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"La oferta de espacios públicos en Montevideo está envejecida"

El arquitecto, docente y especialista en urbanismo reflexiona sobre los cambios que vivió la capital uruguaya en lo que va del siglo XXI
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12 de noviembre de 2018 a las 05:00

Sueños y ciudad. Casi al final de dos horas de conversación, Diego Capandeguy –57 años, arquitecto, especialista en temas de urbanismo, docente de la Facultad de Arquitectura, libretas y lapiceras prontas para los dibujos sobre su escritorio– reúne en una misma frase esos dos conceptos. Dice, y al mismo tiempo se pregunta a sí mismo, lo siguiente: “La cuestión es cómo la ciudad expresa los sueños de los distintos colectivos que la habitan”. Y, después de unos brevísimos segundos, responde: “El urbanismo debería poder expresar nuevos sueños. Eso es lo más difícil”.   

Soñar Montevideo, disfrutar Montevideo, valorar Montevideo; es probable que cada habitante tenga una visión única –y siempre parcial– de la capital uruguaya.  Algunos, desde la Academia como Capandeguy, se dedican, también, a pensar, observar y estudiar Montevideo. 

El arquitecto no es original en su vínculo con la ciudad. Dice que le gusta caminarla, que lo disfruta, que aprovecha cuando tiene que ir, por ejemplo, a Carrasco para demorarse un rato en la rambla. Antes de desglosar los cambios que ha vivido la ciudad desde la llegada del siglo XXI hasta estos días dice que la transformación real de estas casi dos décadas ha sido de Uruguay.

Y así lo defiende: “Cambió la matriz productiva del país. Cambió el rol del sistema de ciudades, al punto que muchas localidades empezaron a crecer de nuevo. Eso se ve en los equipamientos, en la fuerte motorización de parte de la población rural; cambió la cultura de la movilidad, el tránsito pesado vinculado a los commodities se ha intensificado mucho. Ha cambiado el paisaje; el mítico de pastizales se ha reducido muchísimo. Aparecieron muchas pequeñas mejoras en los centros urbanos de todo el país, sobre todo aquellas que están relacionadas a las cuencas productivas más activas. Uruguay cambió mucho más que Montevideo”. 

Montevideo tiene un déficit en calidad urbana en ciertos temas básicos y de urbanidad cotidiana, pese a todos los esfuerzos que se han hecho, como la recolección de basura y los cambios en la motorización. La ciudad está mal en esos temas. Pero la contracara más evidente es el crecimiento de áreas de mayor conflictividad socioterritorial como sucede en barrios como Casavalle.

Hecha la aclaración, Capandeguy vuelve al eje principal de la charla: la capital. “La ciudad mantuvo su perfil estructural. Casi no creció en términos cuantitativos, lo que sí tuvo fue cambios cualitativos. Lo que hace que si lo ves en comparación a 10 o 12 años es otro Montevideo”. 

El desembarco y crecimiento de los centros comerciales, las nuevas zonas de oficinas, la llegada del transporte de carga del interior del país, el empuje que tuvo el puerto de Montevideo, el surgimiento de nuevas zonas que reúnen buena parte de la propuesta de entretenimiento nocturno, la modificación que generó en Goes el resurgimiento del Mercado Agrícola; la capital uruguaya se mueve y, aunque lo haga lentamente, se la nota viva. Sobre el crecimiento, el cambio y la complejidad que eso trae consigo, reflexionó el especialista en urbanismo.  

Palacio Salvo

¿Por qué la ciudad parece despertar mayor interés hoy que hace unas décadas atrás?

Es cierto que hay más interés. Hay colectivos que le prestan más atención y eso tiene que ver con la idea de la ciudad democrática que va avanzando. También están las políticas descentralizadoras que han metido el tema. Por otro lado, hay cambios en las sensibilidades, hay más desidia, pero ese fenómeno trasciende a Montevideo. La cuestión es que desde hace medio siglo se habla del derecho a la ciudad, esa idea la planteó el filósofo francés Henri Lefebvre. También se da otro fenómeno que se llama síndrome Nimby (por su sigla en inglés: not in my back yard; y en español: no en mi patio trasero). Uno de esos ejemplos es: “Yo quiero tener el contenedor o la parada de ómnibus a 150 metros de mi casa, pero no en frente a mi casa”. Es un gran tema del urbanismo que se ve con asuntos muchos más grandes como, por ejemplo, dónde colocar la gran área de disposición de residuos sólidos metropolitanos. No se ha podido resolver porque las comunidades locales no lo desean. Eso es un drama que tenés en el mundo. 

