A pesar de que los pulpos pueden hacer varias cosas asombrosas, como hacer crecer sus tentáculos cuando son amputados, hay algo que les es imposible: controlarlos. Las ventosas de estos animales marinos se pegan a todo lo que encuentran y al ver cómo esto ocurría, los investigadores de la
Universidad Hebrea de Jerusalén se preguntaron: ¿por qué no se adhieren a sí mismas?
“Descubrimos esto por accidente. Nos sorprende que nadie se lo haya preguntado antes”, dijo al diario británico
The Guardian uno de los miembros del equipo investigador, Binyamin Hochner.
"Una solución brillante"
Así fue que comenzaron a investigar con tentáculos amputados, que tienen vida propia incluso hasta una hora luego de haber sido separados del cuerpo del pulpo. En sus experimentos, descubrieron que las ventosas no se adherían a los otros tentáculos, ni siquiera a los de otros pulpos.
Incluso cuando se colocaban objetos que tenían la mitad de su superficie cubierta de extracto de piel de pulpo, los tentáculos se alejaban de la sustancia.
Sin embargo, cuando se le daba a un pulpo un tentáculo amputado, este sí lo sujetaba e incluso se lo llevaban a la boca, que tiene forma de pico. El asunto es que, como les resulta muy difícil sostener su propio tejido, la única forma en que pueden hacerlo es con el pico.
En el reporte, publicado en
Current Biology los investigadores señalan que la causa por la cual los tentáculos no se enredan es porque un químico en su piel impide que las ventosas realicen su comportamiento habitual de pegarse a todo lo que encuentran. “Es una solución brillante a lo que pude ser un problema muy complejo”, explicó Hochner.
Ahora, los científicos trabajan para descubrir cuál es este químico y qué implicancias puede tener para la robótica, ya que la independencia que los brazos tienen entre sí y del cerebro del pulpo pueden ser bastante inspiradores. Además, este descubrimiento puede ayudar a los científicos en su desarrollo de robots blandos.