidió con Bareño. Las características, y los beneficios según la opinión de Holm, son elementos que llevan a la gente a invertir más en las bicicletas eléctricas.

“Hace unos años, la gente preguntaba por los precios y se asustaba; ahora está invirtiendo más, ya que se toma como un medio de transporte”, explicó. Por eso, marcó que el mercado está en expansión. “En este momento están de moda, pero más allá de eso está creciendo mucho; las bicicletas eléctricas son económicas, saludables, no se necesita libreta de conducir para usarlas y se evitan problemas de tránsito”, expresó.

 Las motos

Sakura Motos importa vehículos desde 2011 y actualmente cuenta con cinco modelos. Su propietario, Pablo Cajade, comentó como novedad importante que a fines de diciembre recibirá  desde el exterior baterías de litio para cambiar la tecnología de las motos que hasta hora funcionan con unas de plomo ácido. Las modelos disponibles van desde 800 a 1.500 watts y su precio oscila entre US$ 1.590 y US$ 1.990. La autonomía de las motos con batería de litio es de entre 40 y 45 kilómetros por carga.

Leonardo Carreño
Moto eléctrica, similar a una Vespa

El modelo más vendido es el que se parece a una Vespa. Uno de los principales beneficios que marcó fue el rendimiento. Una moto eléctrica puede circular 40 kilómetros con un costo de $ 8, mientras el modelo más económico a combustible rinde 30 kilómetros por litro. Además, las eléctricas no requieren de mantenimiento de embragues o cambios de filtros. “Se la puede guardar adentro de la casa y recargarla como un celular”, apuntó el empresario.

“Hay una tendencia (para comprar motos de este tipo), la gente se está informando, viaja y lee mucho, internet ha acercado información de otros países y  ve la realidad, que no es algo del momento”, señaló Cajade a El Observador.

Añadió que algunos países como China  en 2020 van a eliminar la producción de motores a combustión. “Eso va a acelerar la tecnología de baterías más económicas y de mejor calidad; lo que iba a ser una evolución ahora es una revolución”, sostuvo.

Una de las dificultades que señaló el propietario de Sakura es que los vehículos abonan patente e impuestos de importación. “Eso no contribuye a desarrollar el mercado eléctrico, se siguen pagando los mayores recargos como si las motos se fabricaran acá y hubiera que proteger algo”, expuso.

Cajade recordó que cuando comenzó con el negocio de la importación su idea fue que “la gente que anda en ómnibus de noche y sale de la fábrica de trabajar o entra a un hospital tuviera acceso a una moto eléctrica”. Y sigue pensando lo mismo, impulsado por la tendencia al mayor uso que observa. “La venta empezó a remontar de vuelta”, expresó y por tanto continuará apostando a este tipo de vehículos.

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