¿Dónde se ven los cambios en Montevideo?

En dos o tres cuestiones que no son menores. El primer lugar en los nodos y en las nuevas centralidades, que cambian con la llegada de los shoppings y las grandes superficies. Las centralidades de soporte privado fueron relevantes, los centros comerciales o las grandes superficies que, en su momento, fueron muy cuestionadas, generaron unos procesos de transformación en sus áreas vecinas muy importantes. Eso es importante porque son ámbitos que tienen complejidad, trascienden al consumo, prestan servicios. Estos espacios que, en un principio, parecían más cerrados, ahora se abren a las calles, se asocian con hoteles, espacios de recreación, hasta con servicios de emergencias. Todos los grandes debates que hubo en los ’90 en adelante sobre las nuevas centralidades privadas y cómo se debilitan los centros tradicionales quedaron un poco truncos. Lo que sucede, al final, es que los centros tradicionales van cambiando. El deseo social va cambiando sobre el deseo de la ciudad. La centralidad en la segunda mitad del siglo XIX en Montevideo era Boulevard Sarandí. Hoy es una ciudad policéntrica; la vieja centralidad de 18 de julio se mantuvo estable para ciertos segmentos de actividades, donde todavía es importante, pero perdió mucho rol. 

El cambio también se ve en que parte del sector de oficinas de la ciudad se ha dispersado, fundamentalmente, hacia la costa. En ese sentido hay dos nudos que son notables: Punta Carretas/Pocitos Nuevo y Carrasco.  

La plaza Líber Seregni fue un caso bien interesante. Se quería generar un mini Central Park en Cordón Norte. Tiene un gran mérito y es que fue pensando como un parque/plaza muy amable con distintos segmentos de usuarios. Es una oferta más contemporánea, en un Montevideo donde gran parte de su oferta de espacios públicos de esparcimiento está muy envejecida y es muy poco atractiva.

Montevideo también tuvo que resolver la contracara de esos cambios productivos del Uruguay. La capital también los absorbió y fue promoviendo distintas terminales interiores. Por ejemplo, en camino Tomkinson, otras en Veracierto; también las modificaciones que generó el anillo perimetral. La culminación de construcción de la Unidad del Parque Alimentario de Montevideo –y el posterior traslado de Mercado Modelo– también va a generar muchos cambios en una zona que –junto con  el Antel Arena y el Nuevocentro– puede que tome un rol potencial a futuro.  

Hay un cuarto cambio que tiene que ver con cómo distintos segmentos de la población han copado distintas áreas. Las parejas jóvenes o personas de perfil universitario, por ejemplo, se instalaron en la zona de Parque Rodó y lo que se llama informalmente Cordón Soho. El impacto de la ley de promoción de vivienda social que, en realidad, está orientada a clase media más que a los sectores populares. fue muy fuerte en la zona de Cordón y Palermo. Esto hace que la ciudad sea más policéntrica y, por ende, que tenga más diferencias y más posibilidades. 

Plaza Líber Seregni

¿Estas modificaciones en las centralidades de Montevideo generaron nuevos problemas?

Montevideo tiene un déficit en calidad urbana en ciertos temas básicos y de urbanidad cotidiana, pese a todos los esfuerzos que se han hecho, como la recolección de basura y los cambios en la motorización. La ciudad está mal en esos temas. Pero la contracara más evidente es el crecimiento de áreas de mayor conflictividad socioterritorial como sucede en barrios como Casavalle.

Esa es la parte de la ciudad más difícil de abordar porque son barrios que crecen y se densifican. Se convierten en áreas segregadas, en parte, porque el Estado pierde presencia en ellos y porque cambian los acuerdos sociales de convivencia. Hay políticas públicas que intentan focalizarse en esos temas, pero son de los asuntos más difíciles de resolver en la gestión de la ciudad. Hay casos interesantes a nivel internacionales como es el  de Medellín. La Intendencia de Montevideo ha intentado tomarlo, en algunos puntos, como referencia a la hora de generar algunos espacios integrados. La ciudad colombiana, desde la década pasada, es referencia en América Latina por intentar integrar la ciudad. Lo que hicieron es localizar equipamientos de escala nacional en ámbitos populares o problemáticos. Claro que eso exige un esfuerzo social muy grande. Acá se podría ver qué sucede con el Antel Arena, por ejemplo. 

