"Hay que empezar a mirar nuestras prácticas cotidianas a la luz de esos adultos que queremos que se transformen nuestros hijos", dice Federica Cash

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¿Qué es la disciplina positiva y cómo puede repercutir en nuestros hijos?

Hay una perspectiva de la crianza que educa al adulto para ser un modelo que sus hijos e hijas puedan imitar y se basa en poner límites de manera firme pero amable
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13 de abril de 2021 a las 05:04

¿Qué pasa cuando un niño se equivoca? Durante generaciones la respuesta de los padres o cuidadores era estricta: la reprimenda, el castigo o la penitencia era lo que había que hacer para que el niño se corrija. Esa misma actitud era trasladada a otras áreas de la crianza: un paradigma adultocéntrico y autoritario. En los últimos años los padres empezaron a escuchar lo que sus hijos tenían para decir, pero en algunos casos la balanza pasó hacia un paradigma extremadamente permisivo. Ahora hay una mirada diferente, un punto medio, el camino que apuesta por el límite firme y amable: la disciplina positiva. 

"Lo que propone este tercer enfoque, que sería la disciplina positiva, es ser firmes y amables a la vez. Es tratar de empoderar al hijo para que pueda desplegar su poder dentro de su madurez pero también dentro de un encuadre claro con opciones limitadas y con límites preestablecidos. Es un enfoque firme y gentil, que busca ayudar al niño a que pueda desplegar su potencial", explica Federica Cash, periodista y co-creadora del blog Mamás Reales junto a Carolina Anastasiadis. 

¿En qué adulto te gustaría se que transforme tu hijo o tu hija? Esa es una de las preguntas frecuentes que aparecen en los talleres que lideran, y notaron que por lo general la lista de cualidades que los padres y madres aspiran para sus hijos no varía demasiado. Desean que crezcan para ser personas comprometidas, trabajadoras, cooperadoras, solidarias, conectadas con ellas mismas, que tengan relaciones con buenos tratos y buenos vínculos. "Sin embargo, en nuestras prácticas cotidianas muchas veces no estamos mirando eso a largo plazo, lo que queremos es controlar la conducta del hijo o de la niña", señala Cash y sostiene que la disciplina positiva busca que el niño entienda que los adultos quieren cooperar con él, dado que "al hacerlo partícipe de las decisiones cotidianas es mucho más permeable a la cooperación".

"Hay que empezar a mirar nuestras prácticas cotidianas a la luz de esos adultos que queremos que se transformen nuestros hijos. De ahí empiezan un montón de prácticas que tienen que ver con mirar los errores como oportunidades para aprender, tomar las decisiones en conjunto para que el niño pueda cooperar más, enfocarnos en soluciones y no en culpables a través del dolor, la vergüenza o la culpa". 

Cash reconoce que para los padres puede ser difícil llevarlo a la práctica, porque por lo general su crianza fue diferente y no tienen claro un ejemplo o un modelo de cómo implementarlo. 

"Hoy sabemos que los genes tienen muy poco que ver en nuestra buena vida, que el ambiente en el que crece ese chico o esa chica es mucho más trascendente para su buena vida, para una adultez plena. El ambiente puede hacer que determinados genes se enciendan o se apaguen. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de que ese chico pueda desarrollar su potencial o pueda crecer con creencias hacia sí mismo que no sean poderosas", dice la especialista, y asegura que "un chico que es criado con amor, aceptación, incondicionalidad y también con límites sumamente necesarios, va obteniendo creencias positivas sobre sí mismo". Cash subraya la importancia de poder mirar los errores como oportunidades para aprender y mirar las cosas malas que suceden a nivel cotidiano como oportunidades para enseñar una habilidad.

Sabemos que un niño necesita seguridad emocional para aprender bien y mejor y sabemos que un niño que se porta mal no es un niño malo, es un niño que está desalentado.

Para Cash la disciplina positiva permite a los padres disfrutar más de sus hijos. "Es un enfoque que más allá de enseñar a nuestros hijos nos enseña a nosotros como adultos a poder encontrar buenas herramientas para poder vivir mejor con nuestra familia. Es un enfoque que educa al adulto, porque los hijos aprenden a través de los modelos, no de las palabras", sostiene. 

"La familia es la sociedad en chiquito, ellos después van a salir a desplegar todas las habilidades que está aprendiendo allí: trabajar en equipo, cooperar, poder escuchar a los otros asiduamente", dice la comunicadora. Luego agrega que es desde esta perspectiva que se empiezan a trabajar los valores: "todos sabemos que no se puede explicar un valor, se debe vivenciar y no hay mejor forma de vivenciar el valor que le queremos regalar que dentro del vínculo. Es en el mismo vínculo que va incorporando esa habilidad". 

La Disciplina Positiva es un paradigma que educa al adulto en sus vínculos

Pandemia y crianza: una oportunidad para estrechar vínculos

"Cuando están todas las necesidades básicas satisfechas y podemos dedicarle tiempo a nuestros hijos, ese tiempo puede llegar a ser una oportunidad para conectar emocionalmente, para saber cómo mira la vida, qué habilidades le faltan aprender a partir de los desafíos cotidianos, cuáles son las cosas que todavía faltan madurar. Es un momento para poder estrechar el vínculo", señala Cash y apunta a que es un buen momento para poner en práctica las herramientas que propone la disciplina positiva. 

"Se plantea por ejemplo tener reuniones familiares semanalmente donde se hable de los desafíos de todos los días y se buscan soluciones. La disciplina positiva se enfoca muchísimo en las soluciones, en qué ideas podemos dar para que esto no vuelva a pasar. Es una oportunidad muy grande para enseñar las habilidades que faltan aprender, para modelar, para ser esos adultos que queremos que después ellos sean", sostiene. 

Además señala que la idea no es transformarse en "padres perfectos". "Todos nos enojamos, a todos muchas veces nos falta paciencia, son habilidades muy superiores que en un momento de estrés es difícil detenernos", asegura.

Cash señala que en estos casos la disciplina positiva puede ofrecer la herramienta del "tiempo fuera positivo": "cuando vemos que algo nos enoja un montón, que nos entristece o nos lleva a que 'se nos vuele la chapa', es claro que ahí no se puede poner un límite porque no se va a poner de manera amable y nosotros queremos que el mensaje que queremos enseñar no se pierda en un grito. Cuando hay castigo generalmente eso mata el remordimiento sano que tiene que haber después de meter la pata. El tiempo fuera positivo nos permite decir 'esto que pasó no me gustó nada, estoy bastante triste, vamos a hablar cuando me calme porque no es momento de hablar'. Nos enseñaron que el límite había que ponerlo en ese momento y hay todo un correlato fisiológico que sucede en situaciones de estrés que nunca nos va a permitir ser amables y firmes a su vez". 

*Federica Cash y Carolina Anastasiadis darán charlas de Disciplina Positiva el 14 y 21 de abril a las 19:00 vía Zoom. Los suscriptores de El Observador pudieron participar por cupos exclusivos y los diez seleccionados por sorteo asistirán a la actividad de forma gratuita.

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