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"Si me mirás, te mato": el relato de una de las víctimas de los menores que robaban autos en la rambla

Uno de los menores disparó cuando llegó y luego la banda amenazó de muerte a siete personas; una de las víctimas habló con El Observador
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05 de diciembre de 2020 a las 10:54

Siempre hicieron los atracos armados y con mucha violencia. A las 23.30 del sábado 14 de noviembre cometieron la rapiña más grande desde que comenzaron a operar en mayo de este año, según los registros que tiene la Prefectura. En la bajada 7 de la rambla de Canelones, siete jóvenes de entre 20 y 26 años fueron sorprendidas con un disparo al aire, minutos después de haber escuchado un niño de 11 años, armado, decirles que se quedaran quietos y le dieran todo.

Los cuatro que se bajaron del auto estaban armados y eran muy violentos, según relató a El Observador una de las víctimas, que al igual que sus amigos fue obligada a tirarse al piso. El de 11 años iba acompañado por otros adolescentes de 14, 15 y 16 años que fueron detenidos este jueves tras una persecución y tiroteo con la policía.

“Estábamos en dos autos, cae un auto blanco. Primero se baja uno y dice ‘bueno, todos quietitos, denme todo’. Apenas dice eso, tira un tiro al aire. Se bajan tres más. Había otro que siempre se quedó en el auto”, contó la víctima que pidió no ser identificada. 

Fuentes de Jefatura de Montevideo confirmaron que uno de ellos estaba requerido por desorden público y que sus huellas fueron ubicadas en un vehículo utilizado en las rapiñas. Hace unos diez días había sido ubicado en Malvín Norte y la policía lo persiguió pero logró fugarse luego de pedreas a los patrulleros.

En paralelo, la policía realizó varios allanamientos a mediados y a fines de noviembre en el barrio, pero no había logrado encontrarlo.

Según contó la víctima, uno de sus amigos se negó a darle las llaves de su auto y recibió un culatazo de un arma en la cabeza. “Tenían una agresividad tremenda, nos tiraron al piso, siempre apuntándonos. Nos llegaron a apuntar a la cabeza diciendo ’si me mirás, te mato’. Ya le habíamos dado todo y ellos seguían con que estábamos escondiendo algo. Nos seguían pidiendo cosas cuando en realidad no teníamos nada más para darles”.

La joven relató que cuando estaban en el piso, los rapiñeros les tocaban las manos, el cuello y las orejas, en busca de joyas y relojes. Además se llevaron cinco de sus celulares. “Se nos llevaron todo, todo, todo, todo”.

El auto que se llevaron, fue encontrado cuarenta minutos más tarde en uno de los pasajes del barrio Malvín Norte, donde se presume viven los adolescentes. Dentro había una riñonera y llaves de las víctimas. Los policías estuvieron unas dos horas intentando acceder al vehículo porque les caían lluvias de piedras. En ese operativo buscaban a uno de los menores denunciados.

Sobre la 1:40 de la madrugada del día siguiente a la rapiña, apareció la ubicación de uno de los celulares de las víctimas mediante el sistema de rastreo disponible para iPhone e identificó que el móvil estaba en la zona de Belloni. Sobre las 14 horas apareció una nueva ubicación, información que recabó Prefectura para la investigación. Los celulares que se llevaron fueron cinco, porque una de ellas tiró el suyo en el pasto, sin que los asaltantes se dieran cuenta.

Este jueves de madrugada los rapiñeros se enfrentaron a tiros con la policía luego de cometer varios delitos en la zona de Buceo, en Montevideo. Venían de Ciudad de la Costa, donde habían cometido otras dos rapiñas.

Solo uno de ellos logró escapar, y los otros cuatro están hospitalizados con custodia mientras se recuperan de los balazos que recibieron de la policía en cuello, cadera y tórax. Los hospitales Pasteur y el Pereira Rossell informarán a la fiscal María de los Ángeles Camiño cuando estén en condiciones de declarar.

“Rapiñaban todo lo que encontraban. Las descripciones de los damnificados y los testigos eran las mismas: misma cantidad, que eran menores, los horarios, cómo vestían”, dijo a El Observador Pablo González, vocero de Prefectura. El modus operandi era el mismo: violencia, huir en vehículos robados y prender fuego el auto en el que habían llegado.

González señaló que se está reuniendo elementos que configuran la participación de esta misma banda en robos de vehículos, también en la costa y con autos incendiados.

“Quemá a ese”

El día de la rapiña en la bajada 7, incendiaron tres autos. Transcurrieron veinte minutos desde que llegaron hasta que se fueron, según calculó una de las víctimas.

Las únicas palabras que ella y sus seis amigos escucharon fueron “quemá a ese” y “vamos”. Más de quince días después del hecho, aún no entiende cómo ese “niño” de once años actuó con “tanta rabia”. Cuando ella estaba en el piso y escuchó “quemá a ese”, pensó que matarían a su amigo que se había negado a entregar las llaves del auto. “No me lo puedo borrar de la cabeza. Por suerte los daños fueron materiales”, destacó.

Esa noche los adolescentes vestían ropa deportiva. Algunos actuaron a cara descubierta, otros encapuchados y uno con tapaboca. En ningún momento se nombraron. Las víctimas no pudieron ver al que se quedó dentro del auto blanco en el que llegaron porque solo se bajó para incendiarlo.

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