Fuente del Parque Rodó

¿Cómo impactan obras enormes como Antel Arena y otras más pequeñas como la plaza Líber Seregni en la convivencia?

No todas las acciones en el campo urbanístico tienen como efecto generar inducción. Inducción quiere decir que se inducen transformaciones a través de una operación de apalancamiento urbano y así, por ejemplo, mejora la vecindad, crecen los habitantes. ¿Qué tipo de acciones generan inducción? Debería ser un debate fuerte en el campo de la cultura urbanística y de las políticas públicas. Para que una obra sea inductora se tienen que dar algunas cuestiones: tiene que tener un efecto de shock y de transformación rápida; que efectivamente el lugar donde se localizó esa operación sea el más acorde para que se dé la transformación, si no la operación no tiene suficiente fuerza.

El Parque Rodó tuvo una matriz muy buena y hoy está muy perturbado. Su dinámica está envejecida y es poco atractiva. Tuvo pocas intervenciones. El Prado tiene una matriz muy noble pero está envejecido. El parque Lecocq lo mismo. El Parque Roosevelt, también.

Muchas veces las centralidades privadas interpretaron mejor las áreas con energías que las políticas públicas. La plaza Líber Seregni fue un caso bien interesante. Se quería generar un mini Central Park en Cordón Norte. Tiene un gran mérito y es que fue pensando como un parque/plaza muy amable con distintos segmentos de usuarios. Es una oferta más contemporánea, en un Montevideo donde gran parte de su oferta de espacios públicos de esparcimiento está muy envejecida y es muy poco atractiva. El Mercado Agrícola sí es un ejemplo de inducción porque era un área muy debilitada y hubo una fuertísima intervención del Estado para lograrlo. Con Antel Arena se verá qué ocurre porque todavía está en curso. 

¿A qué responde que buena parte de los espacios públicos de recreación estén envejecidos?

En general los grandes parques de la ciudad están pensados desde la matriz decimonónica del siglo XIX o modernas del siglo XX. El Parque Rodó tuvo una matriz muy buena y hoy está muy perturbado. Su dinámica está envejecida y es poco atractiva. Tuvo pocas intervenciones. El Prado tiene una matriz muy noble pero está envejecido. El parque Lecocq lo mismo. El Parque Roosevelt, también. Toda esa zona se renovó muchísimo, pero el parque no. Mismo si pensás, la costa de Montevideo, declarada con protección patrimonial, es fantástica pero no ha tenido ninguna intervención refrescante. La contracara de la fuerte sensibilidad o conciencia patrimonial que tiene Montevideo es esta especie de conservadurismo extremado; eso genera que después se asuman pocos riesgos en las intervenciones.   

Es muy fino el hilo entre defender el patrimonio y lograr que la ciudad avance. 

Las ciudades, de cualquier manera, se transforman. Y creo, muchos lo creemos, que la ciudad debería animarse más a transformarse. 
Montevideo moderno, ese de los años ‘20 y ’30 que a mucha gente la cautiva, tuvo en su momento operaciones de gran innovación y creatividad. Uno de los desafíos es, justamente, atreverse a innovar y que eso no sea una cuestión intimidante. Al revés, que sea un desafío al futuro. Entonces no hay que exagerar los valores arquitectónicos locales.

El gran mérito de la ciudad en este siglo 
“Montevideo, a diferencia de otras ciudades de Argentina y Brasil, ha tenido una muy buena calidad media de su arquitectura. Nosotros hemos escrito algunos artículos internacionales hablando de la sobriedad perfumada que tiene la ciudad. Esto se ve en los operadores privados y en los públicos. De hecho la obra pública/privada de los últimos 10 u 12 años ha sido mejor. Sea en obra residencial o de distintos equipamientos públicos como, por ejemplo, la escuela de tiempo completo Santa Catalina, el liceo Ciudad del Plata, varios de los edificios universitarios. Ha habido una mejora de la obra pública.”.
El parque de la Amistad en el zoológico de Montevideo
Los parques que innovan
“El parque de la Amistad, por ejemplo, es atípico porque está ubicado en un zoológico en proceso de reconversión, pero es refrescante. Hay innovación allí. Igual que en la Líber Seregni o en la plaza Casavalle. En esas mini intervenciones que generan micro paisajes equipados inciden más que, por ejemplo, los grandes parques.

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