Camilo dos Santos

¿Y qué importa lo que quiera Manini Ríos?

Un debate que se convirtió en concurso del “mamarracho del mes”, con un competidor que apareció de sorpresa para ser como el “carro de El Chaná”

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05 de septiembre de 2020 a las 05:02

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Dos preguntas sobre el caso de Manini Ríos sobrevuelan el Senado. ¿Qué quiere él? ¿Por qué importa tanto lo que quiera él?

La primera pregunta: ¿quiere que salga el desafuero y pueda ir a un juzgado a demostrar su inocencia, o prefiere que le mantengan los fueros y se acabe el tema?

La segunda pregunta: ¿por qué a tantos legisladores les importa lo que desea el ex Jefe del Ejército, y por qué se demora la votación, si los miembros del cuerpo deben votar lo que consideran que corresponde y no hacer lugar a la pretensión del involucrado?

Para casos similares, la primera pregunta tiene una respuesta sencilla: el involucrado desea que el cuerpo le mantenga los fueros, tanto para evitar el disgusto y riesgo de un proceso judicial, como para no quedar como que fue juzgado por sus pares, que lo consideran culpable. Ha habido excepciones (legisladores que conducían en estado de ebriedad) pero la lógica es evitar el desafuero.

La madeja comenzó a enredarse cuando en campaña electoral, Manini dijo que no se iba a amparar en los fueros para enfrentar la intención de un fiscal de procesarlo por “omisión de denunciar delitos”, y eso lo embretó en su honor militar, aun cuando no es su decisión mantener o perder los fueros.

Pero Manini sentía que debía decirlo, para mostrar que no tenía miedo a la justicia, y para golpearse el pecho con seguridad de ser inocente.

Su mensaje fue tan contundente, que hasta pareció que quería ir a la Justicia, dar su versión, comprometer a otros –a su entender culpables- y salir airoso. 

¿Era eso lo que quería?

Manini sabe que no alcanza con ser inocente para no ser procesado, porque él mismo ha criticado con dureza algunos fallos que mandaron a prisión a personas que no habían sido responsables del delito que le asignaron, y sabe que luego se sale con apelaciones, pero que eso lleva tiempo. Y costos.

Entonces, ¿quiere o no quiere que le quiten el paraguas del fuero?

El orgullo le ha hecho decir que sí, pero probablemente la razón le haga desear que no.

***
Vamos entonces a la segunda pregunta, ya que a varios legisladores les importa lo que Manini Ríos quiera, o al menos lo que diga publicamente sobre su deseo. Eso ha puesto en duda lo que parecía un resultado esperable.

¿Por qué era esperable el mantenimiento del fuero?
- porque en razonamiento alejado de pasiones partidarias, expertos jurídicos han coincido (en público o en voz baja,) que no hay méritos para un desafuero; 
- porque la tradición parlamentaria ha sido la de respetar los fueros, salvo en situaciones de agravante especial; 
- porque se trata de pedido fiscal por un delito considerado menor (de 3 a 18 meses de prisión), y 
- porque el legislador en cuestión integra la bancada de una coalición de gobierno con 18 votos en Senado y 56 en Diputados.

Para el oficialismo hay un riesgo político en un eventual desafuero, con juicio, apelaciones, demoras … porque Cabildo Abierto es partido nuevo, con legisladores inexperientes y algunos “rebeldes”, y ya quedó claro en el capítulo ambiental de la LUC, que aun siendo el dueño de los votos, Manini no se impone a la bancada.

Pasa el tiempo y no se rechaza el pedido del fiscal, lo que muestra que lo que parecía fácil no era tan fácil, y en eso influyen dos cosas: la actitud del propio senador involucrado, y el desnorte de algunos sectores políticos.

***

La Juventud del Partido Colorado se pronunció a favor de votar el desafuero, porque  el senador “ha manifestado estar dispuesto a que se lo investigue”.
“Ciudadanos” anunció su voluntad de votar el desafuero, por dos motivos: porque “están dadas las garantías para que Justicia avance con la investigacion en curso”; y porque “el propio senador ha solicitado que se proceda de este modo”.

Es una “curiosa” forma de votar. 

Concluyen que la justicia da garantías; o sea que si negaban el desafuero es porque entendían que no las había. El sistema está hecho para dar garantías, lo que no excluye fallos equivocados, que se apelan, y pueden llegar incluso a la Corte.

Y entienden que deben votar porque el involucrado quiere que así sea, como si en vez de ser parlamentarios fueran aquel programa de TV, “Sorpresa y media”, que cumplía deseos de la gente.
Los legisladores deben cumplir con su compromiso político de legislar y votar en base a convicciones, a elaboración de razonamiento serio y fundamentado, y no para hacerle el gusto a un individuo.

Parece que quisieran disputarle a Bayardi el premio a mamarracho del mes, aunque sea una tarea dificil competir con el ex ministro de Defensa y su argumentación sobre por qué no tuvo curiosidad de ver la actas de los torturadores y por qué negó el año pasado, la documentación que su sucesor entregó ahora (dos meses después de recibir un pedido similar al de 2019). Claro que ahí estaban los “operadores” de inteligencia y otras fuerzas del mal, salidas de la editorial Marvel y del Plan Atlanta.

El wilsonista Gandini transmitió que confía en sus correligionarios que estudiaron el tema, que dicen que no corresponde el desafuero, pero que le preocupa el “costo político” de aparecer salvando a Manini, cuando éste se sigue golpeando el pecho, diciendo o insinuando que quiere despojarse de sus fueros. 

El Partido Independiente no tiene senadores pero también emitió una declaración para decir que está a favor del desafuero.

Y el Frente Amplio, que ante pedidos de desafuero de Rodney Arismendi, Enrique Erro, German Araújo (remoción), Rodolfo Nin Novoa, y hasta el pachequista Armando Da Silva Tabarez, se opuso históricamente a los desafueros y clamó por mantener en el Poder Legislativo a quien fue llevado por el voto popular, se abroquela para mandar a Manini a la cárcel (aunque sea domiciliaria). Y lo hace sin escuchar al viejo Mujica, que les advierte que lo pueden convertir en una víctima.

¡Socorro!

La gente se preocupa por el coronavirus, los delitos y el desempleo, mientras el Parlamento está sumergido en un sainete.

¿Habrá desafuero? Todo indica que no, pero eso dependerá de Manini y de Cabildo; de hacer “deberes partidarios” de corrección, para que sus socios hagan lo que deben hacer, sin más “ruido político”.

Hubiera sido más fácil si Manini hubiese dicho antes, algo así: no tengo nada que ocultar, entiendo que no cometí delito; quizá me equivoqué porque demoré en informar sobre confesión de delito, pero ahora espero que el Senado respeto el mandato popular que me puso acá, y dedicarme a legislar por el bien del país.

Pero el orgullo y esas cuestiones de honor mal entendido, enredaron la madeja, todo se confundió con consideraciones ajenas a la sustancia del caso, y comenzó la competencia por el premio al “mamarracho del mes”. Y justo en medio de méritos de unos y de otros, siempre hay otro peor que levanta la mano y dice: “aquí estoy yo”, como aquel carro alegórico que acumulaba distinciones carnavalescas.  l

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