Stefanía Quirque Bello está prófuga desde setiembre

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A cinco meses de su fuga, la Policía cree que la narco y asesina Quirque está Brasil

Pese a su peligrosidad y a ya tener un antecedente de fuga, la Justicia le había impuesto prisión domiciliaria
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20 de febrero de 2022 a las 05:05

Creen que volvió a Brasil. La frontera seca es un canal ideal, que además, no presentaría ninguna dificultad para una experta como Stefanía Quirque, que, prófuga de la Justicia uruguaya, llegó a vivir en Brasil y viajar a Europa. Su florido historial delictivo comprende tres intentos de homicidio “por amor” dignos de un culebrón, dos fugas cinematográficas y narcotráfico en la frontera, con escenas propias de una serie de mainstream. 


Pesa sobre ella una condena de más de 10 años en Brasil por narcotráfico en la frontera que involucró operativos de vigilancia, mulas y falsos testimonios. La jurisprudencia brasileña y una decisión de la jueza Beatriz Larrieu que luego fue seguida de una omisión por falta de recursos del Ministerio del Interior, dejaron a Quirque libre. 


Fue obligada a ir a la prisión brasileña en 2017 por riesgo de fuga, pero en segunda instancia la liberaron y se le permitió esperar la sentencia definitiva en libertad. Solicitó poder viajar a Uruguay, su país de origen. Se lo concedieron con la salvedad que, si se ejecutaba la condena, debía regresar al país norteño a cumplirla. 


Vivió tranquila en el país hasta comienzos de agosto del año pasado, cuando confirmaron su sentencia y libraron una alerta roja para su detención. 
La jueza Larrieu no hizo lugar al pedido de la Fiscalía de mantenerla 40 días en prisión preventiva mientras se tramitaba la extradición. Consideró que la prisión domiciliaria era suficiente y dispuso que se le colocara una tobillera electrónica  pero “en caso de no ser posible, (se la debería vigilar) mediante contralor diario por la autoridad policial correspondiente al domicilio”. 


El Ministerio del Interior, que no contaba con tobilleras disponibles, indicó que tres veces al día un Policía fuera a ver si Quirque se encontraba en su casa. La audiencia fue el 7 de agosto y el martes 14 de setiembre se fugó.


Luego, la magistrada, en declaraciones a Punto de Encuentro (Universal) expuso que entendió que esas medidas eran suficientes. “De Brasil decían que no había riesgo, que ella había colaborado en todas las etapas”, afirmó. Además, lamentó la falta de tobilleras y aseguró que es un problema común. Quirque respondió “totalmente” cuando Larrieu le preguntó si entendía los riesgos a los que se aprestaba si se fugaba. Señaló que debía cuidar de su abuela con quien convivía y porque había comenzado un emprendimiento de manualidades. 


Fuentes policiales dijeron a El Observador que la sospecha más fuerte es que se encuentra en Brasil, país en el que, en otra de sus andanzas, había conseguido documentos falsos. En estos meses no han recibido ningún dato –ni siquiera falso– sobre su paradero.  Pero este es solo el último capítulo de su prontuario. El anterior, que tuvo como escenario la frontera entre Brasil y Uruguay, es propia de una película de narcos.

 
Fue detenida junto a su pareja, Sergio Suárez –de vínculos con el grupo los Narcos Carolinos de San Carlos– cuando transportaban 40 kilogramos de cocaína desde Brasil hacia Uruguay por el Chuy. Les incautaron los celulares y pudieron probar que tenían una organización montada. 
Sus principales destinos eran Florianópolis y Uruguay. Trabajaban con una mula a la que le habían prometido US$ 4 mil.


De los 40 kilogramos de cocaína que transportaban, uno iba escondido en los revestimientos y la carrocería del vehículo. Al ser interrogados, justificaron los viajes diciendo que planeaban abrir un salón de belleza en Río de Janeiro, pero habían desistido debido al alto índice de violencia. En cuanto a su patrimonio, contestaron que vivían de rentas de casas que tenían en Piriápolis.

La amante que no pudo matar


La tercera no fue la vencida para Quirque y el arquitecto Martín Somoza, que no tuvieron efectividad en sus intentos de terminar con la vida de la contadora Claudia Pereira, en 2008. Pereira y Somoza (ambos de 35 años en ese entonces) habían estado casados casi 10, ella ya le había perdonado un desliz, pero el arquitecto volvió a serle infiel con Quirque (25 años), su compañera de trabajo. Entre los dos, trataron de matarla en tres oportunidades. La primera, fue el 12 de febrero. Para ello, contrataron a un sicario.

Mientras Somoza la esperaba en el auto, la contadora subió a su apartamento. El sicario la esperaba dentro y la atacó por la espalda. Le disparó dos veces, una en el abdomen y otra en el dedo, según el informe publicado en el libro “Historias de Sicarios”, del exdirector de Seguridad y Convivencia del Interior, Gustavo Leal.  Quiso vaciarle el cargador pero las balas no salían. La ató y amordazó con corbatas con las que intentó ahorcarla.
 
Pensó que estaba muerta y se fue, pero luego vio por televisión  que estaba internada en el CTI del Hospital Británico, que sería escenario del segundo intento. Quirque entró al CTI con una peluca rubia y disfrazada de enfermera. Le inyectó lo que creyó era una dosis mortal de insulina. Si alguno de los cónyuges fallecía antes de mayo, todo su patrimonio sería para el otro, puesto que habían comenzado un proceso de división de bienes. 

Este fue el desencadenante del tercer intento, que ocurrió el 13 de abril. El mismo sicario del primer intento junto con un adolescente de su familia la esperaron en la puerta de la casa de su hermana en Parque Batlle. Le dispararon 13 veces. Su rapidez para dar vuelta el vehículo y que su tío haya atinado a abrazarla, le salvaron la vida. 

Esta mujer está loca o es imbatible, pensé. Es un gato (…) Yo no tengo la culpa si la mujer es un fantasma. (…) El tío se puso de escudo, hasta escudo tenía la mujer. ¡Eso parecía los magníficos!”, relató el sicario en el libro.

La investigación de la entonces jueza Graciela Gatti terminó con el procesamiento de ambos y los sicarios involucrados. Somoza y Quirque en calidad de “coautores de homicidio especialmente agravado por premeditación”. 

La fuga que antecedió a la fuga


Tras el encarcelamiento, en noviembre de 2011 fugó de la Cárcel de Mujeres (Unidad 5 del INR) durante el horario de visita. En ese momento escapó hacia Brasil, pero regresó a Uruguay meses después, donde fue recapturada en 2012 en Las Toscas (Canelones) donde vivía con Suárez, su pareja e integrante de una banda narco. 



En ese momento, tenía un pasaporte italiano falso denunciado hacía tiempo como robado en Montevideo, con él había viajado a España y a Brasil, por lo que se le sumó un nuevo delito (falsificación de pasaporte en calidad de coautora en reiteración real).

Fría y calculadora 

“Te encontras con rapiñeros, violadores, asesinos y una veta humana siempre aparece, aunque sea fingida, pero en ella no”, dijo un operador judicial que estuvo involucrado en uno de sus casos a El Observador. Otra persona que tuvo trato con ella la describió como una mujer instruida y sumamente distante. Fría y calculadora.

En sus distintas épocas, siempre estuvo acompañada por “entorno” reducido que le facilitaba ciertos negocios o posibilidades.

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